En su momento glosamos la presentación presidencial “política industrial contundente” expuesta en el enlace No. 420, con una visión futurista hacia el año 2025, en que seleccionó como productos ganadores o de grandes posibilidades de desarrollo, los elaborados de cacao, palma africana, pesquería, acuacultura, lácteos, balanceados y flores, algunos de real proyección exportadora, pero en el caso de los lecheros, buscaba sustituir importaciones, aumentar el consumo doméstico y fomentar nuevos rubros procesados.
El cuestionamiento radicó en que quedaron fuera muchos de iguales o mayores perspectivas. Concordantemente, en los planes promocionales del Ministerio de Industrias se determinó como meta a alcanzar la industrialización de uno de los subproductos de la leche: el lacto suero.
El lacto suero es una sustancia líquida resultante de la elaboración de queso, estimándose que por “cada kilo de queso resultan de 8 a 10 kilos de suero” (MIPRO 2013), de allí que, al decir de los ganaderos, diariamente se obtiene en Ecuador, en ese proceso, 900 mil litros de suero, susceptibles de ser aprovechados industrialmente, dentro de la cadena láctea, elegida como prioritaria por el régimen. Afirma el profesor colombiano Parra Huertas “el lacto suero es una fuente económica de proteínas que otorga múltiples propiedades a una gama de alimentos”. De él se puede obtener etanol, ácidos orgánicos, bebidas alcohólicas y fermentadas, concentrados proteínicos infantiles y muchas otras aplicaciones. Adicionalmente el descarte irracional del suero provoca daños ambientales de gran magnitud, que impone una correcta utilización.
Pero, la circular No. 05 del SRI, de 9 de marzo, grava con 12 % al lacto suero nacional, frenando el crecimiento de las queserías, encareciendo ese subproducto. Uno de los incentivos agroindustriales es la tarifa 0 de IVA, para sus materias primas que ahora se elimina a un importante eslabón de los lácteos.
El organismo tributario contradice la política gubernamental de estimular la utilización industrial de lacto suero, maravillosa oportunidad de reflejar en hechos la verborrea oficial del eslogan: “producir más, producir mejor y producir cosas nuevas”.
Organizaciones de ganaderos apoyan el gravamen al suero, por su ilegal uso mezclado con leche y la confusión con bebidas proteicas más baratas.
El Ministerio de Industrias (2013) contradice, señalando que el consumidor tiene la capacidad de elegir, por las notorias diferencias de calidad entre la sustancia original y sus industrializados.
Los controles estales evitarían el engaño.