Cuando hay que botar la leche

Es de conocimiento común que la leche es un negocio pésimo para quienes la producen porque su precio de venta no suele compensar los costos de producirla, y porque los ciclos de lluvias y veranos también afectan su precio.
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En épocas secas sube el precio, pero como baja dramáticamente la producción, los ingresos nunca alcanzan; y cuando llueve y hay pasto verde, se incrementa geométricamente la producción, pero baja en igual proporción su precio porque hay abundancia, así que vivir decentemente de la leche es una proeza que pocos productores y sus familias pueden lograr.
Hay encima de todo lo anterior una ironía, y es la exhortación del Estado a los ganaderos a ‘tecnificar’ para producir más en menos tierra, y cuando algunos siguen el consejo estatal y aumentan su productividad y producción a base de esfuerzos genéticos con su ganado y de mejorar tierras, abonar y hacer reguíos, entonces todo ese gasto es perdido ante ya no solo el bajo precio de la leche, sino que los procesadores de leche recurren a leche en polvo importada muy barata y dejan de comprarle a los productores nacionales para comprar productos de países que subsidian a sus ganaderos, dándose una competencia desleal y destructiva para el campo colombiano.
Ayer los noticieros de televisión nacionales mostraron como la ganadería El Madrigal, en Santander (cuyo propietario es socio de esta casa editorial), comenzó a botar la leche que se le ha dañado en sus tanques de almacenamiento porque ya no solo le bajaron el precio, sino que le anunciaron los procesadores que no le comprarán más. Regalar grandes cantidades de leche antes de que se dañe exige una logística costosa, así que botarla termina siendo el único camino viable para la mayor parte que no será comprada.
No entendemos cómo el Estado fomenta la producción agropecuaria y luego permite que sus productores se quiebren, ya que lo que le pasa en Santander le pasa a otros miles de productores de distinta escala en todo el país, mermándoles sus ingresos familiares a miles de pequeños y medianos ganaderos que se supone iban a mejorar su modus vivendi, y para rematar, en un campo que si bien será abandonado por las Farc, está siendo copado por otros grupos al margen de la ley.
El Estado tiene que volverse más serio para no terminar de perder su credibilidad, y no debe olvidar que la paz también depende de conservar los empleos, y producir leche es intensivo de mano de obra, por lo que defender esta industria es especialmente importante para el bienestar del agro, donde está la mayor pobreza del país.
http://www.eluniversal.com.co/opinion/editorial/cuando-hay-que-botar-la-leche-12654

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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