Acerca de las crisis lácteas I

"Una crisis global y otra española; una necesaria visión a largo plazo, subir el precio de intervención no es la solución" Tomás García Azcárate
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«Una crisis global y otra española; una necesaria visión a largo plazo, subir el precio de intervención no es la solución» Tomás García Azcárate
En esta primera entrega, presentamos una visión de las crisis lácteas y explicamos porque subir el precio de intervención no es una solución. En una segunda, abordaremos unas ideas Tomás García Azcáratepara el corto plazo, incluyendo el reciente acuerdo lácteo.
El lector habrá notado que le título de esta entrega habla de crisis lácteas en plural porque, como pasó con las crisis económicas que estamos todavía sufriendo, hay a mi juicio dos crisis lácteas simultáneas y acumulativa: una crisis global y una crisis española. Ambas merecen ser analizadas por separado porque sus causas y posibles evoluciones y soluciones son distintas. No hacerlo, a mi juicio, contribuye a alimentar la confusión en la que estamos sometidos.
Acerca de las crisis lácteas I
La crisis global
Todos los analistas siguen convencidos que, a medio y largo plazo, las perspectivas del mercado mundial son de un aumento de la demanda, en Asia y en áfrica especialmente. Pero los ritmos de crecimiento de la oferta y la demanda pueden no estar acompasados y se pueden producir choques a corto plazo tanto de la oferta como de la demanda. Por lo tanto, podemos ver situaciones de escasez de productos en un momento determinados con precios entonces elevados o de exceso de oferta con precios a la baja.
Esta es exactamente la situación que vivimos actualmente.
La producción está aumentando en los principales países exportadores:
La demanda se ve impactada por el embargo ruso y la disminución de las importaciones chinas. Por ejemplo, las de leche en polvo entera han disminuido en un 55% entre enero y julio, comparadas con las del año anterior; las de mantequilla en un 36%.
Cuando los Ministros de agricultura aprobaron por unanimidad y bajo Presidencia francesa (dos datos que algunos se empeñan en olvidar tanto en España como en Francia), es decir en el año 2008, decidieron que las cuotas lácteas desaparecerían en abril del 2015. Nadie pensaba, evidentemente, que nos íbamos a encontrar inmersos en una “tormenta perfecta” por recoger la acertada expresión empleada por Felipe Medina en la excelente entrada “Del aterrizaje suave al aterriza como puedas” de su siempre interesante blog “Sin agricultura, nada” publicada el 22 de septiembre 20151 . Todo esto a pesar de que la fortaleza del dólar frente al euro ha dado un respiro a las exportaciones europeas.
La crisis española
Esta crisis global tiene consecuencias negativas para el conjunto de los productores europeos. El precio medio europeo de le leche pagada al ganadero fue de casi 30 céntimos el litro, pero el precio español era notablemente inferior, lo que es aún más sorprendente a primera vista ya que España es un estado miembro deficitario. Lo primero, lo más fácil, es buscar al culpable fuera del sector. Por supuesto, el candidato perfecto es la gran distribución., y es verdad que la utilización de la leche líquida como producto reclamo, a veces regalándola, es parte del problema. Pero gran distribución también hay en otros Estados miembros, en Francia muchas de las mismas cadenas y Alemania es la tierra prometida del “hard discount”. Sin embargo, no llega la sangre al rio, no llegan a ofrecer 6 litros de leche gratis por cada compra de más de 25 €, por poner uno de los ejemplos más escandalosos que conozco.
En España tenemos la “tormenta plus quam perfecta”, miremos la situación bajo el ángulo que lo miremos.
El sector productor está desorganizado. Ha sido incapaz de montar un potente sistema cooperativo como han hecho otros agricultores europeos. Oportunidades hubo pero la división del sector, las riñas personales y políticas, impidieron transformarlas en realidades.
La mayoría de la leche producida en España se comercializa como leche líquida, UHT. Esta es el producto banalizado por excelencia, con poco valor añadido, en el que las empresas de otros Estados miembros comercializan lo que no han podido valorizar de otra forma. En otras palabras, nunca nuestros costes medios podrán competir con los costes marginales de los demás. Además, predomina la marca distribuidor.
La producción láctea española es hoy generalmente intensiva, a base de maíz y soja importados, dando la espalda a los recursos forrajeros locales. Por un lado, las explotaciones sufren de lleno la volatilidad de los precios mundiales; por otro, siempre habrá alguien más competitivo que un ganadero gallego para producir leche UHT vendida en Madrid o Barcelona con maíz francés o ucraniano y soja de Brasil. Tanto en Irlanda como en Alemania, las explotaciones que mejor están resistiendo la crisis son aquellas que movilizan los recursos forrajeros propios y que menos dependen de las compras afuera de la explotación.
En este sentido, la desaparición de las cuotas lácteas debería modificar profundamente el mapa productivo en España, con un desplazamiento de la producción desde la Cornisa hacia Castilla y León donde existen recursos, alfalfa y cereales; más cerca de los centros de consumo; con ventajas logísticas tanto en recogida de la leche como en comercialización de los productos. Seguirán aquellos ganaderos capaces de valorizar sus producciones fuera del agujero negro (o más bien blanco) de la leche UHT
La desesperación de muchos ganaderos que han sido empujados en un callejón sin salida, a base de explotaciones más grandes, más intensivas, con más capital, más endeudadas y por lo tanto más frágiles financieramente, produciendo cada vez más para consumidores cada vez más lejanos, es perfectamente lógica y comprensible. Reclaman soluciones, ya!
Pero existe el peligro que, bajo la presión política a corto plazo, se tomen medidas que ahonden la crisis a medio y largo plazo. ¡No hay buenos vientos para el marino que no sabe a qué puerto se dirige!
Una necesaria visión a largo plazo
El concepto dominante de “competitividad” está normalmente basado en el corto plazo y casi exclusivamente en el precio de venta. Deberíamos esforzarnos en poner en el centro de una posible estrategia de futuro el concepto de “sostenibilidad”. Este cambio de rumbo no se hará de un día para otro.
A mi juicio, la ganadería del futuro se basará cada vez más en los alimentos que dan nuestras tierras y se orientaran hacia productos con mayor valor añadido.
Por otro lado, nunca es demasiado tarde para intentar recuperar parte del tiempo perdido en la organización comercial de la producción para vender juntos, y producir juntos si así lo desean.
Esta visión se declina en el ámbito europeo y nacional (y autonómico) en lo que se refiere a las administraciones pero también a los productores.
A nivel europeo, el principal tema es el evitar el abuso de posición dominante de las autoridades de la competencia que disfrutan de una situación de cuasi monopolio de la decisión política. Los intentos, voluntariosos pero infructuosos, tanto del Comisario Dacian Ciolos como del eurodiputado Michel Dantin, no han conseguido movilizar suficientemente la excepción potencial al derecho de la competencia que el Tratado de Roma ha previsto para el sector agrario.
Los que me conocen saben que este es uno de mis caballos de batalla desde los finales del siglo pasado, con las organizaciones de productores de frutas y hortalizas, sus asociaciones y las interprofesiones. El tema deberá ser una de las estrellas de la próxima (y necesaria) reforma de la PAC. Pero sobre ello tendremos ocasión de volver más adelante.
Para que está batalla sea posible, y sobre todo sea posible esta vez ganarla, debe existir una potente movilización de los propios productores. Hasta hoy, a pesar de que técnicamente el sector lácteo es el que más fácil tiene la gestión privada y preventiva de las crisis, es también uno de los que está mentalmente (hasta ahora) más reticente a promover estrategias colectivas.
A nivel nacional, sería necesario emprender una reflexión participativa con el conjunto del sector. Algunas de las pistas posibles que se me ocurren, son la movilización de las tierras y parcelas abandonadas; la promoción de explotaciones de trabajo en común o, al menos, que compartan determinadas actividades; la organización de un servicio de substituciones para permitir a los ganaderos y sus familias el disfrutar de fines de semana y de vacaciones; una estrategia integral de valorización de las producciones , desde la definición de los productos a su comercialización pasando por su producción y promoción; la profesionalización de la gestión cooperativa y mecanismos que faciliten la participación de, y el control democrático por, los socios …
Subir el precio de intervención: no es una buena idea
Algunos reclaman la subida del precio de intervención para la mantequilla y la leche en polvo, de tal manera que funcione como precio suelo por debajo del cual no puedan caer los precios de mercado. No creo que sea una buena idea.
El coste medio de producción es el resultado de unos costes fijos muy elevados y unos costes variables muy bajos. Por esto, el productor individualmente tiene interés en aumentar su producción para rebajar su coste medio al dividir sus costes totales por un mayor número de litros.
En cuanto el nuevo precio de intervención ya no sea una red de seguridad sino se aproxime al coste medio, como solicitan algunos, la producción aumentara y las ventas a la intervención explotarán. En un contexto de exceso de oferta, los productores recibirían la señal de que pueden aumentar su producción. El resultado sería un ahondamiento de la crisis y/o la explosión de los costes de la intervención. Estos favorecerán a aquellos productores que puedan producir más, más barato, es decir a los grandes productores. Además harían más atractiva la producción de leche en polvo y mantequilla, desestimulando las iniciativas para producir productos de calidad, quesos y productos típicos y específicos.
Pan para hoy y mucha hambre para mañana. Sería un ejemplo de libro de medida a corto plazo totalmente contraproducente y contradictoria a medio y largo plazo.
De las medidas posibles a corto plazo, intentaremos decir algo útil en la próxima píldora.
Tomás García Azcárate
http://www.agronewscastillayleon.com

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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