MASTELLONE: confesiones de un empresario. Por: Carlos Burgueño
Octubre de 2004. Pascual Mastellone está cansado. Había dado ya cuatro entrevistas personales, encaraba la quinta, y lo esperaban tres periodistas más. El CEO de La Serenísima se desploma sobre el espartano escritorio de sus oficinas de Puerto Madero, ofrece café al cronista y pide perdón por la visible cara de fatiga que pueda tener, porque no estoy acostumbrado a esto, en referencia a hablar con la prensa. El histórico empresario encaraba a los periodistas para presentar los primeros 75 años de nuestra querida compañía. Fueron difíciles, pero acá estamos.
Periodista: ¿Cómo lo ve a Néstor Kirchner?
Pascual Mastellone: Es un muy buen presidente, y se notará con los años. Hoy está haciendo lo que debe hacer en un momento como éste. El otro día leía que en realidad se trata de un ortodoxo, y creo que algo hay.
P.: ¿Cuál fue el mejor ministro de Economía que vio en estos años?
P.M.: Le contestaría que ninguno, pero quizás algo del primer Domingo Cavallo y del actual Roberto Lavagna.
P.: ¿Y el peor?
P.M.: Quizá Bernardo Grinspun y los que tuvieron los militares, que hacían un culto de los precios máximos.
Mastellone continuó luego criticando el Mercosur y su funcionamiento en la década del 90, apoyando el proceso de reestructuración de deuda que estaba comenzando a encarar el Gobierno de Néstor Kirchner en esos días. Protestaba contra la clase política y criticaba abiertamente a los gobiernos militares. Era un empresario optimista, dispuesto a invertir y a recomendar cierto cierre de la economía para proteger el mercado doméstico. Se proponía como integrante de la burguesía nacional, afirmando además que podía convencer a los Pagani (de Arcor) de que nos acompañen.
Al finalizar la entrevista, Mastellone (un caballero) acompañó al cronista hasta la puerta de la austera oficina, insistiendo en que quedara claro que lo peor para una empresa como La Serenísima era que volvieran los precios máximos, los controles de precios o cualquier historia de este tipo. Sería retroceder 20 años. El día que los presidentes y los ministros de Economía entiendan que lo que se necesita es fomentar la inversión, que haya más bienes y que se protejan las empresas argentinas, este país cambiará para siempre. Don Pascual era optimista y aseguraba que, en su opinión, los precios máximos y los controles de este tipo ya eran historia. Kirchner no cree en esto y Lavagna tampoco. Hablaremos entonces de inversiones con los políticos.
Octubre de 2012. Guillermo Moreno aún reinaba en la Secretaría de Comercio Interior y estaba convencido de que la salida a la inflación (que él mismo negaba) estaba en controlar los precios de todos los productos que se vendieran en un supermercado. No le había salido del todo bien el primer intento que había impulsado entre enero y junio de ese año, y había reducido un segundo plan a unos 2.000 productos (de un total de 10.000 que en teoría habían sido incluidos en la primera etapa). El tema era entonces cuáles eran los productos que debían ingresar en ese acuerdo para el segundo semestre de 2012 y cuáles no. Moreno encaraba él mismo las negociaciones con los principales empresarios del país y los llamaba, en general, antes de las 8 desde su temible teléfono negro de la Secretaría de Comercio. Del otro lado lo atendía Pascual Mastellone, que aún manejaba La Serenísima y servía de espaldas para las embestidas del Gobierno. Quiero tal yogur dentro del listado y a X precio. También esos medio para ‘caretas’ que vos vendés en los supermercados cajetillas (el Actimel), a X precio. Y sumame varios quesos. Gracias, Pascual. Mastellone sabía que negociar le permitía cierta flexibilidad con otros y mantener el diálogo con el Gobierno en momentos en los que cualquiera podía ser encapsulado como enemigo.
Mayo de 2014. La Serenísima y Danone (empresas asociadas en el país), fueron de las primeras en recibir desde el Ministerio de Economía las indicaciones por las cuales se informaba que estaban dentro del sistema de controles de productos, costos, marcas y, fundamentalmente, precios que el Gobierno comenzaba a aplicar. La compañía debía completar semanalmente un largo listado de datos que vía digital debían ser girados a la Secretaría de Comercio, donde ya no estaba Guillermo Moreno, sino Augusto Costa, y darle explicaciones a un funcionario espejo al que los principales directivos de la empresa debían responder.
17 de agosto pasado. Pascual Mastellone fallece en medio del plan de controles de precios y valores más importante lanzado desde la vuelta de la democracia en 1983.
@cburgueno
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