Por Elida Thiery – Desde hace muchos años hablamos de Roberto Socín. Primero como dirigente, como titular de la Mesa de Productores de Leche de la Provincia de Santa Fe, como coordinador de la Mesa Nacional, pero hace exactamente siete años, como funcionario de la Nación. Lo que era una dirección y que luego consiguió la categoría de Subsecretaría, cuando Julián Domínguez era ministro, tuvo al sunchalense en la función, en ese momento al lado de Jorge Videla.
Más allá de las críticas que se hagan de la gestión anterior, de los interrogantes que quedaron de la administración que hizo del espacio el villamariense, de lo que no se dijo en esta gestión sobre lo que quedó, lo que se sabe es que el macrismo desembarcado en el Ministerio de Agricultura, devenido en Agroindustria, decidió quedarse con el conocimiento y los avances que había logrado Socín. Adalid del pago por calidad, que le valiera diferencias con el Subsecretario anterior, Alejandro Sammartino lo dejó a su lado.
Quien era Director Nacional de Planificación Estratégica, brindó todos los datos a la nueva gestión, pero no tuvo como contrapartida una respuesta similar, aunque en un comienzo lo tomara como una reivindicación, que incluyó en el salón de la Sociedad Rural de Rafaela en febrero, la defensa pública de su funcionario inmediatamente superior, ante los cuestionamientos de los productores.
Se había empezado a involucrar en el resurgimiento del programa Cambio Rural Lechero, que es lo único que la Nación ve como alternativa a la lechería, sin darse cuenta de la segmentación indeseable que genera en una actividad individualista. Más allá de eso, aunque a principios de año se decía que se iba a auditar la gestión de Videla, cosa que nunca se hizo, casi en la actitud de no seguir metiendo el dedo en la llaga, Sammartino describía a Socín como “una persona técnica, honesta, muy trabajadora, muy capaz y creo que la Argentina que se viene es la que nos contenga a todos, porque si no vamos a volver al maniqueísmo que se encargó el anterior Gobierno de armar. Vamos a trabajar todos por una lechería mejor y yo lo sostengo, así como traje gente nueva, Roberto es una persona lúcida y valiosa”.
Sin embargo, la ponderación no se condijo con la contención. A Roberto Socín este Gobierno nunca le blanqueó su puesto, jamás se le abonaron los gastos de traslado, para viáticos como el alquiler de un espacio para vivir en Buenos Aires; y quizá lo más llamativo es que no se hizo “fuerza” para normalizar esta situación. En el inicio del mandato, hubo otros empleados de la Subsecretaría que estuvieron algunas semanas en la nebulosa, hasta que se definió su salida, pero en este caso, fue el propio Socín quien trató de negociar una mejora en las condiciones laborales, sin conseguirlo y fue así que presentó la renuncia y desde ayer no trabaja más en el ahora Minagro, según pudo saber en exclusiva CASTELLANOS. De todas maneras, el caudal de asesores que se sumaron en estos últimos meses en la Subsecretaría permitirían armar un nuevo espacio, salvo por la capacidad de algunos recursos.
En tiempos de recorte presupuestario repentino, de achicamiento del Ministerio no viene mal la salida en cuestión de números, pero es inconveniente para la toma de decisiones y mejoras, que es lo que falta desde un inicio.
Lejos de hacer una defensa personal de Roberto Socín, desde este lugar en el que se lo cuestionó una y mil veces, teniendo este dato propio, también sabemos del deterioro económico que le significó la función pública al sunchalense, al cual nunca se le comprobó ninguna irregularidad en ese mismo sentido. Hoy vuelve al campo, a trabajar con los animales, a tratar de salir del agua y del barro, de lo que le dejó como a tantos otros el otoño, pero también el desgaste de haber transitado siete años como funcionario.
Elida Thiery