Parece que aquí no ha pasado nada

Un remanso, una pausa, el silencio, eso es lo que sucede hoy en la lechería argentina, a pesar de la turbulencia, el desencanto y la inundación.
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Un remanso, una pausa, el silencio, eso es lo que sucede hoy en la lechería argentina, a pesar de la turbulencia, el desencanto y la inundación.
Por Elida Thiery
Entre rumores de grandes deudas, cheques rebotados, tambos a remate, leche momentáneamente cara y todo esto, detrás de las inundaciones y de la previa crisis lechera que venía de arrastre no solo de 2015, nadie sabe dónde está parado.
No hay precios ciertos, aún en nuestra región nadie cobró cuatro pesos por litro, lo que fuera prometido sin precipitaciones de por medio por el Subsecretario de Lechería en Rafaela, cuando en febrero visitó la Sociedad Rural y lo estimaba para abril.
Parece que no hubo reacción posible ni ante la crisis ni por el efecto de las lluvias. Los productores siguen shockeados. Cada llovizna sigue empeorando las condiciones de camino y tierra. Argentina sigue produciendo como en la época de la colonia y esto no es responsabilidad de una administración en particular sino de las exiguas eternas ganancias, de la falta de reinversión del Estado en los sectores productivos, en los caminos rurales, pero también en las rutas. La producción hoy vive la consecuencia de décadas infames, la pesadilla repetida de no poder evolucionar.
Ganadería, agricultura y sobre todo la lechería han padecido al cuarto mes del año, pero lo que más sufren es la espera de los tiempos de la política, esos que parecían achicarse con la visita del Presidente de la Nación y que aún no se materializan, ni siquiera en los subsidios lecheros que tienen pendientes dos pagos más. En la prédica de los tiempos de un Estado que no se condicen por burocracia con las necesidades reales, se achica la producción y crecen los precios al consumo, esa es la realidad.
Sin novedades para este lunes, donde supuestamente iba a haber anuncios a un mes y medio del inicio de las inundaciones que asolaron a seis provincias en emergencia y desastre, el agotamiento de quienes producen es entendible.
Justamente el viernes estará en la ciudad de Rafaela, Alejandro Sammartino, en una jornada de trabajo cerrada, sobre el Cambio Rural Lechero, una iniciativa del INTA para capacitar, liderar, organizar y promover una mejora en los resultados de cada uno de los establecimientos organizados en grupos. El Subsecretario no vuelve como había prometido al inicio del año para evaluar la crisis ya vigente ni para hacer anuncios y esto es lo que más inquieta. Ojalá tenga un tiempo para poder trasladar novedades concretas para el sector, que tanto lo necesita.
Desafíos
En tanto, la Cámara de Productores de Leche de Córdoba está hablando de la necesidad de declarar una emergencia lechera a nivel nacional, de conseguir un precio sostén, tema que en campaña durante 2015 y también en Rafaela hizo referencia el actual presidente Macri y que ahora se borró de la mesa de soluciones.
La lechería necesita un reaseguro, porque la consecuencia directa es la salida del mercado internacional, que seguirá teniendo precios muy ajustados a los dos mil dólares al menos hasta el inicio de 2017; y no se debe descartar el endeudamiento de la Nación para resguardar al sector, desde el tambo, hasta la industria y pasando por la prestación de servicios. Pero esto es netamente una decisión política, una responsabilidad que debe quedar en el Estado y trasladar solo efectivo a los productores, con devolución en plazos extendidos, pero con riesgos sujetos a la República, no a la debilidad de los tamberos.
Las empresas pasan momentos de zozobra, con menos materia prima para su proceso y en este juego, donde todavía se adeuda un encuentro serio del Gobierno con la cadena comercial para ajustar parámetros y donde también quedan pendientes varios de los puntos del acuerdo-marco de Venado Tuerto, de aquel lejano y soleado 8 de enero, los consumidores toman coraje todos los días para intentar comprar productos.
Hoy por hoy la leche fluida en sachet volvió a tener una diferencia considerable con el tetra brick. Ayer en un supermercado entre 13,50 de la bolsa, hasta poco más de 24 pesos en el cartón, eran los precios para comprar un litro de leche fluida, entera o descremada, con el sacudón alcista de cada semana, que tiene en los quesos un impacto mayor, porque no se encuentran quesos blandos a menos de 86 pesos por kilo, llegando en el mismo segmento a casi 180 pesos por kilo. En esto se han transformado los lácteos, en artículos de lujo, en piezas de diseño que se incluyen en los carritos al momento de la compra y sin pasar por las heladeras de quesos azules, semiblandos, con ojos grandes o con aromas intensos. Hablamos de los productos más básicos, donde una crema pequeña está por encima de los 20 pesos y los quesos rallados, aquellos de los 9 pesos al inicio del sistema de Precios Cuidados, hoy superan los 30 pesos. Claro que el desafío también está puesto en cuánta oferta disponga el comercio, porque lo que está sucediendo es que hay poca oferta o sea, se disponen hasta dos marcas de leche, por ejemplo, mucha más entera que descremada y sin mucho rango de variación en precio entre esas escasas variedades.
Claramente y más allá de la economía en sí o de la inflación que en algún momento se detendrá, se deben tomar decisiones en el ámbito lechero. Pudo frenarse un escándalo la semana anterior en la negociación paritaria entre Atilra y las empresas, se puede hacer algo ya para mejorar el ánimo generalizado. La oportunidad existe y se debe aprovechar.
Castellanos
http://elidaescribe.blogspot.com.ar/

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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