Según el parte oficial, «la lechería es un sector clave para el desarrollo social y económico de la Argentina», en palabras del ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, sin embargo el encuentro en el que acompañó al sector por segunda vez, ante el Presidente de la Nación, no arrojó grandes resultados. La Mesa de Competitividad Lechera no habló mucho de su título y a la vez, tampoco aportó alternativas sustanciales para un sector que padece, que fue fundamento al inicio de este Gobierno y que se desvaneció entre las prioridades con el paso de los meses, sólo conservando un poco de prédica al respecto, sin práctica alguna.
La misma comunicación del Minagro llegó sin imágenes del encuentro, pero con una foto de un tambo que no es argentino. Será por eso que valdrá más que muchas palabras. Sin embargo fue importante la representaciónen la Casa Rosada en la tarde de ayer. Además de Mauricio Macri estuvieron los secretarios de Agricultura, Ganadería y Pesca, Guillermo Bernaudo y de Mercados Agroindustriales, Marisa Bircher y el por dos días más, subsecretario de Lechería, Alejandro Sammartino, junto a parte de su propio equipo que pasará a ser Dirección Nacional en unas horas, con el inicio de marzo.
Las industrias fueron con sus representantes, en Apymel y el CIL, estuvo la JIPL, las entidades principales de la producción, además de los ministros ligados al área de Buenos Aires, Leonardo Sarquís; de Córdoba, Sergio Busso; de Santa Fe, Alicia Ciciliani y de La Pampa, Ricardo Moralejo; junto al presidente del Banco de la Nación Argentina, Javier González Fraga, el senador de la Nación, Alfredo De Angeli, funcionarios del Senasa, del INTA, de AFIP, Vialidad Nacional y el Comercio Interior.
Mesa completa y una hora y media de charla sirvieron para que el sector sienta contención, pero no acción, a pesar que el Presidente tenía todo anotado y seguía el hilo de lo iniciado el 23 de noviembre. No hay voluntad del Gobierno para tocar lo más sensible, para exponer datos concretos del segmento donde se incluyan explotaciones cerradas reales, pero tampoco para intervenir en los precios de la materia prima y frenar la sangría siempre ligada a la falta de política y de sufrimiento climático.
La sensación entre la producción es la de poder moverse ínfimamente hacia adelante. Con la baja en la retención del IVA en el tambo, además de la presentación mensual y el pago anual del Impuesto como el logro de este encuentro, se confirma la baja del uno al seis por ciento del mismo.
La coyuntura saca ventaja en preponderancia ante la competitividad, transparencia, infraestructura, mercados, financiamiento y presión fiscal. Sin posibilidades de alguna ayuda extra, se confirmó que los créditos prendarios sobre animales están en marcha en el Banco Nación, aunque con un papelerío que los torna imposibles.
Marcelo Aimaro representó a la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe, su balance es que “esta fue una reunión más. No digo que no se haya avanzado en nada, pero realmente hoy el productor está atravesando una situación muy peligrosa, donde los costos se han elevado, el precio sigue siendo el mismo de septiembre. Por eso, si no logramos que a esto lo entienda la dirigencia política, lamentablemente seguiremos desapareciendo productores”. El dinero en la cadena está, pero no se baraja de otra forma.
El dirigente confirmó que si bien en la reunión no se aseveró, pareciera que pronto llegarían 50 millones de los 200 que debe la Nación como préstamo a Santa Fe, pendiente desde enero de 2017 tras las últimas inundaciones.
La búsqueda de “una política real” y la esperanza de “algún día ser escuchados”, hace que insistan los dirigentes y tamberos en intentar nuevas fórmulas para el sector, en soñar con un mecanismo de fijación de precios y con una reformulación del negocio que no llega.
La industria quiere mejores aranceles por fuera del Mercosur, para ser más competitiva en la exportación e incluso en el retorno al inicio de la cadena. Corea del Sur sería el próximo gran objetivo del comercio exterior, pero se hace larga la espera e indefinida, solicitando mayor participación en las negociaciones intermedias, para refinar la oferta a la demanda.
“Comprendiendo la gravedad del sector, tenemos hoy todos los organismos a disposición, pero debemos acordar que no puede sobrar ni un litro de leche, debiendo hacer mucho hincapié en la exportación, teniendo soluciones para atender excesos o faltante sin que se deteriore el precio”, aseguró a la salida del encuentro Pablo Villano, el titular de Apymel.
Respecto a los caminos troncales relevados para fortalecer la infraestructura para la materia prima, superando los 1.200 kilómetros en las principales cuencas, no habrá fondos, salvo asistencia técnica; y requiriendo el Gobierno que el dinero de coparticipación en municipios se destine a eso, claro que sin control del tema.
En este marco, Jorge Chemes fue quien describió la actualidad productiva y destacó que “de la reunión anterior a esta noté que hay una aceptación de las circunstancias de la lechería”, incluyendo la afirmación gestual de Macri ante cada detalle, que en unos dos meses volverá a reunir a referentes de todas las áreas, para que se siga empujando al sector. De todas maneras falta inercia política.
En la espera se desespera, pero se seguirá insistiendo. De tantos diagnósticos previos, todos los presentados en estos meses, quizá se aguardaba alguna novedad que cambie la perspectiva de una repetida cita ante una mesa donde pueden cambiar algunos presentes, pero jamás se modifica la falta de fondos para el sector, así como la desatención política tendiente a encajar formalmente a la actividad, en todos sus eslabones.
Autor: Elida Thiery
Fuente: EDairyNews