Del encuentro de hace casi dos semanas con el Presidente de la Nación lo que más se sostuvo entre todos los asistentes fue su sugerencia de bajar los costos. Algo que suena bien, pero que es muy complicado con el arrastre de años que combina caída de la producción, pérdida de mercados internacionales, inflación que deprime al consumo interno, como parte de lo que pensar que mejorar las cifras sea más un idilio que una realidad.
La idea de ajustar los números de la cadena no se restringió a la producción primaria, que no decide, sino que padece las definiciones de los siguientes eslabones.
Básicamente, el propio Mauricio Macri apuntó a la industria y en la reunión fue muy concreto. Mientras se le informaba que las paritarias estaban por empezar a debatirse, fue él quien señaló algo que en la cúspide de la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina cayó pésimo. “Tienen que tratar de cerrar en cero a las paritarias, al menos por 24 meses”. Así de simple. Macri cree que es el momento de dejar de aumentar la brecha salarial de algunos gremios, que son los menos; y de este modo con el ejemplo de Atilra, demostrar que los acuerdos exagerados de los últimos años ahora deberían rendir sus frutos y aquella ventaja conseguida en los cierres anteriores que superó los ciclos inflacionarios, ahora deberá compensar con lo que será una paritaria sin aumentos.
En un primer momento los industriales de todos los tamaños se miraron alrededor de esa mesa de Casa Rosada con el temor de tener que salir a enfrentar al gremio con las herramientas de siempre, pero sin esperarlo recibieron un apoyo que los envalentonó. “Hay que adaptarse a la nueva realidad de la Argentina, por eso pongo a disposición de ustedes a las fuerzas de seguridad y también la Justicia deberá acompañar, porque no vamos a permitir como Estado ninguna situación de violencia al respecto”, teniendo en cuenta los reiterados bloqueos de plantas, por todo motivo que rápidamente puede organizar el gremio lechero.
Esta intención de frenar a los muchachos de Ponce, que también empezarán a pelear para sostener más allá de fin de año el aporte solidario -único en el esquema sindical argentino- ya se le explicitó a Atilra la semana anterior y será en los próximos días que se retome el tema cuando vuelva a agendarse una cita paritaria, que debería sostener las condiciones que terminaron siendo aceptadas en este primer semestre; y que en definitiva también permitieron abrir las negociaciones para SanCor y la recepción de dinero estatal.
El Gobierno exhibe la chapa de haber comenzado una “limpieza sindical”, con los casos del “Pata” Medina o el “Caballo” Suárez y pretende que la seguidilla sea en calma y sin sobresaltos. Habrá que ver si pueden los industriales obrar de fuerza de choque en este punto y si realmente responde la seguridad del Presidente en este sentido.
Es tiempo de ajustes y de cambios, la lechería lo necesita y lo sabe, son sus actores los que deberán actuar en consecuencia, mientras esperan que en febrero para lo que será el segundo encuentro de la Mesa de la Leche el reporte sea optimista y también la Nación pueda dar soluciones sobre todo lo otro que se charló a dos días de haber asumido el nuevo Ministro de Agroindustria y que tiene vínculo directo con lo cotidiano del tambo y la producción de lácteos.
Elida Thiery