Isabel sobrevive a punta de ‘teta’

A Isabel Torres Luna, una joven madre de 28 años, las ‘tetas’ le han dado para conseguir casa y costear el estudio de sus tres hijas.
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A Isabel Torres Luna, una joven madre de 28 años, las ‘tetas’ le han dado para conseguir casa y costear el estudio de sus tres hijas.
A las ocho de la mañana inicia su jornada laboral, desde el barrio Panorama. Con una caminata a paso lento, visita a sus habituales clientes. Gasta más de dos horas hasta llegar al centro de la ciudad, donde también la esperan.
La acompañan pepita, negra, paquita, manchas y teresa, cinco chivas mansas de color negro, café y blanco.
“Llevo ocho años trabajando con la leche de chiva. Llegué a esta labor por un vecino que tenía muchos animalitos y me dijo que si quería ordeñar mientras conseguía empleo”, dijo Isabel.
Diariamente se gana 40 mil pesos. Cada chiva produce entre cinco y diez vasos de leche. El cliente escoge si la quiere con café, miel, cola granulada o pura.
“La chiva con la que empecé tiene ocho años, lo que llevo en esta labor. Se llama Claudia Cecilia, a ella no la cambio por nada, morirá con nosotros”, agregó la joven madre.
En casa tiene 16 chivas. Las turna cada semana para que no se cansen y den buena leche.
“Ellas caminan tranquilas en las calles, porque están bien alimentadas, ya están acostumbradas al trajín diario”, afirmó Isabel.
Durante la jornada laboral las chivas son hidratadas y consentidas por algunos comerciantes del centro.
“Las señoras que venden el salpicón siempre les guardan las cascaras de las frutas. Ahí de una vez les doy agua”, dice.
Para Luis Ignacio García, un hombre de 60 años, que la espera todos los días, la leche le da energías y ganas de vivir.
“Esta si es de alimento, contiene calcio y muchas vitaminas. Los niños que se críen con esta leche salen hiperactivos. La mejor edad para empezar a tomarla es a los 50, porque a la mujer y al hombre, empieza apagársele todo”, añadió en medio de risas.
¿Intolerancia a la lactosa?
Alega que cada día se encuentra personas, que no están de acuerdo con su oficio.
“En las calles hay dificultades. La gente me dice que las chivas están muy flacas, pero es por contextura. Si estuvieran mal no darían buena leche”, anota.
Los agentes de policía, le llama la atención sobre el manejo del estiércol. Ella asegura que ya tiene calculadas las horas de ir al baño de sus chivas. (Aunque el día del reportaje, los cuadrúpedos no aguantaron la demora de las fotos y entrevistas, e hicieron de las suyas).
Mientras recoge el popo, nos cuenta que les inculca a sus hijas el amor por el trabajo honrado.
“En el colegio las molestan, les dicen las hijas de la lechera. Antes se ponían tristes, pero ya no les afecta. Me he encargado decirles que no deben sentir vergüenza”, afirmó.
Negocio
La venta de la leche de chiva en Neiva, se ha convertido en una oportunidad de trabajo para los opitas. El negocio se ha concentrado y crecido en los sectores más populares de la capital opita. Donde prima el desempleo.
“Somos más de 13 vendedores de leche. Siete en Las Palmas, dos en Canaima, tres en Galindo y una en Panorama”, concluyó Isabel Torres Luna.
http://www.lanacion.com.co/index.php/component/k2/item/274593-isabel-sobrevive-a-punta-de-teta

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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