Con el conocimiento real de una nueva baja de precio para la leche producida y entregada en agosto, los productores se han estremecido a un nivel de gran preocupación. Las industrias han confirmado un nuevo descenso que acumulado ya oscila entre $ 0,60 y 0,70 ctvs por litro.
Si hasta junio los tambos se desenvolvían ajustadamente, hoy la situación se torna crítica y excede a cualquier ánimo optimista. Este clima se percibe claramente en las oficinas y administraciones de las distintas cooperativas de la cuenca lechera santafesina-cordobesa, entidades que están prestando una importante asistencia a los productores. En recientes reuniones donde participan economistas y asesores se ha escuchado que la situación puede empeorar aún, sin mencionarse límites en el corto plazo.
En el distrito Pilar, del Departamento Castellanos, donde quedan 42 tambos en actividad, según cálculos rápidos que hacen los productores, cada 100.000 lts de leche diarios que se producen significan $ 80.000 menos que dejan de ingresar al circuito comercial del lugar. La estimación permite asegurar sin ninguna exageración, que en esa localidad entre agosto y diciembre la actividad económica se verá afectada por un menor ingreso que oscila entre $3.500.000 a $ 4.000.000, dinero que no se recuperará, además del achicamiento que se observa en cada uno de los establecimientos.
Apelando a una rápida estimación sobre los efectos de esta baja de precio para la producción de leche en una amplia región, y tomando como referencia la producción en la cuenca lechera santafesina-cordobesa, con unos 10 millones de litros diarios, a $ 0,60 menos por litro, el cálculo es inapelable: son $180.000.000 mensuales que desaparecerán de las actividades comerciales, con su cadena de efectos. En cuatro meses –agosto a diciembre- esa suma ascenderá a $ 720.000.000 aproximadamente. Este cálculo debe ser tomado como una referencia ya que la cuenca lechera de Santa Fe y Córdoba representa alrededor del 64% de la producción nacional, por lo tanto el volumen total supera holgadamente los 10 millones de litros que se toman como referencia.
Si se agrega la caída de producción de leche que se produjo sobre fines del verano y comienzos del otoño, más los daños físicos en los establecimientos, es posible que este 2015 resulte históricamente uno de los peores años para el desarrollo de la lechería argentina.
* Director de Revista Nuestro Agro
Fuente: Nuestro Agro