¿La crisis de SanCor termina en la justicia?

Roberto Fermín Bertossi afirma que no existe ninguna posibilidad legal de transformar a Sancor C.U.L. en sociedad comercial ni asociación civil, como tampoco la de vender parcial ni totalmente la misma a terceros.
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El gobernador de la Provincia, Miguel Lifschitz, instaló en lo más alto de su agenda de gobierno la crisis de la cooperativa láctea SanCor en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura santafesina. Admitió que «si SanCor está fundida» es por culpa de la falta de una política lechera en Argentina. Verdad a medias, porque otras industrias del sector no necesariamente están «quebradas», más allá que la lechería mundial no está pasando por su mejor momento y el mercado interno de consumo de lácteos cayó estrepitosamente.
El hecho de que el Gobernador haya utilizado, casi poéticamente, la figura retórica de «SanCor no tiene precio», apelando a la emotividad, y que «estaremos junto a los trabajadores», no significa que la Provincia vaya a poner dinero en la «Madre Cooperativa» (como se la conoce coloquialmente entre los pobladores de Sunchales).
SanCor llegó prácticamente a un punto de no retorno; la sangría de asociados (sus verdaderos dueños) continúa. Solo recibe 800 mil litros por día que no pueden ser industrializados en Sunchales por falta de insumos, y entonces se la deriva a empresas como La Ramada (Esperanza) o Verónica (Lehmann).
Roberto Fermín Bertossi, catedrático y estudioso de temas cooperativos escribió recientemente en el portal «Zona Económica» que «SanCor se fue desmembrando y derrumbando por pésimas administraciones, burocracias, mediatizaciones participativas, falta de garantías suficientes en su politizada vinculación con Venezuela, etc., todo ello sin perjuicio de flagrantes y reiteradas omisiones e incumplimientos de los deberes de funcionarios públicos por parte del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social, (INAES), como de presuntas corrupciones y enriquecimientos ilícitos de consejeros, síndicos, auditores, asesores, etc., los que seguramente han de ser investigados en caso de declaración judicial de bancarrota, cuando serían citados quienes en los últimos años conformaron sus consejos de administración, sus sindicaturas, etc.»
Continúa diciendo que «SanCor no puede superar una crisis que en 2016 ya le generó pérdidas por poco menos de $ 2.500 millones. Así entonces y mal que nos pese, se fortalece la fatalidad de formalizar su quiebra cuando jurídicamente conforme nuestro derecho cooperativo vigente, no existe ninguna posibilidad legal de transformar a Sancor C.U.L. en sociedad comercial ni asociación civil, como tampoco la de vender parcial ni totalmente la misma a terceros, (arts. 6, 24 y cc., Decreto-ley 20.337/73 – Cooperativas).»
Y culmina su razonamiento el especialista: «finalmente, ante la hipótesis de la quiebra de Sancor CUL., no es baladí hablar de epitafio porque esa tragedia cooperativa que significaría la desaparición de SanCor, sería un tiro de gracia a la buena fe ínsita al cooperativismo; buena fe malversada por consejeros, síndicos, auditores, asesores, consultores e INAES».
http://diariolaopinion.com.ar/noticia/179306/la-crisis-de-sancor-termina-en-la-justicia

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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