La primera tienda de ‘La Estación’ la abrió Dos Pinos en marzo de 2017 en Escazú, un selecto barrio al oeste de la capital; en breve contarán con una segunda en el este de San José (en Curridabat); y a finales de año esperan tener cinco en la Gran Área Metropolitana (GAM).
El plan para los próximos tres años ya está diseñado. La primera fase consistirá poblar la GAM –el próximo año–, para acto seguido atacar el resto del país, pero esto ya será después de 2018; y también van a sacar el concepto fuera del país, a la región centroamericana.
Van a contar con diversos formatos: pequeño (tres o cuatro personas trabajando); mediano (como el de Escazú, que generarán de ocho a nueve puestos de trabajo, y una inversión promedio de US$150.000 por tienda); e icónico (diez a 11 empleos, inversión de US$200.000).
Éxito les pilló desprevenidos
Y es que en su estrategia de diversificación del negocio, y de rejuvenecimiento de la marca, Dos Pinos apostó por un nuevo concepto de heladerías, La Estación, muy distinto a lo que estamos acostumbrados por estos lares.
El tremendo éxito del concepto les pilló algo desprevenidos. Tras dos años y medio desarrollándolo “muchas veces con escepticismo”, apunta el presidente de Dos Pinos, Bernardo Macaya: “Fue un éxito rotundo, que nunca pensamos al conceptualizar”.
“Es más que una venta de helados, es una experiencia de consumo, en donde el consumidor puede interactuar con nuestra plataforma digital, de una manera ágil, puede escuchar música en el local, interactuar con el producto, colgar sus fotos… Es un concepto con el que también estamos rejuveneciendo a Dos Pinos, queremos, a través de La Estación, traer a la mesa a un segmento joven que hoy es muy diferente”, explica Gonzalo Chaves, gerente general de la cooperativa.
Desde la gerencia de la cooperativa tienen claro que se deben ir adaptando y acoplando “a esta nueva generación de consumidores, que finalmente son los que marcarán la pauta en el largo plazo”, de ahí las incursiones en nuevas áreas de negocio.
Esa estrategia de rejuvenecimiento es algo que se ve en sus redes sociales, algo en lo que han ahondado en los últimos dos años. Con Gallito, una marca muy querida por generaciones anteriores, ya lo han conseguido, posicionándola con fuerza en el corazón de los más jóvenes. “Era una marca con mucho arraigo en una generación anterior, pero dentro de nuestra estrategia es darle ese paso a los jóvenes; que de alguna manera recuerdan o conocen Gallito, de actualizarlos, y de enamorarlos con la marca con un nuevo concepto”, concluye Macaya.
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