En Carmen, sur de la provincia de Santa Fe, a los trabajadores de la empresa láctea Chateaubriand le llegaron los despidos a pesar del compromiso de que no iban a llegar telegramas. Mañana, cuando el Ministerio de Trabajo de la provincia reciba a los delegados y trabajadores de la fábrica de quesos no solamente se discutirá el futuro laboral sino también los límites que comienza a exhibir la cartera que conduce Julio Genesini ante las decisiones empresariales.
Algo parecido sucede en Mefro Wheels (ex Cimetal), donde las decisiones tomadas desde Alemania no saben ni de calendarios electorales ni tampoco de urgencias sociales. Los despidos, las importaciones y los anuncios de aumento en los servicios de luz y agua, por encima de la inflación, empiezan a marcar un camino independiente de la ya lanzada campaña por las elecciones de medio mandato.
Mientras el presidente Mauricio Macri, inauguró ocho casas para otras tantas familias afectadas por las inundaciones, en distintos barrios rosarinos, de Pueblo Esther, Empalme Villa Constitución y Santa Fe, decenas de vecinos reclaman por una de las más profundas deudas como es el déficit habitacional. Una gran contradicción de los últimos años: 300 mil personas con urgencias de viviendas dignas y, en forma paralela, 200 mil casas y departamentos vacíos, indicio de que fueron construidos más para la renta y la especulación que para resolver una urgencia social.
También mañana arrancará el segundo año de actividades de la Multisectorial contra los Tarifazos en el Centro de Unión de Almaceneros de Rosario, una alianza social y política que, desde los sectores medios, busca canalizar la bronca contra una economía nacional y provincial que ajusta hacia abajo y libera hacia arriba.
Una vez más, por otro lado, la información sobre importaciones y su consecuencia en la economía santafesina, advierte que el modelo alentado desde el gobierno de Macri no parece entregar los beneficios de los supuestos brotes verdes para las pymes que sobreviven en la provincia. El caso de la fábrica de quesos lo demuestra.
En medio, la ausencia de la paritaria nacional docente empieza a convulsionar el escenario social que se presagiaba agitado tras un año de crisis y que se agudizó con los anuncios de nuevos aumentos en los servicios. En la reunión de gobernadores no surgieron idicadores que sirvan de referencia. Miguel Lifschitz advirtió sobre esta dificultad. Porque la discusión salarial de los maestros no es solamente una puja económica. Su repercusión es social y política en un año de altísima susceptibilidad por lo que se pone en juego a partir de las Paso de agosto.
Es posible que con la llegada del otoño, la CGT despierte de la tregua otorgada a la administración de Cambiemos. El rosarino Juan Carlos Schmid fue claro al decir que se había terminado el tiempo de la tolerancia. Esos tambores de batalla no solamente se escuchan en el campo de la política económica nacional, sino también hacia dentro de las paritarias de los sectores privados.
Mientras tanto, los ganadores indiscutidos del modelo, siguen metiendo presión para que el debate por los ingresos plasmado en las paritarias tenga un techo del 17 por ciento, que es el mismo que puso el gobierno, a esta altura garante de los sectores más beneficiados en esa puja distributiva. Esto muestra que tanto a nivel provincial como nacional, los intereses corporativos van mucho más allá de los deseos de los diferentes sectores políticos, algo que puede derivar en un clima social difícil de predecir de cara a las elecciones de octubre.
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