#Argentina: Ser tambero exige sacrificios y lleva a convivir con la crisis

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Trabajan 365 días al año, sin feriados ni días festivos, y se levantan a las 3.30 de la madrugada
RAFAELA.- Una multitud de pequeñas casas abandonadas decoran el fondo de una triste escenografía al recorrer la ruta que une la rotonda de la pequeña comuna de Nuevo Torino, en el departamento de Las Colonias, con uno de los caminos de tierra que se adentra en las producciones de Santa María Norte.
Sus inquilinos -algunos tamberos con pequeñas parcelas de tierra propias de unas 30 hectáreas cada uno- decidieron reducir sus riesgos y alquilar sus campos para producir soja. Uno a uno se fueron yendo, junto con sus familias y las de sus peones, revive el tambero Mario Neffen.
Descendiente de suizos y veterinario especializado en vacas de profesión, tiene un emprendimiento mediano con 340 animales, que produce 7000 litros de leche diarios en tierras que les alquila a sus parientes. Como para muchos en esta cuenca lechera, el tambo es cosa de familia, de arraigo a la tierra. Sin embargo, ninguno de sus cuatro hijos decidió seguir su ejemplo.
Esa decisión se fundamenta principalmente, admite Neffen, en lo que define como la «sacrificada» vida de tambero: en esta actividad se trabaja 365 días al año, sin Navidad ni feriados -la premisa dice que a la vaca se la ordeña todos los días sin excepciones- y con jornadas que comienzan a las 3.30 de la madrugada y que terminan a las 21 en invierno y todavía más tarde en verano.
Pero además se trata de una decisión puramente económica. «Tengo deudas por $ 300.000 [debió vender 45 vacas en las últimas semanas] y todas mis máquinas prendadas», explica, al describir la situación actual del sector. Más allá de momentos buenos, la lechería vive reeditando crisis por la incertidumbre que ahoga el largo plazo en emprendimientos con importantes inversiones de capital.
A modo de ejemplo, un tambo chico de 2000 litros diarios, con unas 200 vacas -cuestan entre $ 5000 y $ 6000 cada una-, un tractor, un «pinche» y una desmalezadora usados (unos $ 100.000), un equipo de ordeñe y frío ($ 50.000), y el alquiler de unas 100 hectáreas ($ 14.000 mensuales) tiene un valor total de 1.164.000 pesos.
«Unas 1000 hectáreas de soja crean un puesto de trabajo; la misma superficie ofrece trabajo a 25 personas en un tambo», estima Sergio Ambart, tambero de Esperanza. «Los 24 que se quedan sin trabajo cuando cierra un tambo se van a engrosar las villas de Rosario», completa.
El tambero y su familia trabajan con un «tambero asociado», que también suma a su esposa e hijos. Este último es quien hace la mayor parte del trabajo y por eso se lleva entre el 8% y el 13% del bruto de la facturación mensual del tambo. En un emprendimiento de 1700 litros diarios son entre $ 8000 y $ 10.000 por mes. Además, tiene casa y comida. «Nos levantamos a las 3.30, hacemos el ordeñe, la alimentación de terneros y desmalezamos», cuenta Jorge, un «tambero asociado» de Rafaela. Luego se toman una siesta de una hora y media y retoman las actividades hasta bien entrada la noche. «En verano, se duerme más por la tarde que a la noche. Es un trabajo sacrificado, pero se gana más plata que en otros lados», dice Jorge.
Los «tamberos asociados» son generalmente monotributistas y tienen la Obra Social de los Trabajadores Rurales Estibadores (Osprera). Sus esposas suelen hacer tareas domésticas y cuidar niños. En los tambos más grandes hay también peones de campo que pueden ganar, en promedio, unos 3000 pesos.
Pero más allá del sacrificado trabajo, el marco económico del sector es preocupante. En la actualidad, los tamberos reciben $ 1,49 por litro de leche de parte de las industrias, cuando su costo es -estiman- de alrededor $ 1,65, lo que una semana atrás disparó un conflicto que derivó en bloqueos de fábricas en esta provincia y en Córdoba, y con millones de litros de leche desechados.
«Al no tener rentabilidad, nos endeudamos con el peligro de desaparecer», afirma Jorge Blatter, que tiene un tambo que produce 1500 litros por día en Susana. «Esta crisis deja a los pueblos aislados. Podemos hacer soja, pero que no nos culpen después de dejar a la gente sin trabajo. Atrás hay familias», dice.
«Los tamberos también sufrimos la inflación», indica Leonardo Alassia, tambero de Rafaela. Entre los costos crecientes por la inflación se cuentan los del maíz, el alimento balanceado, el gasoil (que pasó de $ 3,80 a $ 6,20), el alquiler de los campos, los productos de limpieza y los servicios de profesionales como ingenieros, veterinarios o nutricionistas, entre otros.
Pero además los tamberos sufren una fuerte presión fiscal: pagan ingresos brutos, Ganancias, impuesto al cheque, IVA, impuesto inmobiliario rural y algunas tasas comunales. Actualmente existen unos 10.000 emprendimientos lácteos que emplean directa e indirectamente a unas 80.000 personas y, según la Sociedad Rural Argentina, cierran aproximadamante tres tambos por día desde 1988.
en crisis
89%
Es la suba del precio al productor desde 2008. Los costos de los tamberos subieron un 139 por ciento.
10.000
Son los tambos que existen actualmente en el país. Según la Sociedad Rural, cierran cerca de tres por día desde 1988.
Por Francisco Jueguen  | LA NACION

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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