Gustavo Torre, productor lechero de Las Perdices, fue consultado por EL DIARIO Rural sobre la situación del sector. Asegura que, haciendo un estudio de costos en base al procedimiento del INTA, que incluye el costo oportunidad del uso de la tierra estimando un alquiler de siete quintales por hectárea, producir un litro de leche cuesta 3,95 pesos. “Estamos perdiendo $1,50 por litro”, aseguró.
Entiende que más que hacer catarsis lamentando la situación del sector lácteo, hay que buscar soluciones. “Nosotros somos los únicos que en lugar de vender, entregamos la leche. Es decir, la mandamos a la industria sin saber cuánto nos van a pagar”, explicó.
Propone que se modifique la relación de “entrega” por una relación comercial de compra-venta. “Debería haber un precio pactado antes de llevar la leche, un contrato de provisión que favorecerá tanto a la industria como al productor y un árbitro de perfil técnico que determine la evolución del precio y lo comunique”, explicó.
El ingeniero agrónomo que hace 24 años se dedica a la producción láctea -uno de los pocos de la zona de Las Perdices- cuestionó la respuesta de los gobiernos cuando dicen que “no hay plata”. “Cómo es posible que se lleven más por el IVA que lo que nos pagan a nosotros que producimos la leche”, señaló, al informar que en el caso que no haya evasión del sector comercial, el Estado nacional percibe en concepto de ese impuesto 2,80 pesos por litro, mientras que el productor está percibiendo entre 2,50 y 2,70 pesos.
“Además, hay que decir que el sector más sufrido de la cadena es el tambero, que cada día saca la leche sin importar si llueve o hace frío. Ese trabajador, ese obrero, gana la mitad de un empleado nucleado en Atilra que trabaja en mejores condiciones que el tambero”, apuntó.
Lamenta que no se encuentre solución al sector lácteo que genera 50 mil puestos de trabajo directo y que es el medio de vida de 500 mil personas si se incluye al sector comercial.
Insta a sus colegas productores a que tomen la decisión de cambiar el sistema de comercialización abandonando la frase resignada de “toda la vida fue así”.
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