EL ganadero percibe 21 céntimos por litro de leche y se plantean el cierre de la explotación.
La Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León enviará mañana un técnico a la granja Valdejama para estudiar su viabilidad. Los propietarios de la única explotación de vacuno de leche del municipio de Valencia de Don Juan, cuyos propietarios —miembros de una misma familia— se plantean cerrar después de que el inicio de verse obligados a cambiar el destino de su producción con el inicio de la nueva campaña y bajar considerablemente el precio que percibían por el litro de leche.
El responsable de la vaquería, José Melón, consiguió este compromiso de la consejería tras una reunión que mantuvo con la titular del ramo, Milagros Marcos, y otros tres ganaderos leoneses a los que la industria no recoge la leche desde el pasado 1 de abril.
Con un sector que continúa en crisis —los últimos datos del Fega situaban el precio del litro en España en 0,298 en abril, valor tan bajo como los del pasado verano—, el cansancio hace mella en los productores, especialmente en aquellos que no cubren los gastos con el precio en origen. Es lo que le ocurre a José Melón, al frente de la ganadería, especialmente cuando supo el precio que iba a percibir por las entregas de abril y mayo —21 céntimos—. De entrada, Melón redujo en 35 el número de madres, quedándose en 200 frisonas, para restar 1.000 a los 6.700 litros diarios que producía.
José Melón se puso al frente de Valdejama después de que su hermano, que la dirigía, enfermara. La situación no es halagüeña y ha considerado seriamente la opción del cierre. «Si aún aguanto es por las seis familias que dependen de esta explotación», de nacionalidades marroquí y búlgara. El ganadero quisiera derramar la leche donde todos lo vieran.. «Si no lo he hecho aún es porque en el sindicato me lo desaconsejaron», dijo en referencia a Ugal-UPA.
Hasta el final de la cuota, en marzo de 2015, la leche de la ganadería coyantina se pagaba a 32 céntimos. La última liquidación (marzo) de su lechero de siempre —Piedra Los Mártires— bajaba el precio en tres céntimos y el cambio de lechero supuso otros ocho menos. Es decir, a Valdejama la apertura del mercado lácteo le ha supuesto la pérdida de un tercio del valor de su producción.
LA INDUSTRIA Y LA LECHE ‘SPOT’
Valdejama es la única ganadería que no se encuentra en la montaña que dejó la quesera. El nuevo comprador le pidió la renuncia al contrato de un año, a los que José Melón se negó. «Me cogió sin precio y luego supe que a otro ganadero al que empezó a recogerle le pagaba a 24 céntimos, por lo que esperaba cobrara algo más, 25 céntimos». Pero no fue así. Pese a todo, el ganadero asegura que el comprador «no me engañó».
Cuando Melón supo que Piedra Los Mártires dejaba de recogerle la leche inició la búsqueda de quien le comprara la producción, en un momento en el que llovían las noticias sobre el aumento de leche en el mercado. «Llamé a las puertas de muchos. Unos me dijeron que no querían la leche ni regalada y otros que no podían permitirse dejar de coger leche a 19 céntimos el litro». Piedra los Mártires le puso en contacto con el su comprador actual, que le aseguró «que me daría lo que pudiera ganarle. Como es lógico, trata de conservar sus ganaderos de siempre y los mejores precios son para éstos. A mí me toca pagar las cubas de leche ‘spot’ —venta diaria a granel—».
Desde que cambió de comprador insistió en conocer el precio, pero no lo supo hasta entrado mayo. Las medidas del paquete lácteo no impiden que, en ocasiones, la realidad sea tozuda y en el sector haya quien trabaje al margen de las normas del Ministerio de Agricultura.
Melón atribuye su situación a la necesidad de dar salida a la producción a bajo precio. Así, en Piedra Los Mártires la intención era mantener la relación, «porque yo le daba leche blanca, no como la de las vacas que se alimentan de pasto, que dicen que amarillea». El problema, en su opinión, es que la industria con laque mantuvo una relación de diez años «se cargó de queso, porque compró todas las cubas baratas que le llegaron». A pesar de la jugada, «la quesera cumplió todos los contratos y nos avisó con tres meses de antelación» del final del contrato, reconoce el productor.
Valdejama camina hacia el cierre si las conclusiones del técnico no satisfacen a sus propietarios y a pesar de las 20 hectáreas de base tierra, en lasque el cultivo de maíz y titricale permiten a la ganadería cubrir parte de las necesidades alimentarias de su cabaña y de que el precio de la materia prima ha sido bajo durante meses.
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