La amenaza a una vida de esfuerzo

A las 5.00 horas de la mañana Benito González pone todos los días los pies en el suelo y se levanta de la cama para ordeñar sus cabras. Produce la leche que luego le compra una gran compañía y que se distribuye a través de varios productos lácteos en una conocida cadena de supermercados nacional, donde están al alcance de un buen número de consumidores de todo el país.
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A las 5.00 horas de la mañana Benito González pone todos los días los pies en el suelo y se levanta de la cama para ordeñar sus cabras. Produce la leche que luego le compra una gran compañía y que se distribuye a través de varios productos lácteos en una conocida cadena de supermercados nacional, donde están al alcance de un buen número de consumidores de todo el país.
Así lo hace los 365 días del año este ganadero de la zona de Porzuna que ve con «preocupación» la situación que padece el sector ganadero, especialmente el caprino, en los últimos meses «Si las cosas no cambian, el panorama será desolador», sentencia.
Echa cuentas y vaticina lo peor. Las cifras no le van a cuadrar si la industria sigue rebajando el precio que paga por su leche. En otoño las cosas no le iban mal. El litro se le pagaba a 80 céntimos, pero ahora la recompensa a su trabajo diario se reduce a 50 céntimos por litro de leche. Es el umbral mínimo que puede soportar para hacer frente a todos los costes de producción que se acumulan.
Dar de comer a cada una del millar de cabras le cuesta al día unos 54 céntimos, a los que hay que sumar los costes de mantenimiento y de modernización de la explotación que ha llevado a cabo para tratar de ser competitivo en el mercado actual. Reconoce que depende de la central lechera a la que le vende su producto y que si le da la espalda por el bajo precio que le paga, duda de que encuentre otra empresa distribuidora.
Su negocio se iría al traste y con él, su apuesta por un sector que ha ‘mamado’ de la tradición familiar. «Ellos se escudan en que el mercado está muy mal y tienen que sacar los productos lácteos a precio de coste», lamenta este ganadero, que une su voz a la del resto del sector tras la liberalización del año pasado y que tienen que competir con productores de toda Europa.
A sus 50 años de edad, Benito se encuentra con lo nunca visto: «Ahora te dicen que si quieres irte, te vayas y que ya buscarán otro productor», incluso en otros mercados en los que conseguirán la leche a un precio más económico.
«La inquietud es muy grande», reflexiona este ganadero que, al fin y al cabo, es sólo uno de los que se ubica en el Valle de Alcudia, el principal ‘granero’ de cabezas de caprino de la provincia.
El retraso de los pagos de la Política Agrícola Común (PAC) que sufren tampoco ayuda a mirar con algo más de optimismo el futuro negro que se cierne sobre su explotación. Además, es escéptico en cuanto a la reforma de la PAC que se ha llevado a cabo a pesar de que contempla una línea de ayudas específica para la ganadería.
«Se habrá hecho con muy buena fe, pero, viendo caso por caso, a algunos les debería dar vergüenza por lo que se ha hecho», dijo cuestionando que a algunos «lobbys» vayan a recibir cuantiosas subvenciones, mientras que los ‘pequeños’ sufrirán un reparto no equitativo. «Es el timo de los derechos especiales», critica este ganadero ante la falta de soluciones reales.
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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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