Siguen sin cumplir con la finalidad última con la que fueron creados.
Concebidos en el paquete lácteo como la principal y más valiosa herramienta que tendrían los ganaderos para regular sus relaciones con la industria una vez desapareciesen las cuotas, los contratos lácteos siguen sin cumplir con la finalidad última con la que fueron creados. Detrás del fracaso se encuentran factores como una duración limitada, un discreto nivel de implantación y, sobre todo, la escasa capacidad de los productores para imponer sus condiciones.
Hoy se reúne la interprofesional láctea (Inlac) para conseguir contratos justos y llegar a acuerdos en aspectos básicos. Como el precio. Los borradores que maneja el Ministerio de Agricultura y la Inlac recogen la posibilidad de que sean fijos, mixtos o variables. En este último caso se apuesta porque estén referenciados a los índices que calcula la propia interprofesional.
También se analizará la duración de los contratos. El ministerio quiere que sean por un año, con la salvedad de que pueda ser el ganadero el que renuncie a esta condición. Se temen las presiones de la industria.
Los contratos también deben recoger las cantidades que se comprometen a entregar y recoger ganaderos e industrias, respectivamente. Se establece un margen del 10 %.
Además, ganaderos e industrias también deben reflejar por escrito la composición y calidad de la leche así como las primas o descuentos por estos conceptos.
Inlac también analizará qué pasa en caso de incumplimiento, punto esencial habida cuenta de lo sucedido hasta el momento para el sector productor. Se contempla la puesta en marcha de una comisión de seguimiento que velará porque ambas partes cumplan lo pactado bajo riesgo de tener que indemnizar al contrario por no hacerlo.
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