Nueva Zelanda viene por un acuerdo con Argentina

“Espero que logremos un acuerdo comercial”
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El Economista dialogó con Raylene Liufalani (Embajadora de Nueva Zelanda)
Luego de más de dos años en Argentina, Raylene Liufalani, la embajadora de Nueva Zelanda, está convencida de que las empresas neocelandesas están buscando cada vez más oportunidades en América Latina, con potenciales inversiones en los sectores de lácteos, pesca, vino y turismo. Diplomática de carrera, Liufalani siempre se ha centrado en cuestiones multilaterales y tiene un fuerte interés en distintas culturas y países, algo que se evidencia en la elección de materias en la universidad y posgrado, donde se destacó por sus conocimientos en cultura e idiomas, como el chino mandarín y japonés.
Segundo en el Indice de Prosperidad, Nueva Zelanda es uno de los mejores lugares del mundo para vivir. Con impuestos bajos, un Gobierno que invierte fuertemente en sus industrias locales y una mentalidad Kaitiaki (la palabra Maorí para guardián) que les recuerda la importancia de cuidar el planeta para futuras generaciones, los neocelandeses o “kiwi” (como les dicen localmente) pertenecen a una de las naciones líderes del Pacífico. A punto de comenzar negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre los dos países, Liufalani habló con El Economista sobre los puntos fuertes de ambas economías y los intereses en común.
¿Cómo llegó Nueva Zelanda a ser uno de los principales exportadores del mundo?
Nueva Zelanda es un país pequeño y aislado que ha aprendido a sostener su economía exportando, siendo competitivos y encontrando formas innovadoras de producir eficientemente y con mayor calidad. Nuestra industria está impulsada a producir artículos de nicho y de lujo, con mucho apoyo del Gobierno. El 80% de lo que generamos se exporta, y aunque somos conocidos por ser uno de los mayores exportadores de lácteos del mundo (el 97% de la leche que producimos va al extranjero), también contamos con una de las industrias tecnológicas de mayor crecimiento en el mundo. Somos líderes en fintech, medical tech, digital tech y tenemos más desarrolladores de videojuegos per cápita que cualquier otro país del mundo y contamos con uno de los estudios de efectos especiales para películas más relevantes de la industria, que llevó al cine éxitos como la trilogía de “El Señor de los Anillos” y “Avatar”. La clave de nuestro crecimiento es un mayor enfoque en el área de investigación y desarrollo, junto con asociaciones entre la industria y el Gobierno para invertir en programas de innovación a largo plazo y en busca de nuevos productos especializados que atraigan a los mercados asiáticos, como la asistente virtual Nadia, la revolucionaria soul machine que puede leer emociones humanas y está a la vanguardia de la inteligencia artificial.
¿Cuál es el estado actual de las relaciones bilaterales entre Argentina y Nueva Zelanda?
Hace mucho tiempo que queremos profundizar las relaciones con América Latina y actualmente hay muchas empresas neocelandesas que están buscando desembarcar en el país para ampliar sus negocios y explorar posibilidades de inversión. Argentina exporta productos primarios, como aceite de soja, azúcar, frutas, frutos secos y vehículos a Nueva Zelanda y recibe nuestros aviones, maquinarias, albuminoides (una proteína simple como la keratina, gelatina o colágeno), almidones y pegamentos. En 2016 importamos productos de Argentina por US$ 176 millones y esperamos que ese número sea aún mayor para este año. Asimismo, New Zealand Air ahora cuenta con vuelos directos entre tres y cinco veces por semana, dependiendo de la temporada. Esto significa que vuelan más de 24.000 argentinos por año cuando antes sólo 3.000 se aventuraban a visitar nuestra tierra.
¿Va a haber un acuerdo de libre comercio entre los dos países?
Aún tenemos mucho trabajo por delante, pero creo que vamos a llegar a un acuerdo. Nosotros les explicamos al Gobierno y los productores locales, en especial lácteos, que no somos una amenaza para sus productos. Existe una creencia de que este tipo de acuerdo abriría una ola de leche en polvo que entraría de Nueva Zelanda a la región, sin embargo, nuestra industria ya envía leche en polvo a los mercados asiáticos y Europa, y no cuenta con producción adicional para enviar a países del Mercosur. Además, no sería competitivo porque ya existen industrias fuertes aquí. Por eso, nuestras principales empresas están buscando inversiones conjuntas en el extranjero para poder trabajar junto con socios locales en la producción de lácteos, para luego exportarlo conjuntamente o venderlo al mercado interno. Nuestro modelo de crecimiento se basa en este tipo de expansión, porque ya no tenemos el espacio físico para tener más animales.
¿Cómo sería el acuerdo entre los países?
Este tipo de acuerdos deben ser integrales y como nosotros somos un país sumamente competitivo, significa que buscamos tener una tarifa cero. Sin embargo, reconocemos que hay países que quieren proteger sus industrias, por lo tanto buscaremos una manera de asegurar que puedan hacer la transición a la competitividad, de modo que habría una introducción gradual hacia la eliminación de tarifas. Nosotros tenemos una red excelente de acuerdos de libre comercio con países de todo el mundo, como China, Taiwán, la Asociación del Sudeste Asiático (Asean), la República de Corea, el Consejo de Cooperación del Golfo, la Alianza del Pacífico y la Unión Europea (UE), pero la pieza faltante del rompecabezas era el Mercosur. Consideramos que se fortalecerá el comercio entre nuestros países porque el potencial está ahí y estamos trabajando muy de cerca con sus líderes porque creemos que tenemos herramientas de tecnología y servicios que serían útiles. Por ejemplo, nosotros apostamos a nuestra avanzada industria de tecnología agrícola que desarrolla y exporta ingredientes para prolongar la vida útil de los productos, un elemento que podrían necesitar las industrias locales.

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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