La falta de una información oficial por parte de Sancor provoca angustia entre los pobladores de Brinkmann, una ciudad de 11 mil habitantes, en el departamento San Justo.
Gustavo Tevez, su intendente, está preocupado por la posible pérdida de 132 fuentes de trabajo, pero descarta las versiones de que el cierre convertiría a esta ciudad en un “pueblo fantasma”.
Si bien destaca que hay otras fábricas como el frigorífico La Piamontesa, que tiene más de 500 empleos directos, reconoce que un cierre tendría un fuerte impacto entre los vecinos.
Los empleados se quejan porque ninguna autoridad de Sancor se comunica para darles una explicación. “La gente culpa a los trabajadores diciendo que tenemos altos los sueldos y por esa razón llegamos donde estamos. Los de arriba ahora nos dicen que van a reducir y cerrar plantas, pero ellos no cambian la política y anuncian que van a construir en otro lado porque le conviene”, agrega Raúl Lencina, de 53 años, uno de los más antiguos en el depósito.
Otro de los sectores donde hay preocupación es en los comerciantes, que advierten la baja en las ventas por la crisis económica del país, la incertidumbre por el futuro de la cooperativa y la falta de pagos de los sueldos.
Juan Pratto, que trabajó 35 años en la planta y ahora atiende una almacén, resalta: “Son muchas las familias que todavía dependen de Sancor y será muy difícil superar esta crisis. No sé por qué se la agarraron con esta planta y desde hace años le vienen sacando cosas hasta quedar sin nada”, se lamentó.
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