Uno de los temas tratados en el Seminario Internacional del Sector Lácteo Ovino y Caprino, que formó parte de la programación de Mercoláctea, fue la búsqueda de visiones compartidas acerca del futuro de las leches finas. A tal punto se ha llegado que ubican al sector al borde del abismo.
Víctor Suárez, médico veterinario e investigador del INTA y coordinador nacional de Lechería de Oveja, de Cabra y de Vacas que no están en la llanura pampeana, admitió que es algo dramático plantearlo así, pero «hay razones que lo justifican».
«La lechería ovina y caprina siempre ha apuntado a ser un producto gourmet, con un precio elevado y para una clase determinada de gente. Un nicho específico no masivo que compite con los quesos caros de leche de vaca», explicó y añadió que se suceden situaciones de competencia que resultan atentatorias.
«Cuando la leche de vaca sobra, estos quesos quedan en la estantería y no se puede competir. Eso hace que este sector no crezca»; definió Suárez.
Para el asesor, el target del producto no logra estabilizarse y en los últimos tiempos cada vez que se abrió un tambo hubo otro, u otros, que cerraron. «Así la gente se desmoraliza y el número de tambos es menor al que había a fines de los años ’90; por eso decimos que estamos al borde del abismo», indicó.
No es fácil encontrar una salida a esta situación y por eso se convocó en este seminario a buscar la posible solución o la modalidad para superar el estancamiento de estas producciones. «Uno solo no tiene la fórmula y seguiríamos cayendo en los mismos errores», sostuvo Suárez para justificar la apertura del juego a la hora del debate y de compartir ideas o experiencias. Los tres eslabones de la cadena: productor (que a veces es el mismo productor), el comercio y el consumidor, «que es el que manda», dijo el asesor.
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