En Humberto Primo, Vicente Bauducco apostó a renovar su tambo con la convicción de crecer con «conocimiento y la tecnología». A pesar que «tenemos que mejorar el precio en la materia prima, algo en lo que es conciente toda la cadena», el ex presidente de SanCor CUL confía en los recursos genuinos nacionales y las posibilidades de mercado como una salida posible y grande para el sector.
Hay emprendimientos que se entienden como naturales, familiares, ni bien se los mira de cerca. Mucho de esto hay en el Establecimiento Don Antonio, un tambo que justo en el límite con Ataliva, presenta toda la tecnología, que con más de un siglo en la tarea, la familia Bauducco supo construir.
La casa original, ya bastante reformada, una capillita al aire libre de la Virgen María Auxiliadora, plantas, maquinaria antigua y un eucaliptus que data de 1902, cuando la epopeya de producir en esa tierra se iniciaba, permiten iniciar un recorrido por un modelo de producción posible.
Vicente Bauducco, dos veces presidente de SanCor Cooperativas Unidas Limitadas recibe con mate, cordialidad en el espacio que refleja su esfuerzo.
Habla de un desafío, el de “crecer con el conocimiento y la tecnología”, pero con la base en las vacas shorthorn que su abuelo ordeñaba en el mismo lugar, para entregarle a ¨la River Plate¨, hasta que llegaron las Holando, con el sistema de cooperativismo en la familia, ya que su padre fue uno de los fundadores de la Cooperativa La Humbertina
Convencido de un sistema que lo tuvo como protagonista hasta fin del año pasado, Bauducco se acuerda de sus primeras reuniones como niño acompañando a su padre, siempre con la idea que “el cooperativismo capacita, lo pone al ser humano en otra situación, porque la participación hace que uno comparta, aprenda distintas cosas, pueda llevar adelante proyectos, conocimientos”.
El tambo 1 está en un campo de 140 hectáreas, cruzando la ruta de ingreso a Humberto Primo, el tambo 2 tiene 70 hectáreas, que después de 2003 cristalizó la apuesta de toda la familia. Además, en un lote arrendado consecutivo se hace la recría de novillos y vaquillonas, además de un poco de agricultura, que complementa todo el forraje propio producido en esa tierra, donde la alfalfa, el sorgo y el maíz esperan su consumo en silos bolsa donde también las semillas de algodón forman parte de la dieta. La maquinaria no es tanta, un tractor, un mixer, un cargador frontal se acomodan frente a la instalación del tambo flamante, que el 20 de diciembre se puso en funcionamiento.
Queda la estructura antigua, donde se da lugar a algunos rodeos para el control. Fue ese espacio el que con cierta obsolescencia hace dos años impulsó a “Tito”, como lo conocen todos; y a su hijo a dar un paso más en la lechería. “La intención siempre es crecer, por eso hicimos este tambo con una perspectiva a varios años, para el futuro.
El equipo de frío tiene una capacidad de 12 mil litros, con cuyos condensadores se calienta agua en paralelo, alojando actualmente algo más de cinco mil producidos diariamente, los cuales tienen una perspectiva de unos ocho mil litros para la primavera, cuando todo el rodeo en parición esté incorporado.
Los registros por animal, el libro de novedades, se hacen lugar en la estructura donde se incluye una oficina, máquinas, reserva de medicamentos e incluso semen, para cumplir con la inseminación, un trabajo que se hace desde mediados de los ´70 en el establecimiento.
La ordeñadora De Laval está instalada en una sala cerrada con 20 puntos de ordeño, con retiradoras de pezoneras, sistema de lavado químico, que tiene un mecanismo de alimentación programado.
Ventiladores y aspersores se colocarán para la próxima primavera, para mejorar la estancia en el sector amplio de espera para los animales, por lote, antes de entrar a la sala, donde una media sombra brinda las condiciones recomendadas para los rodeos. El complemento de estas instalaciones está dado por un sistema de drenado donde el agua del lavado cae para un tratamiento de efluentes que pasa por un cernidor que con los sólidos permite generar fertilizantes y el líquido filtrado tres veces se puede reutilizar en el lavado.
Mirando cada grupo de animales y con el sonido de los terneros recién nacidos esta semana, que se entretenían en la guachera, hablar sobre las condiciones en las que se presenta la lechería fue la etapa más interesante del recorrido.
APUESTA
“Uno tiene una mística, una pasión por lo que uno hace y por eso siempre se mira a futuro. Por suerte nunca me detuve a mirar el corto plazo”, sostiene Bauducco, que al conocer de bien adentro a todos los aspectos de este negocio, admite que “la lechería argentina tiene muchísimas oportunidades. Más allá de las cuestiones de coyuntura, como la crisis internacional actual, nuestro país tiene muchísimos recursos naturales, a la riqueza grande de su gente; y mucho conocimiento, tanto en la producción primaria, en la industria y en la fase comercial, con buena calidad de leche, buenos productos y mercados amplios, tanto internamente como el gran potencial externo”. Bauducco asume que el país tiene todo para crecer sectorialmente y es esa convicción la que lo hace apostar en su propia explotación.
Con 220 animales en el tambo 1, con una proyección de casi dos años para llevarlo a 400 vacas en ordeño y con 150 en el número 2, actualmente, los recursos propios deberán permitir la expansión, más allá de las complejidades que se presenten.
Claro que la materia prima la entregan a SanCor, la cooperativa que tiene avances en condiciones al productor que la destacan, como es por ejemplo el pago por calidad. Más allá de esto Bauducco reconoce que “hoy por hoy la rentabilidad se ha achicado bastante, no son números muy lindos, por eso internamente hay que ajustarse, manejar todas las erogaciones, por ejemplo con la suplementación. En este momento de crisis hay que hacer las cosas de la mejor manera”. Sinceramente indicó que “habría que tener algunos centavitos más de precio, tenemos que mejorar el precio en la materia prima, algo en lo que es conciente toda la cadena”, señala como un productor que necesita más precio, pero sabiendo que desde las empresas es algo difícil, teniendo en cuenta el desplome de las cotizaciones internacionales de la leche en polvo, que este mes están en algo más de 2.500 dólares, que son en definitiva las que rigen la disponibilidad de ajustes en todos los eslabones de al cadena.
“Cuando el precio internacional se cae, se empieza a bajar leche al mercado interno y es en ese momento en el que se bajan todos los precios y eso es lo que más afecta”. Bauducco cree que “es muy difícil para las industrias afrontar un mayor precio”. A esto se suma una apreciación relevante, que es la de controlar que la soja no siga creciendo en superficie más allá del precio actual. La agricultura compite de manera irregular con el tambo, por costos, tiempo y resultados. La mirada crece, “hay que tener en cuenta a la cantidad de campos arrendados que están sustentando a la actividad lechera. Yo soy un productor de 140 hectáreas propias, que estoy manejando más de 800, siendo la mayor parte en arrendamiento. Hay que cuidar ese equilibrio, para que los productores no se vean tentados para pasar a la agricultura”.
El eje del sector debe ser “que no se caiga más un tambo”, por eso desde SanCor se entregan herramientas que tienden a conservar la actividad que más allá de lo laboral, abarca a la variable social, en una actividad sin descanso y caracterizada por las familias. Seducir con el avance, motivar con modelos posibles, es lo que lo llevó en su gestión a Bauducco a impulsar a partir de 2008 el Programa de Desarrollo Tecnológico con asesoramiento gratuito a todos los componentes de la cooperativa, donde la gestión es la clave del progreso en el tambo.
Debiéndose revisar la falta de disponibilidad de créditos para los productores, acota que “el precio es importante porque tiene que generar en el productor la tranquilidad de estar en una actividad bien remunerada, con visión de futuro, aunque haya mucho que trabajar en ese sentido dentro del sector lechero”.
ACUERDO Y
DIALOGO
No sólo en el precio termina la situación sectorial. “Creo que en la lechería se necesita mucho diálogo, hay que entenderse más entre productores, industrias, comercio y Gobierno. Hay una necesidad de acuerdo que haga que nos salvemos todos”.
Bauducco remarca que la conciencia sobre un sustento justo es la clave para continuar para adelante. Para esto, más allá de lo que piense cada segmento, se debe poner en práctica una solución conjunta, que ponga al reparo la rentabilidad.
“Argentina es un país que tiene un futuro inmenso con todas sus materias primas. En nuestro rubro hay un alto valor agregado, en todas las empresas lácteas con gran diversificación de productos, entonces sería una picardía no cuidarlo”, hablando de fortalezas. Brasil es el socio fundamental argentino, más allá de ciertas restricciones que rijan actualmente, pero con Venezuela, uno de los mayores demandantes de la lechería local, sobre todo a través de SanCor y el acuerdo inicial para la cancelación de deuda que con 12 mil toneladas por año, ampliadas casi tres veces por complementación de negocios, hacen que la congestión del mercado interno sea menor, que la exportación permita oxigenar, aunque todavía falte mucho, los precios, los stocks y las perspectivas de comercio y expansión. A esto se añade el polo asiático, donde la colocación de grandes volúmenes de producción es posible y avanza más allá del bache crítico internacional.
Volver a lo propio
“Fue brusco el ingreso a la presidencia de SanCor”, comenta Vicente Bauducco. Había estado en el directorio de la cooperativa entre 1995 y 1999, pero fue en 2006, en plena crisis de la firma volvió como vocal, luego tesorero y ya en 2008, hasta fines de 2011, superó “una etapa bastante agitada”, tanto de la empresa como de la coyuntura internacional.
“Me di cuenta que había dejado todo lo mío el día que volví a mi casa, cuando entregué la presidencia de SanCor. A los 15 días me di cuenta, lejos del ruido”. No sólo en una cuestión laboral nota el cambio y la reinserción, sino también en sus actividades sociales recuperaron a un activo bochófilo del Club 20 de septiembre, del cual había sido presidente durante unas tres décadas.
Pasados los años de gestiones incansables que hoy tienen de pie a la cooperativa, Vicente Bauducco se muestra con su tiempo más calmo, se dedica a su familia, a su tambo en cuanto al negocio en sí, pero también a la atención de escuelas que visitan el establecimiento, a delegaciones de diferentes orígenes gracias al turismo rural.
El recorrido demuestra que el tambo es una cuestión de pasión y de cultura ligada en absoluto a la tierra y la familia. Preservar la actividad es una deuda interna que el país se debe.
Por Elida Thiery
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