Ni tamberos, ni industrias se llevaron alguna solución a los complejos casos que se están presentando desde hace años y desde hace meses con más intensidad.
Por Elida Thiery (EDairyNews) – Casi como una invitación a ver el tránsito inicial en el nuevo Metrobus del “Bajo”, la reunión de ayer por la tarde en el Ministerio de Agricultura del sector lechero no dejó más que otro encuentro de las partes.
Las empresas, representadas por el CIL, Apymel y la JIPL, además de las entidades de productores de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, pero también CRA y Sociedad Rural Argentina, se sentaron a la mesa con cámaras de supermercados grandes y chinos, siendo recibidos por el Subsecretario de Lechería, Alejandro Sammartino, José Quintana y Sebastián Alconada; y por un momento por el secretario de Agricultura de la Nación, Ricardo Negri.
En unas dos horas se habló de todo un poco, pero no se definió nada. Desde los plazos de pago a los productores, que debería bajar de los 45 a los 20 días, pero lejos de poder negociar los valores de una materia prima que se podría decir que tiene un buen precio para quienes la cobran 5,20 pesos en promedio, se pone el foco nuevamente en la falta de rentabilidad y todos los conflictos de la incapacidad financiera de los tamberos, que ya de tan constante se convierte en un padecimiento ineludible de la actividad.
Puede que con la ilusión de la presentación en un mes de un Plan Lechero, de un esquema para el sector que lo espera hace ya un año y medio el Gobierno crea que así se calmarán los ánimos, sin embargo los ánimos no se apaciguan. Al seguir sosteniendo la desafortunada idea de la “lechería 2x”, mientras los tambos más chicos se siguen liquidando, con remates todas las semanas en todas las cuencas nacionales, no hay mucha escapatoria si el horizonte sigue siendo “una lechería sin regulación”. Además, ese crecimiento tiene hoy un único y limitado mercado posible que es Brasil. Si bien se quiere agrandar esa suerte de cuota, aún no hay cifras conocidas como para mirar hacia una primavera fértil en el comercio exterior.
Sin hablar de cambios en las retenciones al IVA que siguen rigiendo, sin saber utilizar los datos que hoy brinda el Observatorio de la Cadena Láctea, en el encuentro el supermercadismo dejó claro que supuestamente no gana tanto como se calcula, que pagan en efectivo las descargas de lácteos, mientras los grandes demoran con ventaja 15 días para la leche fluida y 45 en quesos para esa efectivización; que los supermercados chinos tienen pocos proveedores en el segmento y que estarían interesados en incorporar a las pymes; y que sólo aguardan por un repunte en el consumo para nivelarse.
Sin políticas de control, de promoción, la lechería está en el mismo lugar desde donde llegó a esta gestión, en su eterna crisis y sin miras de cambios. Eso sí, con un mensaje positivista que no puede torcer la realidad.
Sin siquiera pivotar por el caso SanCor, la industria pide protección, siempre atemorizada por el gremio lechero, recién ahora se halla en este Gobierno la posibilidad de frenar al menos retóricamente al sindicato que ya se prepara para reclamar por el día descontado a causa del último paro, la panorámica sectorial se enrarece cada vez más y por supuesto, no se puso fecha para una nueva convocatoria, a pesar de las ideas pasadas de generar reuniones una vez al mes, con toda la cadena.
Finalmente, quedó claro que por algún error en el texto, recién la semana entrante se firmaría el acuerdo para que la Nación preste 150 millones a Santa Fe, sin embargo, ayer no se descartó que el desembolso llegue en no menos de 90 días, por lo tanto de la emergencia a la urgencia hay un largo trecho y como siempre, los que transitan ese plazo extensísimo, son los tamberos.
Elida Thiery