A tono con su tradición de «aportar valor a las comunidades que acompañaron su crecimiento», la empresa láctea Ilolay alzó una vez más la bandera de la solidaridad al obsequiar, en el marco de sus 90 años, indumentaria deportiva para la práctica de distintas disciplinas colectivas a clubes de Rafaela y Bella Italia.
Fue durante un sencillo acto que se realizó ayer por la mañana en el salón del Jockey Club de Rafaela ante la presencia de los sucesores de Alfredo Williner, el emprendedor que en 1928 vendió la parte de la tierra que heredó de su padre, José María, e invirtió en una fábrica de productos lácteos.
El presidente del Comité Ejecutivo de la compañía, Alfredo Williner, presidió el encuentro al que asistieron directivos, profesores y pequeños jugadores de las instituciones beneficiadas. El gerente General, Rodolfo Galoni y el gerente de Marketing, Marcelo Magni, se encontraban en la platea junto a integrantes de la familia propietaria de la empresa, como José Williner, Gastón Funes, Florencia Bañón, Raúl Bañón y Alfredo Curiotti.
Según la información proporcionada, se entregaron casi 5.000 juegos de camiseta y pantalón a 8 clubes, 3 ligas y 13 escuelitas deportivas de la Municipalidad de Rafaela. En esta oportunidad, la acción se orientó a la práctica de 4 disciplinas: fútbol, básquet, voley y hockey. Las instituciones beneficiadas fueron el Club Social y Deportivo de Bella Italia, Club Atlético Almagro, Club Atlético Ferrocarril del Estado, Club Atlético Independiente, Club Atlético 9 de Julio, Club Atlético Peñarol, Club Atlético Argentino Quilmes y Club Sportivo Norte, todos ellos de Rafaela, además de la Asociación Rafaelina de Básquet, la Liga Rafaelina de Fútbol, la Asociación Rafaelina de Voley y las Escuelitas Deportivas que la Municipalidad de Rafaela posee en 13 barrios de la ciudad.
«Como parte de su fuerte compromiso hacia la comunidad cercana, Ilolay optó por esta acción con el fin de promover y apoyar el deporte formativo y fomentar valores como el esfuerzo, la perseverancia, la solidaridad y el afán de superación personal y colectivo», destacó Alfredo Williner en su discurso en el que también recordó brevemente la historia de Ilolay. Desde la constitución en 1928 y esos primeros años muy difíciles signados por la crisis económica iniciada en 1929 cuyas consecuencias continuaron durante la década del 30.
También consignó que la muerte prematura del fundador, en 1941, «fue un gran golpe para la empresa pero sus cuatro hijos, Hilda, Laura, Armando y Miguel se hicieron cargo del desafío de continuar la obra». «Quiero destacar que en este desafío la actitud de liderazgo, responsabilidad y visión de negocios de uno de sus hijos, mi padre Armando Williner», subrayó.
Con orgullo, sostuvo que «aquí está presente buena parte de la familia que le dio continuidad a los objetivos que se habían trazado su fundador don Alfredo Williner, abuelo, bisabuelo y tatarabuelo de muchos de los que estamos participando en este acto». «Ahora seguimos apostando por el futuro con un plan de crecimiento sólido, procurando ampliarnos sustentablemente», subrayó para luego dejar, como un mensaje especial para los chicos presentes, que «los valores humanos pueden hacer una diferencia y ayudar a que surjan cambios que impacten en forma positiva en la sociedad».