Genética, tecnificación e integración de la cadena hacen que el Reino de los Países Bajos genere 14 mil millones de kilos de leche anuales y exporte US$ 7,2 mil millones.
El paisaje es conocido: molinos de viento, praderas verdes entre pequeñas casas y vacas pastando en calma. Tan potente es, que incluso está determinando cambios en la forma de manejo animal, llevando a que quienes, por eficiencia. prefieren tener a las vacas en los establos las devuelvan al pasto y que la industria pague un poco más por esa leche.
Las vacas lecheras en Holanda van mucho más allá del paisaje. De hecho, el sector lácteo es un potente motor de la economía del Reino de los Países Bajos, como se llama oficialmente el país. Según explica el sitio de la Asociación Holandesa de Leche, 8 centavos de cada euro ganado por una compañía holandesa en el exterior proviene de la leche. En conjunto, la producción primaria y la industria procesadora generan el equivalente a 12 mil millones de euros al año. El sector está formado por 17 mil granjas, que tienen en promedio 89 vacas cada una, de acuerdo con lo que explica Bart Vrolijk, consejero Agrícola del Reino de los Países Bajos para Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay. Con ellas, el país genera 14 mil millones de kilos de leche anuales, de los que el 70% va a la exportación, la que representó US$ 7,2 mil millones en 2015.
Si bien la mayor parte del año los animales están en el campo, en épocas de mayor frío, se manejan en establos. Sin embargo, en los últimos años la tendencia había sido de aumentar la producción bajo techo, pues facilitaba el manejo. Sin embargo, eso está cambiando.
«Hay productores que por razones de eficiencia han tendido ha mantener a las vacas todo el año adentro. Pero cada vez hay más demanda de los consumidores y de los habitantes porque la vaca esté afuera. Y hay cooperativas que pagan por la leche que viene de las que están en el campo, porque se busca estimular que estén en su ambiente natural y, además, porque con ello se trabaja también la imagen que se tiene del país».
De acuerdo con Vrolijk, quien será uno de los expositores en el seminario «Mayor Eficiencia y Productividad del Sector Lechero de Chile», que este miércoles organiza la embajada de Holanda en Osorno, el sector holandés está obligado a ser muy eficiente, por su alto costo productivo. Una hectárea puede costar US$ 80 mil.
Un tema clave en la eficiencia es la genética.
«La inseminación artificial con genética holandesa es permanente. Hay registros de todos los indicadores de los animales, lo que implica tener información de qué tipo de animal usar para cada objetivo», plantea.
Además, los productores son altamente tecnificados, lo que se refleja en que el 25% de las granjas tienen robot ordeñador. «Ello permite un manejo más fluido de los animales. Hace más rápido el proceso y, además, que la producción aumenta en cerca del 20%. Esto porque una vez que el animal se acostumbra prefiere la ordeña por la máquina, pues es más tranquila. La vaca va por su propia iniciativa, el sistema registra todo e incluso si intenta ingresar por una cuarta vez, no se lo permite. Todo esto logra un manejo individual por animal. El agricultor lo puede ver desde su smartphone», cuenta.
Y no solo en ordeña. El chip que tiene cada animal informa de inmediato cualquier alteración, lo que hace que se pueda enfrentar muy rápido cualquier enfermedad.
Pero otro elemento que ha llevado al alto nivel al sector lechero holandés es que se trabaja con una cadena integrada. Así, la producción primaria está complementada por 20 plantas de procesamiento, donde la más importante es la cooperativa Friesland Campina, que reúne a cerca del 75% de la producción.
«Si bien en general el valor de la leche está indexado al precio internacional, existe una cooperativa que es muy grande, entonces los productores pueden compensar el precio de la leche con lo que también se gana por la venta del producto ya terminado»; explica
Además, insiste en que tanto la industria como la producción primaria se necesitan.
«Al final del día, todos los actores tienen que pensar en la cadena y no solo en su área. La transparencia lo permite, y eso implica tener confianza, la que se logra al tener un diálogo con el mismo objetivo de tener un ingreso equilibrado para todos los actores».
Patricia Vildósola E.
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