El día después de conocerse la decisión de la multinacional francesa Lactalis de cerrar la planta de Lauki de Valladolid servía para mostrar una vez más el rechazo de la sociedad en general, y del sector del vacuno de leche, en particular.
Todavía no se entienden los motivos por los que la empresa ha tomado esa decisión, que dejará en la calle a 85 trabajadores, además del daño que podrá hacer a los más de cien ganaderos afectados proveedores de la planta, como el abulense José Ángel Echevarría, en la imagen, e incluso a los transportistas.
Unos motivos, los económicos y de descenso de las ventas que ha esgrimido la empresa, que el propio presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, se atrevía a calificar de dudosos, durante su intervención en la asamblea general de socios de Empresa Familiar, ayer en Burgos.
Juan Vicente Herrera mostraba también en sus palabras su rechazo al cierre de la planta vallisoletana, y aseguraba que una multinacional del tipo que es Lactalis «tiene mil maneras y fórmulas para no tener que llegar a tomar una decisión como esta».
En este sentido, ganaderos de UPA y Coag, organizaciones que conforman la Alianza por la Unidad del Campo reclaman a Lactalis que devuelva las ayudas públicas que recibió para asentarse y mantener su producción y el empleo en esta planta. Mientras que desde el sindicato CCOO recuerdan a la dirección de empresa que en 2014 la plantilla hizo un esfuerzo importante para favorecer la viabilidad de la planta, con bajas incentivadas y traslados a otras fábricas españolas, y que sólo por eso no puede dejar en la estacada a los 85 trabajadores.
Finalmente, el Grupo Municipal del PP de Valladolid plantea al equipo de gobierno un moción institucional de apoyo a la permanencia de la planta y en solidaridad con los ganaderos y trabajadores afectados.
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