Pero no tanto como necesitan los tamberos. Los valores FOB siguen en el subsuelo.
Las empresas lácteas con un perfil exportador deberían ser las que instrumenten un mayor incremento del precio de la leche pagada a los tamberos a partir de la mejora de competitividad obtenida con el sinceramiento cambiario.
En el primer tramo del presente mes de diciembre el precio de exportación de la leche en polvo entera –medido en moneda local– se ubicó en un rango general de 17.800 a 25.800 $/tonelada. Luego de la devaluación instrumentada a partir del jueves 17 ese rango pasó a ubicarse entre 28.100 y 34.500 $/tonelada.
Las mayores ventas externas realizadas luego de la devaluación fueron declaradas por Noal con 500 toneladas a 2625 u$s/tonelada con destino a Argelia; La Sibila con 500 toneladas a 2225 $/tonelada (también colocadas en Argelia); Louis Dreyfus Commodities con 100 toneladas a Cuba a 2598 u$s/tonelada y 50 toneladas a República Dominicana a 2200 u$s/tonelada; Verónica con 100 toneladas a 2280 u$s/tonelada destinadas a Argelia; y Nestlé Argentina con 100 toneladas a 2598 u$s/tonelada remitidas a Cuba.
Si bien la devaluación mejora la rentabilidad inmediata de las industrias lácteas exportadoras, los precios FOB de la leche en polvo entera siguen estando en el subsuelo.
El FAS teórico de la leche pagada en tranquera de tambo para una industria promedio que destine el 100% de lo adquirido para elaborar leche en polvo entera se ubicaba antes de la devaluación en torno a 2,25 $/litro con un valor FOB de exportación de referencia de 2400 u$s/tonelada. Con el nuevo tipo de cambio ahora es del orden de 2,85 $/litro (un valor bajísimo para recomponer la situación del sector primario lechero).
Evidencia fáctica indica que la mejor manera de asegurar el desarrollo de la producción lechera –base primordial para el crecimiento de la cadena de valor láctea– es promover la fabricación de leche en polvo destinada al mercado externo.
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