Cálculos con muy mala leche

La fórmula para fijar el precio que cobran algunos ganaderos, un auténtico galimatías. La mayoría de las granjas cobran una cantidad fija, el problema está en los precios variables
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La fórmula para fijar el precio que cobran algunos ganaderos, un auténtico galimatías. La mayoría de las granjas cobran una cantidad fija, el problema está en los precios variables
Imagínese que para calcular la cuantía de su nómina tenga que saber cada mes lo que cobra un trabajador belga, francés o alemán con un empleo similar al suyo. Que, además, deba dominar la evolución de hasta otros siete parámetros distintos, alguno de ellos relacionados con el precio al que se vende el producto que usted elaboró. Y que, para colmo, la mayoría de estas cifras no aparezcan publicadas ni en su idioma ni en lugares de fácil acceso para el común de los mortales.
Pues eso precisamente es lo que están viviendo algunos de los ganaderos que se han visto obligados a firmar contratos lácteos que incluían el sistema de referenciación para calcular la totalidad o una parte importante del precio al que le será liquidada su materia prima. Es decir, que la cotización mensual de su leche varía en función de cómo lo hagan, por ejemplo, el coste de los piensos, la leche en polvo, el queso, la mantequilla, la nata o, incluso el transporte de estos productos. Además de estar directamente vinculados a las cantidades que cobren los ganaderos de países como Portugal. Alemania, Francia, Bélgica o Holanda.
En opinión de los expertos, el sistema de precios variables o mixtos referenciados es, probablemente, el método de cálculo más justo para hallar el precio de la leche. Si bien, precisan, es necesario que se escojan parámetros perfectamente representativos y constatables por parte de industrias y ganaderos, circunstancia que en muchos casos no se está dando.
Bien es cierto que la mayoría de las granjas disponen de contratos a precio fijo -algo más del 80 % según los últimos datos publicados por el Ministerio de Agricultura- y que, con esta modalidad, no es normal que se den grandes sorpresas. Salvo, claro está, aquellas derivadas de las sustanciales variaciones que, a veces y sin explicación aparente, tienen las analíticas a las que cada mes se somete la materia prima de cada granja y, cuyos resultados son determinantes para establecer el precio de la leche. «Ás veces ata desconfío de que as miñas vacas estean tomando algo a maiores pola súa conta, a escondidas de min, porque non é normal o que pasa algún mes coa porcentaxe de graxa, proteína ou mesmo co punto crioscópico», ironiza un ganadero de Mazaricos que reconoce descuentos de hasta 2.000 euros en alguna factura por una sospechosa evolución negativa de las analíticas de su leche.
Todo ello por no hablar de problemas mayores derivados de la presencia de inhibidores o, lo que es lo mismo, restos de antibióticos, medicamentos o detergentes utilizados para el tratamiento de animales o instalaciones. En estos casos, la leche debe destruirse y el ganadero hacerse cargo de su coste.
Los ganaderos no sospechan del Ligal (Laboratorio Interprofesional Galego de Análise do Leite) donde se analizan todas las muestras, sino de la forma en la que algunos primeros compradores las recogen en el tanque de frío, en determinadas ocasiones.
http://www.lavozdegalicia.es

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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