Vigencias futuras

Cuando cumplí 9 añitos, mi abuelo me regaló una vaca, blanca baya, que amamantaba a una ternera de dos meses. La emoción del regalo se complementaba con la experiencia de ir temprano al corral a aprender a ordeñar.
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Cuando cumplí 9 añitos, mi abuelo me regaló una vaca, blanca baya, que amamantaba a una ternera de dos meses. La emoción del regalo se complementaba con la experiencia de ir temprano al corral a aprender a ordeñar. Me di cuenta de que la leche que producía la vaca hacía parte de la producción del hato de don Gilberto y era vendida todas las mañanas a la cooperativa, ¡la vaca producía dinero!, y me puse en la tarea de recibir mi parte y obtuve una explicación inmediata. Efectivamente, la vaca era mía, pero tendría que “pagarla” en la modalidad de al partir, que consistía en que a pesar de que la vaca era mía el producido de la leche seguía siendo de mi abuelo y las crías serían compartidas cuando en el futuro terminara el negocio.
Como el mejor minhacienda, proyecté el precio de la leche y estimé el valor futuro del ganado, en 10 años tendría 5 crías y una vaca, ya mayor con 11 partos, que podría ser la base de mi nueva ganadería. Como iba a ser rico, cuando ‘necesité’ una bicicleta nueva, cambié mi vieja Player por una moderna Monark que compré fiada para pagar en cómodas cuotas mensuales. Cumplí los 15 y consideré ‘indispensable’ comprar, a crédito, un moderno equipo de sonido porque la vieja radiola de la casa estaba pasada de moda, aunque sonaba fuerte y claro, tal como –descubrí hace poco–, todavía lo sigue haciendo. A los 18, aburrido de El Rodadero y viendo a algunos amigos viajeros, me embarqué en un Círculo de Viajes Universal que me llevó a los Miamis y seguía fiando confiado en que la vaca, las novillas y las nuevas crías me cubrirían los gastos adquiridos por anticipado.
El día que necesité de verdad una platica para pagar la universidad, comprar una calculadora y los útiles básicos para continuar mis estudios me di cuenta de que el litro de leche lo pagaban al mismo precio de hacia 7 años, que el kilo en pie había bajado ante una inundación de pollo transgénico gringo, y que el salario básico del ‘mayordomo’ que me vigilaba las reses sí había aumentado religiosamente todos los años a par y paso con la inflación. Me tocó malvender los animales, cortar los placenteros viajes a la Florida y hasta vender el equipo de sonido que trepidaba los viernes hasta altas horas de la madrugada.
Cualquier parecido de esta historia con la situación del país no es pura coincidencia. Nos regalaron petróleo, carbón y gas, nos los comimos, no guardamos nada y gastamos innecesariamente solo para hacer politiquería, y además seguimos gastándonos lo que ya no vamos a ganarnos en el futuro porque los comodities se fueron al suelo, el IPC pa’rriba y el US$ peor. Las vigencias futuras van por encima de los 80 billones de pesos, el déficit fiscal galopa, la olla está raspada y nos van a bajar la calificación –nos restringirán el crédito–. La ‘situa’ que viene es tan complicada que los USD 450 MM que esperamos de Obama mejor que no se los aprueben porque vamos a quedar debiéndole el favor al moreno sin que el “paz Colombia” funcione.
Mi abuelo, luego de explicarme el negocio me terminó diciendo: aprende desde chiquito a no comerte lo que todavía no te has ganado. Me tocó también vender la bicicleta.
Por: Fernando Arteta
fernandoarteta@gmail.com
http://www.elheraldo.co

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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