Por Elida Thiery – Esta semana publicamos novedades para el sector lechero. La implementación del Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina desde el próximo martes, genera expectativas en cuanto a un cierto ordenamiento que viene pendiente históricamente, pero que requerirá de controles que aún no están muy claros, para poder lograrlo de una manera abarcativa, para llegar a más de 400 empresas de las 160 actuales y a más de nueve mil tambos, de las seis mil explotaciones informadas actualmente.
Además, el miércoles abre sus puertas Mercoláctea 2016, en la EEA Rafaela del INTA, intentando retomar el curso de una muestra cercana a los productores, con mucho peso en la capacitación, rondas de negocios, pero sobre todo, con animales y su jura.
Pudiéndose ver de cerca al robot ordeñador, que fascinó a funcionarios nacionales, quizá se pueda tener una mayor certeza de cuál es el rumbo que se pretende para una economía fundamental para nuestra región, pero también para los números de todo el país.
Es complejo leer un panorama certero en una primavera con poca leche, mucha agua cayendo del cielo, napas muy altas, e incluso inundaciones, después del trayecto en un año con otras inundaciones y pérdidas por doquier. Más dificil aún se pone el análisis al leer declaraciones oficiales en las que se remarca como un logro la recuperación del 65 por ciento para el precio al productor, sobre todo cuando se viene de años de pérdidas constantes, con énfasis en el primer eslabón de la cadena, que tampoco llegan a generar recuperación concreta y rentabilidad.
Pero se intrinca la lectura ante frases como «tambo que no crece, cierra”. Claramente no se puede tener expansión en una actividad que no tiene rentabilidad, que no es asistida como corresponde, a la que se le incumplen una y otra vez los compromisos, tan sencillos, como poder hacer una reunión con toda la cadena, con el supermercadismo tal como se escribiera en el documento de enero firmado en Venado Tuerto, aunque luego se quiera dibujar que este eslabón no es parte de la misma.
Entre mensajes por demás optimistas y sablazos como los mencionados, los productores no saben dónde están parados, incluyendo el recorte presupuestario que el propio Ministerio de Agroindustria instala ya en todas sus áreas, con múltiples consecuencias.
Será bueno la semana próxima escuchar este tipo de explicaciones en la muestra lechera referida, para ordenar el horizonte, para comprender mucho más que el fenómeno de la concentración global para todos los segmentos, pero hallar una alternativa de trabajo político que exceda a los grupos de Cambio Rural. Esa estrategia no puede ser la única manera de encaminar a una producción, que sobre todas las cosas es individualista, más cerrada que otras en el campo argentino y que precisa de impulsos desde el precio, hasta las obras de infraestructura.
¿Es entonces el conformismo la actitud para este momento?, ¿seguirá siendo la aceptación indiscriminada la forma de transcurrir las campañas?. Esenciales cuestionamientos que hacen a una lechería adormecida y a una realidad aplastante.
Elida Thiery