Ronconi: “Me cansé de perder plata y cerré las tranqueras del tambo”

Uno de los tambos más viejos de la zona, dejó de producir leche, para dedicarse a la cría de ganado de carne, en una muestra más de la crítica situación que atraviesa el sector lácteo.
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Uno de los tambos más viejos de la zona, dejó de producir leche, para dedicarse a la cría de ganado de carne, en una muestra más de la crítica situación que atraviesa el sector lácteo.
Por Fabián Miró
“Perdía mucha plata”, dice Enrique Ronconi, y no “me quedó otra que dejar el tambo después de 62 años de duro trabajo”. Es un hombre de 80 años que sigue produciendo, pero ahora con ganado de carne en su campo de la zona rural de Pehuajó Sud, a pocos metros de la ruta 16, a la altura del santuario de Padre Pío. Junto al Solitario, sobre la Ruta 20, y Della Giustina en Larroque, conformaba una de las explotaciones lácteas más antiguas del departamento.
Empezó en el duro mundo del tambo después de “terminar la secundaria”. Fue entonces, hace más de seis décadas que decidió “volver al campo a ayudar a mi padre en las tareas de ordeñe a mano en un rodeo de aproximadamente 40 vacas; luego compramos una ordeñadora, lo que nos permitió aumentar el plantel y llegar a los 5000 litros diarios de leche”. Otros tiempos, en los que inclusive ordeñaban, en primavera y verano, en tres turnos con un notable promedio de 35 litros por vaca”. “Eran tiempos buenos y la leche tenía un precio razonable”, contó.
En los primeros tiempos “sacábamos la leche con un carro hasta la ruta, buscábamos los inseminadores, hasta que compramos un termo y nos hicimos cargo de esa faceta de la producción”. Luego “enripiamos la calle con un vecino y se nos alivió el trabajo, dado que el camión llegaba a las puertas del tambo para recolectar la leche, también lo hacían los proveedores”. Además se pudo “incorporar nuevas tecnologías como equipos de frío, comederos automáticos y ordeñadoras más modernas”.
El recuerdo de los inicios
Recordó a su padre, como a uno de los fundadores de la Cooperativa Tambera Cotagú, a “quienes entregamos nuestra producción por 20 años y el tambo servía”. Después la Cooperativa “comenzó a tener problemas y le vendimos a La Sibila, La Serenísima para terminar con Baggio, empresa con la que trabajamos varios años”.
Como todo emprendimiento tenía sus costos operativos, entre ellos el de “personal muy bueno, excelente, pero llegaba fin de mes, y no tenía siquiera para cubrir los costos fijos”. Y continua “si la leche tiene un costo fijo de $5 y te abonan $3,50, seguir era algo suicida”.
Recordó que en su momento habló con legisladores sobre la disparidad de lo que recibe un productor agropecuario y lo que cuesta un litro de leche en góndola. “Pretendíamos que el tambero reciba la tercera parte del precio final, la usina otra tercera parte, y el que la comercializa el restante 33%, pero encontramos respuestas tales como que la industria y quien lo vende tienen gastos muy elevados en servicios como gas, luz, fletes y demás; mientras que los que poníamos el campo, instalaciones, rodeo lechero, inversiones en genéticas, silos, personal, terminábamos recibiendo migajas”.
Destacó que en “países que son organizados cuidan al tambero, subsidian, en el caso de que sea necesario, además de mejorar los caminos, mientras que en Argentina parece que solo importan los tambos grandes y si los chicos cierran mejor, así se puede sembrar más soja”, expresó.
El Tambo
Trabajar en la lechería demanda un sacrificio constante. “No hay navidad, año nuevo, feriados largos, se rompe una máquina a las 12 de la noche, y como sea a las 4 de la mañana tiene que estar arreglada porque las vacas no esperan y hay que ordeñar”, indicó el ex tambero.
Cabe destacar que Ronconi trabajaba con lecheras de muy buena genética, que terminó vendiendo- un 60 %- al tambo de Santa Paula ubicado en camino a Urdinarrain y el resto al de Muller. Me quedé con las recrías, vaquillas preñadas que espero vender en estos días, y seguir comprando Hereford para el rodeo de carne.
Dijo que se siente aliviado. “Ahora voy al campo y disfruto del mismo. Tomo mate tranquilo, miro la hacienda, disfruto. Cuando llueve siento lástima por los tamberos que tienen que trabajar en condiciones adversas, algo que me pasó infinidad de veces.”
EL DATO
En los últimos 12 años cerraron 6000 tambos. Cada uno genera cuatro empleos directos y otros dos en forma indirecta, eso suma alrededor de 36000 puestos de trabajo perdidos en el sector. El tambo genera mano de obra calificada y arraiga a la gente y a la familia en el campo. Hoy, lamentablemente, cada vez son más las taperas que se aprecian en la geografía argentina, además de escuelas que se cierran por falta de alumnos. Otro dato no menor, es que quienes trabajaban en el sector debieron emigrar a pueblos y ciudades.
http://www.eldiaonline.com/ronconi-me-canse-perder-plata-cerre-las-tranqueras-del-tambo/

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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