Por Elida Thiery – La constante inflación, la caída del consumo y varios detalles más de la argentinidad hicieron que en el último año se reflotaran segundas marcas dentro de varias empresas lácteas. La búsqueda de los consumidores en un rango de productos cada vez más exclusivos, como el queso, aunque suene extraño hicieron que esta decisión en un inicio fuera efectiva, pero ya no deja margen de ventaja.
Muchísimo más caro que la carne, el kilo de queso cremoso o port salud hace que en cada compra se transforme en un artículo de lujo.
Las mezclas de un poco de leche, con fécula de maíz, colorante y saborizante se consiguen en los supermercados del corazón de la cuenca lechera a algo más de 90 pesos por kilo, sin embargo, los quesos reales no están por debajo de los 120 pesos. Son productos de pymes, sin marcas trascendentes y es por eso que se transforman en la alternativa de la mayoría de los consumidores.
Una empresa de las más grandes sacó a relucir hace meses una de sus marcas de más tradición, hoy tapada por el isologo comercial de más peso. Ese queso histórico hoy se encuentra a pocas cuadras de la planta de elaboración a 147 pesos por kilo, mientras tanto, el producto principal de venta, con otro nombre, cotiza a 152 pesos. A gusto personal con mejor sabor el más barato, queda demostrado que siempre que hay brechas de precios o calidades, la inflación termina llevándose puesto a todo esto y así con cinco pesos de diferencia, a la hora de comprar es ínfima la diferencia que nos hace decidir.
Cuando la cadena láctea reclama que la fase comercial se siente a debatir, tiene que ver con esto el vínculo con el consumo y la relación con los tamberos. Las fases de esta producción dependen de manera directa del precio final del producto y esto es algo que los estados, tengan el color político que sea, se niegan sistemáticamente a debatir o abrir a la posibilidad de cuestionar.
Claro que hay quesos cremosos que trepan a más de los 250 pesos por kilo, mientras a la leche fluida se la intenta mantener en el promedio de los 20 pesos. Es esta dispersión la que hace cada vez más complejo un cálculo justo de pago a la producción, así como un valor concreto y posible para el consumo. Cae la demanda, el mercado se desarticula entre el reingreso de SanCor a las góndolas y el reparto de leche para grandes y chicas. La lechería argentina trata de ordenarse camino a la primavera, mientras en la chata los melones siguen sin encontrar un punto de apoyo consistente, ya que de políticas vacías está hecho ese trayecto.
http://elidaescribe.blogspot.com.ar/2017/07/infima-brecha-de-precios-entre-primeras.html
Infima brecha de precios entre primeras y segundas marcas de quesos
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San Martino qué pasa con los 250 millones que iban a poner para los tambos inundados de Santa Fe.?
Que van a esperar que cierren 50 más . 5 meses ya pasaron , es una emergencia por lo menos digan algo .
Sanmartino, dignidad y vergüenza. Por favor hasta acá haz hecho todo mal o directamente nada. Renunciá, no quedará en el bronce tu gestión.
Tambero chico: ahora todos los que votaron por el libremercsdismo quieren que Sanmartino actúe. Jajajajajajaja. Como dijo el gran filósofo argentino Diego Armando, LTA. A llorar al campito, o no sabían que esté gobierno lo único que iba a hacer es no intervenir de ninguna manera en el mercado, y bueno, es lo que hizo. El resultado Está a la vista. Y la feroz concentración que se está dando terminará con unos 2000 tambos menos en los próximos 3 años. Ya fue. Ya está. A dedicarse a otra cosa. Los pequeños no tenemos cabida en este sistema.
5000’tambos,son’demasiados.
900’industrias,una’guasada.
EFIZIENZIA,es’la’palabra.
Aprenda a escribir antes de opinar. GRINGO BRUTO