Con la entrega de más de 18 millones de litros de leche a la Empresa de Productos Lácteos, los ganaderos de la provincia de Las Tunas superaron las ventas planificadas para 2015, luego de varios años de reiterados incumplimientos.
Esos resultados son muy significativos, pues en el período Cuba fue víctima de una de las sequías más intensas en varias décadas, cuyo impacto resultó particularmente fuerte en Las Tunas, situada a unos 700 kilómetros al este de La Habana, por ser la provincia menos lluviosa del país.
El incremento del suministro de leche a la industria está relacionado con la elevación de los precios a que el Estado les compra ese alimento a los productores, a partir de medidas puestas en vigor el primero de junio último, las cuales, a su vez, abaratan algunos insumos que requieren los agropecuarios.
También, en los últimos tiempos, en los ocho municipios tuneros se han instalado 78 estaciones para el acopio, las pruebas de laboratorio y la refrigeración de la leche inmediatamente después del ordeño, hecho que permite preservar la calidad del líquido y remunerar mejor a los ganaderos.
La introducción de dichas tecnologías posibilita, igualmente, que los trabajadores pecuarios tengan más horas de descanso, pues al poder refrigerar la leche ya no están obligados a entregarla directamente al carro recolector, a veces en plena madrugada.
Según informó la Delegación Provincial del Ministerio de la Agricultura (Minag) en Las Tunas, este año también se cumplió la entrega directa de casi tres millones y medio de litros de leche fresca a la población.
Es una modalidad que se aplica en aquellos lugares de difícil acceso, y consiste en situar el alimento en unidades comerciales de la zona, las cuales se encargan de su venta a quienes se les asigna.
En todos los casos, el Estado subsidia los precios vigentes para los consumidores, porque le resulta más ventajoso que importar leche en polvo, sumamente cara y deficitaria en el mercado internacional, en particular para Cuba, por ser víctima del criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos.
No obstante el incremento del suministro a la industria, la disponibilidad de leche en esta provincia es aún muy baja y apenas alcanza para satisfacer mínimamente el consumo de los niños menores de siete años, las embarazadas, los enfermos y los ancianos, y para destinar cierto volumen a la elaboración de yogur, queso, mantequilla y otros derivados.
Para superar tal limitación, se lleva a cabo un programa encaminado al desarrollo sostenible del sector ganadero, a partir de cuatro pilares fundamentales: el incremento y diversificación de la base alimentaria, el mejoramiento genético de los rebaños, la preservación de la salud de los animales y su adecuado manejo.