La Salamandra vuelve a trabajar en cooperativa

En 2014, el Grupo Indalo decidió suspender la producción e intentó vaciar la empresa ubicada en Torres.
Share on twitter
Share on facebook
Share on linkedin
Share on whatsapp
Share on email

En 2014, el Grupo Indalo decidió suspender la producción e intentó vaciar la empresa ubicada en Torres. Los operarios se conformaron en cooperativa y volvieron a producir dulce de leche de alta calidad. Todavía con un nivel bajo de actividad, se entusiasman con reactivar otras líneas productivas y generar nuevos puestos de trabajo.
En el precario camino de tierra, cerca de Torres, nada indica que se está por llegar a una planta modelo para producción de derivados lácteos. Tampoco hay indicios en el ingreso al predio, donde una tranquera abierta permite acceder a una garita en la que, llamativamente, todavía cumple su función un agente de seguridad de la empresa Securitas. El hombre se levanta a preguntar quiénes somos los del auto y es probable que sea lo único que tenga que hacer durante toda la jornada.
Cumplido el trámite de identificación unos metros más de camino de tierra, rodeando lo que supo ser un amplio comedor con techo de paja, se abre ante la vista la planta de La Salamandra. Mejor dicho, de la Cooperativa de Trabajo La Salamandra.
El día pautado para la nota con los trabajadores no era de producción. La escasez de leche en el mercado complica el aprovisionamiento de la fábrica y entonces solo se prenden las máquinas una vez por semana. El resto de los días se acuerdan entregas para comercialización y un puñado de operarios trabaja en el etiquetado. “Tenemos las máquinas”, indicó Barbosa, pero “estamos con un nivel de producción que nos permite etiquetar a mano”.
En la fábrica se corta la luz. Hay que ahorrar en ese insumo que genera uno de los fuertes dolores de cabeza a la hora de calcular gastos. Por eso, primero se dan unos pasos a tientas hasta que uno de los cooperativistas levanta la tecla indicada y se “hace la luz”. El primer sector corresponde a oficinas. Los muebles están en su lugar. También algunas computadoras y una enorme cantidad de carpetas de legajos son testigos mudos de la historia laboral que se transitó hasta el presente.
En cada invitación hay frascos llenos con ese dulce de leche de una calidad que les hizo transcender fronteras. Y que hoy son el pilar para la resurrección productiva. El laboratorio, uno de los puntos clave de producción y testeo de calidad, se mantiene impecable. Como cada uno de los eslabones desde la entrada de la leche hasta las cámaras para conservación, salado y maduración de quesos -hoy sin uso- y distribución de los productos.
Se acondicionó a nuevo un sector de acopio de insumos y se mantiene una gran cantidad de stock de material para envasado y empaque. Hoy, como ahorro, las calderas se encienden y mantienen a leña, otro de los elementos que quedó en cantidad considerable. La firma La Salamandra fue fundada en 1991 como una empresa familiar de elaboración de dulce de leche de calidad artesanal. En 1996 cambió de dueño y apuntó a la producción de mozzarella de búfala (Bufarella) y mozzarella de vaca (Fior di Latte). Esos equipos aún hoy están, impecables, dentro de la planta.
En el año 2003 lanzó al mercado una nueva línea de quesos a base de leche de cabra, elaborados artesanalmente de acuerdo con sus fórmulas originarias de Francia, Italia, Grecia y Holanda. La empresa cuenta con un predio de 19 hectáreas. En su momento, las tierras eran habitadas por vacas y búfalas que pastoreaban y aseguraban la producción de leche fresca, de alta calidad y sanidad.
Un blog que quedó como testigo de esa historia relata que la firma poseía dos plantas elaboradoras en las que se fabricaban productos gourmet de calidad superior: “Las Cabrillas” en la localidad de Forres, Santiago del Estero, se especializaba en los quesos de cabra. Y “La Salamandra”, en Torres, con producción de dulce de leche, la mozzarella y bufarella.
En 2011, las instalaciones pasaron a manos del Grupo Indalo, del empresario Cristóbal López, fuertemente vinculado al negocio del juego y, en los últimos años, al de los combustibles. También avanzó en la adquisición de medios de comunicación.
Para ese entonces, La Salamandra exportaba parte de su producción, destacada por su alta calidad. El pase de manos, sin embargo, se transformó en el principio del fin, con los trabajadores como principales perjudicados. Con un proceso de vaciamiento en marcha, las máquinas dejaron de funcionar, repentinamente, en noviembre de 2014. A partir de entonces, los operarios decidieron montar una guardia para evitar la fuga de máquinas y, sin saberlo, iniciar una lucha que todavía se encuentra en pleno desarrollo. Un año después, definieron conformarse en cooperativa y reactivar la fábrica, con el apoyo del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA). En esa tarea se encuentran.
PRODUCIR
Néstor Barbosa es el presidente de la Cooperativa de Trabajo La Salamandra, nombre que por el momento aglutina a 13 trabajadores que volvieron a producir dulce de leche y esperan reactivar la línea productiva en su totalidad. “Estamos produciendo dulce de leche desde hace dos meses”, indicó quien había sido el delegado sindical de ATILRA en la etapa de gestión empresarial.
“Tuvimos que arrancar de cero. El gran problema que tenemos es conseguir leche, porque está faltando leche en toda la industria. A nosotros se nos hace complicadísimo. De hecho hemos tenido problemas con el tema de la luz con la Cooperativa Eléctrica que nos obligó a arrancar y tener que frenar, con lo cual perdimos la leche que estábamos consiguiendo. Nos costó un montón conseguirla de nuevo. Estamos trabajando con ferias, minoristas, en la zona de Luján, donde nos autorizó el Municipio a vender”, agregó.
– ¿Qué cantidad están produciendo?
– Estamos procesando 3.500 litros de leche que para el dulce rinde un 50 por ciento en kilos. La idea nuestra es poner la fábrica en funcionamiento con todo. Es una fábrica que está entera y tiene un producto de muy buena calidad. Estamos apuntando a no bajar la calidad. Hoy hicimos 1.500 kilos de dulce y en dos o tres días se venden.
– ¿Cómo se dividen el trabajo?
– Están los compañeros que son calderistas. Después tenemos un dulcero encargado de preparar la mezcla y los demás están en empaque y envasado.
– Además de la provisión de leche, ¿qué otros inconvenientes han debido sortear?
– Con la Cooperativa Eléctrica tuvimos varios problemas. La Cooperativa nos decía que había denuncias en contra nuestra y que le habían pedido que nos sacaran el medidor. Cosas que nos pedían, cosas que les conseguíamos para gestionar el medidor a nombre nuestro. Pero se fue dilatando mucho. A pesar de ser una cooperativa, nos puso bastantes trabas para darnos la energía. Estuvimos sin energía un tiempo. Tuvimos que poner 20.000 pesos de garantía, conseguir avales de concejales, más allá de los papales propios. La verdad nos pusieron trabas, pero nosotros les demostramos que queremos trabajar seriamente.
– ¿En qué instancia legal se encuentra la conformación de la cooperativa?
– Nosotros ya pasamos a INAE (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social), con número de expediente. Pero estamos esperando porque eso tarda nueve meses o más. Todos los días estamos apurando porque necesitamos los papeles. Estamos en proceso de legalización definitiva. Además tenemos el aval del Concejo Deliberante de Luján que declaró a la empresa de interés municipal y también una nota firmada por el intendente. Todavía falta. Todas las cooperativas que inician los trámites empiezan a trabajar de esta forma, sin esperar nueve meses hasta que te salgan los papeles. Nos encontramos con que los trámites se están trabando, te mandan de una oficina a otra. Ya pensábamos que a esta altura íbamos a estar más avanzados con eso.
– ¿Qué les permitiría esa formalización?
– Poder trabajar con mayor tranquilidad. Necesitamos trabajar. Esta fábrica, en su momento, empleaba a 54 compañeros. Hoy somos 13. Queremos que esto empiece a funcionar para generar puestos de trabajo para Luján. Es una fábrica con una muy buena mercadería reconocida en el mercado.
– ¿En qué situación quedaron los trabajadores con respecto al Grupo Indalo?
– En su momento, mucha gente se empezó a ir con el retiro voluntario. Ellos presentaron un procedimiento preventivo de crisis en el Ministerio de Trabajo de la Provincia, se comprometieron a realizar una serie de inversiones, dejando un plantel más reducido. Después de muchas negociaciones con el Grupo Indalo, en noviembre de 2014 terminamos de trabajar un viernes y al rato nos avisaron que se estaban llevando cosas de la fábrica, intentando vaciar la empresa. Con un grupo de compañeros decidimos montar una guardia para lograr que no se llevaran nada. Nos mandaron un telegrama diciéndonos que estábamos ‘desobligados’ de cumplir tareas. Empezaron a mandar cartas documento de a dos compañeros, con la liquidación final. En todo momento rechazábamos la indemnización y pedíamos la reapertura de la empresa.
Era una empresa que estaba funcionando. Incluso hubo ofertas serias para comprarla. Lo producido se vendía mucho en Brasil y en Estados Unidos. Las mismas cadenas se pusieron en contacto para comprar la empresa. El Grupo Indalo nunca quiso vender.
– A la distancia, ¿cómo explican la actitud que tuvo el Grupo Indalo con respecto al manejo de la fábrica?
– No sé. Hoy se ven tantas cosas, uno mira lo que hizo Cristóbal López y no entiende qué es lo que pasó. Ellos decían que iban a abrir la fábrica más adelante, cuando cambiara el modelo económico. Pero el Grupo hizo maniobras de vaciamiento en todo momento. Cuando compró la empresa en 2011, nosotros nos pusimos contentos. Pero empezamos a ver que no eran del palo lácteo, que ponían un gerente que no entendía nada. Yo como delegado empecé a denunciar esas situaciones, primero al sindicato y después empezamos a denunciar con el gremio en otras instancias. Compraban leche a un tambo habilitado por la Unión Europea, pero la mandaban a otro lado y traían leche de mala calidad, con mucha acidez. Empezaron a hacer todo eso. Nosotros empezamos a advertir que intentaban bajarle la calidad al producto.
DENUNCIADOS POR TINELLI
Hace poca semanas, integrantes de la Cooperativa de Trabajo La Salamandra fueron sobreseídos de una causa penal en su contra presentada por el conductor Marcelo Tinelli. En septiembre del año pasado, movidos por la incertidumbre que rodeaba a su futuro laboral, un grupo de trabajadores decidió interrumpir la emisión en vivo de ShowMatch, ante los vínculos de Cristóbal López con la productora Ideas del Sur. Tinelli despotricó contra los trabajadores y hasta vinculó a algunos de ellos con supuestos “barrabravas”.
“Todas las personas que estuvieron acá van a ser denunciados penalmente por nosotros. Esperemos que se cumpla la ley y vamos a seguir hasta las últimas consecuencias. Espero una sanción justa y ejemplar para todos los que entraron. Entiendo todos los reclamos de la gente, entiendo que hay empresas, entiendo que hay personas que no tienen trabajo, pero lo del otro día no lo vamos a bancar y vamos a ir hasta las últimas consecuencias. Hay algunos identificados, algunos que pertenecían a una empresa, otros que no sabemos quiénes son, parecían grandotes físicamente, no sé si tenían un gimnasio adentro la empresa porque han crecido mucho físicamente. El lunes van a ser todos denunciados, ya tenemos algunos números de documentos, los números de teléfonos y vamos a seguir a los jueces para que tengan una sanción especial”, fue la sentencia del conductor.
Barbosa recordó la intención que tuvieron a la hora de tomar la decisión de aparecer en la televisión sin previo aviso: “Cuando empezaron a llegar las cartas documento, empezamos a ver cómo seguir. En una reunión que tuvimos nos enteramos que el Grupo Indalo compraba Ideas del Sur. Después lo que dijo Tinelli no fue cierto. En ese momento estaba peleando por la presidencia de la AFA y nos acusó por ese lado. La idea era que la gente se enterara lo que estaba pasando con La Salamandra, porque en Capital es una marca muy conocida”.
http://www.elcivismo.com.ar/

Mirá También

Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas