Doce años después, en qué quedó la pasteurizadora premiada en Estados Unidos

Uno de los jóvenes que ideó el prototipo aclamado en una Feria internacional de Ciencias en Norteamérica, explicó por qué no pudo fabricarse en serie aquel invento que sacudió el ambiente educativo de nuestro país hace ya más de una década.
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Escribe: Fabricio Bovier
En mayo de 2005, una noticia sacudía la habitual tranquilidad pueblerina. Dos estudiantes de la Escuela Técnica Nº 139, de Viale, se hacían merecedores del segundo premio en la Feria Internacional de Ciencias Ingeniería Intel-Isef, realizada en Estados Unidos.
Se trataba de la primera pasteurizadora de leche portátil del mundo, y que prometía dar solución a los pequeños y medianos tamberos de nuestro país. Los autores del proyecto: Hugo Chiardola e Ignacio Rodríguez.
Las ventajas del invento eran más que notorios: Era barata, permitía pasteurizar la producción propia evitando la comercialización de leche cruda, aumentaba la calidad de la mercadería y, a la vez, generaba un contrapeso a los oligopolios lecheros que fijan precios de manera arbitraria.
En 2005, el reconocimiento que recibieron los chicos en Estados Unidos recorrió todos los diarios y medios argentinos: Dos humildes estudiantes, de una humilde escuela entrerriana (que por entonces no tenía ni edificio propio) resultaban multipremiados en el país del norte.
En aquel momento, los jóvenes dieron numerosas entrevistas en radio, televisión y diarios de toda la geografía nacional. A los periodistas no les entraba en la cabeza cómo dos chicos, desde una escuela-galpón y con más ganas que herramientas, habían creado semejante proyecto que prometía revolucionar la situación de miles de tamberos argentinos.
Clarín, La Nación, Canal 13 de Buenos Aires, Radio Mitre, América TV, todos. Hasta Susana Giménez habló del tema en uno de sus programas.
Pasó el tiempo y con él la euforia de los premios y las entrevistas periodísticas. La ansiedad inicial daba paso a la calma.
Esta semana, doce años después, nos juntarnos con uno de los protagonistas de aquella historia local de repercusión internacional: Hugo Chiardola.
El muchacho, ahora docente de la Escuela donde ideó su invento doce años atrás, aunque ubicada en un moderno edificio, reconoció que -por entonces- le llevó tiempo “darse cuenta de la magnitud” de lo que habían logrado. “Nos llamaron de todos los canales y dimos muchas entrevistas. Fue algo impresionante”, cuenta Hugo ahora.
Y aunque no lo diga, es justo reconocer de nuestra parte, que luego de semejante repercusión, la construcción del edificio propio de la Técnica se agilizó años luz. Lo que no se había podido concretar hasta allí, lo lograron dos pibes con ideas innovadoras en su cabeza y ganas de trabajar.
Apenas un año después de aquel logro, fue el propio titular del INAUBEPRO, Tavi Zavallo, quien trajo a la ciudad el Decreto llamando a licitación para la construcción del nuevo edificio de la Escuela Técnica.
El tiempo pasa…
-¿En qué quedó aquel prototipo de pasteurizadora? -le preguntamos ahora a Hugo.
-Hoy no sería posible fabricarlo, ya que no hay mercado. Ese prototipo estaba destinado a pequeños tamberos, pero los últimos años prácticamente desaparecieron los tambos chicos -explica.
Las estadísticas oficiales confirman la apreciación de Hugo. Según un informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), Argentina perdió el año pasado 460 tambos, un 4% del total de los establecimientos lecheros productivos, una tasa que duplica la registrada en los últimos años. Esa tasa de merma antes estaba entre 1,5 y 2 por ciento.
Y no sólo las estadísticas lo confirman: Con sólo dar una vuelta por el campo (y sin irnos tan lejos) advertiremos que los tambos chicos desaparecieron.
Lo que viene ocurriendo en nuestro país (no sólo ahora, sino los últimos años) es una postal que pinta de cuerpo y alma a este castigado sector de la economía regional: Los tambos grandes tienen algo de espalda para aguantar las crisis; los medianos buscan reconvertirse. Los chicos no tienen oportunidad de sobrevivir.
Los jóvenes vialenses, cuando idearon su prototipo, pensaron como destinatarios a productores que abandonaron la actividad estos años. Ello, lógicamente, impidió proyectar la fabricación en serie de la famosa pasteurizadora.
Sin embargo, Hugo no se queda quieto. A diario, acompaña y apoya a los estudiantes desde su lugar de docente en la Escuela Técnica, donde muchos de sus propios alumnos (por una cuestión de edad) no tienen idea de aquel reconocimiento internacional que protagonizó su Profe junto a Ignacio varios años atrás.
Una pasteurizadora fabricada con lavarropas en desuso
El logro obtenido por los alumnos vialenses en Estados Unidos fue realmente meritorio, ya que los elementos que usaron para construir la pasteurizadora eran, en su totalidad, materiales reciclados. La cuba de aluminio fue hecha con un lavarropas viejo; el depósito de agua estaba realizado con dos garrafas cortadas; el sistema de circulación fue construido con un lavarropas en desuso y el motor fue extraído de un ventilador viejo. Las ventajas:
– Ayudaba al pequeño y mediano productor tambero y al comerciante a proveer al consumidor final un producto de calidad.
-Su costo era accesible para el pequeño y mediano productor, como así también para aquel comerciante que desee contar con él.
– Posee diseño de alta movilidad y transporte de un lado a otro.

Viale. Doce años después, en qué quedó la pasteurizadora premiada en Estados Unidos

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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