52 lecherías cerraron en La Araucanía en seis años

La caída de las lecheras en La Araucanía es de un 38% entre 2011 y 2017. La principal razón es el aumento de las importaciones que realiza la industria en desmedro de la producción interna y un margen de utilidades que muchas veces no permite la reinversión, dado que el pago por litro de leche en promedio son 220 pesos y no se ha movido en mucho tiempo.
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Esta distorsión que genera el mercado, como consecuencia acumulativa de los TLC y el comportamiento de la industria, ha provocado que la importación de leche equivalga al 40% de la recepción de leche nacional el año pasado y cuyo porcentaje se ha mantenido según Fedeleche.
A modo de equivalencia en litros de leche: «uno de cada tres litros que se consumen en Chile es importa-do, lo cual no nos parece razonable», puntualiza el presidente de FEDELECHE, Eduardo Schwerter. A este factor detonante se suma en la Región el cambio climático que de sorprenderá productor mal parado lo da vuelta, falta de homogeneidad en la gestión y el conflicto paraliza las inversiones y las mata, como le sucedió a la familia Luchsinger el año 2015 en Vilcún, ya que luego de un atentado, su lechería quedó absolutamente destruida.
Según antecedentes que entregó el presidente de APROLECHE ARAUCANÍA, Rodrigo François, en la Región el año 2011 había 135 lecherías. “Esa cifra disminuyó a 92 en 2016 y solo el año pasado se cerraron 9 más. Así que en los últimos seis años han debido reinventarse 52 productores lecheros”, detalla el dirigente, quien es un ex productor que no pudo doblarle la mano a una dura sequía estival y se vio en la obligación de vender y cerrar.
La situación preocupa al gremio y a los productores que van quedando, a quienes, en esencia, les corre, prácticamente, leche por las venas. La mayoría son segunda o tercera generación y están ligados, afectivamente, al campo y sus vacas. Pero como el mercado es el mercado y nadie lo discute, el salvavidas y la esperanza de aumentar la producción de leche nacional por estos días está en el Congreso con el proyecto de Ley que presentó la senadora Carmen Gloria Aravena en conjunto con el senador Manuel José Ossandón, moción que establece la obligación de etiquetar en el envase de la leche y productos lácteos, su origen y tipo de producto.
El gremio entiende que se trata de una legislación necesaria, sobre todo, ahora, luego de la llamada “guerras de la leches”, en el marco del viral ciudadano que llama a consumir productos Colun por sobre las otras marcas del mercado.
DIRIGENTES
Según el presidente de FEDELECHE, Eduardo Schwerter, la lechería nacional se encuentra atravesando un momento muy complejo. El gremio estima extraoficialmente que unos 10 mil productores han dejado la actividad desde Valparaíso hasta Los Lagos. La producción interna no levanta cabeza y refleja una tendencia a la baja, mientras el precio pagado a productor tampoco despega, a lo que se suma que las importaciones lácteas siguen mostrando una alta participación en nuestro mercado. Solo el año 2017 las importaciones sumaron 830 millones de litros equivalentes, vale decir, uno de cada tres litros que se consumieron en el país fue importado y hoy esa participación se mantiene, lo cual no nos parece razonable, toda vez que Chile es uno de los países en el contexto mundial con mayores ventajas comparativas para producir leche y abastecer plenamente su consumo”.
“Falta de estímulos y perspectivas para los lecheros nacionales”, es la razón que expone Schwerter para explicar por qué la industria está estancada y a la baja. “Chile se ha convertido en un país deficitario e importador neto de leche, con una clara sustitución de producción interna por importaciones, de las cuales desconocemos su trazabilidad”, advierte el dirigente.
El representante gremial detalla que el cierre de lecherías ha sido más evidente en Chile que en otros países, según un informe independiente divulgado por Rabobank y obedecería a que el el mercado interno de compra de leche fresca es imperfecto, evidencia una alta concentración en el poder de compra y fallas estructurales de competencia, que han consolidado una asimetría en la cadena láctea, lo que afecta en forma negativa el precio que reciben los productores de leche de nuestro país”.
Lo anterior, graficó Schwerter, “se traduce en una baja rentabilidad que termina significando un importante número de cierre de lecherías, con el consiguiente efecto negativo en puestos de trabajo y en el desarrollo económico y social, especialmente en las zonas rurales de las regiones, donde la producción de leche es un motor de crecimiento relevante”.
Consultado por el cierre de lecherías en La Araucanía, el presidente de la Federación Nacional de Productores de Leche manifestó su preocupación en el marco del alto porcentaje de ruralidad de la Región, ya que pudiendo esta actividad ser un aporte regional, en la práctica, representa solo el 6% de la recepción nacional de leche.
“Como FEDELECHE y APROLECHE ARAUCANÍA estamos ciertos que ha sido una de las zonas más golpeadas a raíz del incremento sostenido de las importaciones lácteas y las condiciones actuales del mercado de compra de leche, junto con la violencia terrorista que representa un verdadero flagelo, en general, para la agricultura, y en particular, para los productores, sus familias y colaboradores, algunos de los cuales han visto siniestradas sus lecherías a tal punto de dejarlas inutilizables”.
DEFENSA DEL SECTOR
En ningún caso, la defensa de los productores locales significa que FEDELECHE esté en contra del libre comercio o que pretendan impedir la importación de productos lácteos, según enfatiza Schwerter, quien explica que se espera se haga realidad la aplicación de salvaguardias que se presentó el año pasado ante la Comisión Antidistorsiones para defender la producción nacional. “Esperamos que este instrumento nos pueda dar una situación de respiro para proyectarnos a un futuro más promisorio y sentar las bases para trabajar en un mayor grado de asociatividad e idealmente integrarnos a nuevos proyectos cooperativos. Queremos que que las importaciones no sean a costa de los productores lecheros nacionales, como ha sido el caso ocasionado por el aumento grosero y excesivo de las mismas.
BAJOS PRECIOS
El presidente de APROLECHE ARAUCANÍA se sumó al análisis de Schwerter y expresa que “la producción empezó a caer porque la industria comenzó a pagar menos. Hubo una crisis el 2015 cuando cayeron los commodities y el problema es que la leche se ha recuperado externamente, pero acá, nada. No ha habido una recuperación de precios. Si la proyección del país es crecer y nuestro potencial es enorme, entonces, no cuadra, por lo demás el consumo se ha mantenido”, recalca junto con indicar que a nivel local los productores están preocupados con el anuncio de Nestlé de bajar 10 pesos por litro a partir de octubre.
“Dada la coyuntura que se generó en redes sociales, no se entiende, quedamos todos sorprendidos, si te están pegando, para qué bajar el precio a los productores, sin duda que impactará, lo que es lamentable (…) ante este escenario a todos nos gustaría ser Colun, el cooperativismo es la única forma, las ganas y el modelo están claros, pero es difícil de implementarlo”, indica François.
Por su parte, secretario ejecutivo de la SOFO, Andres Kobrich, recuerda que esta es una realidad que ya cumple una década en la región. “Primero fueron las plantas lecheras que no retiraron leche de algunos ramales, pero finalmente las lecherías ante el escaso margen todas cierran por problemas de rentabilidad. Aquí es la industria lechera la responsable de lo que está pasando, ya que los productores no tenemos cómo empujar la cadena”.
La vocera de los agricultores de Victoria- Malleco, Gloria Naveillán, constata que en su provincia hubo una época pujante de lecherías. “Hoy prácticamente no hay nada y eso se debe al factor violencia. No solo ha bajado la empresa lechera, sino que también el ganado. Como gremio nuestra lucha no es contra los TLC, pero para que no nos dañe vemos con buenos ojos la implementación de salvaguardias. Por omisión, es el Estado que tiene a la industria agropecuaria en una endeble situación.”

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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