Los ganaderos de la provincia de Las Tunas obtuvieron desde enero hasta septiembre 19 millones 873 mil litros de leche, cifra un dos por ciento inferior a la acopiada en similar etapa de 2014, pero representativa de una gestión más consistente.
Tal afirmación parte de que en 2015 han contado con muchas más limitaciones en cuanto a agua y alimento animal, a causa de una de las sequías de mayor severidad y duración registradas en esta zona a lo largo de la historia, y cuyos impactos perduran a pesar de los recientes aguaceros.
Según informó el Ministerio de la Agricultura (Minag) en esta ciudad, capital de la provincia de igual nombre, a unos 700 kilómetros al este de La Habana, se avanza hacia la recuperación, lo cual puede apreciarse en que de enero a mayo se decreció el 20 por ciento con relación a igual período anterior, y al finalizar septiembre ese desbalance se había reducido a solo el dos por ciento.
Respecto a las ventas de leche a la industria, los pecuarios de Las Tunas también quedaron ligeramente por debajo del volumen programado, pero aportaron 434 mil litros por encima de los entregados en los mismos nueve meses del pasado año.
Dicho incremento está relacionado, no solo con el mejoramiento de las condiciones climáticas en septiembre y octubre, sino también con una mejor remuneración a los productores.
Desde el primero de junio, el Estado cubano comenzó a pagar por cada litro de leche hasta el doble del precio antes fijado, y esa medida estimula el interés de los pecuarios por comerciar mayor cantidad del alimento con la Empresa de Productos Lácteos.
Anteriormente, muchos ganaderos preferían negociar, de manera ilícita, con intermediarios y revendedores particulares, en busca de beneficios monetarios más altos.
Otro factor que está influyendo en que las producciones aumenten y no se desvíen del destino previsto es la instalación de centros para refrigerar la leche y efectuarle una preliminar prueba de laboratorio, a fin de preservar su calidad y proteger a la vez los intereses económicos de los vaqueros.
Todo ese esfuerzo se encamina a elevar la disponibilidad de dicho alimento y sus derivados con vistas a garantizar, preferentemente, el consumo de los niños, embarazadas, ancianos y personas enfermas, al tiempo que se sustituyen importaciones de leche en polvo, cada día más cara y deficitaria en el mercado internacional.
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