Argentina: Pymes lácteas advierten que la crisis puede seguir agravándose

El mercado interno está colapsado de productos y con la baja de precios constante se sigue complicando el panorama económico de las empresas, que no tienen permisos para exportar, sin determinaciones políticas que puedan empezar a sostener el difícil momento, el panorama se enrarece aún más.
Share on twitter
Share on facebook
Share on linkedin
Share on whatsapp
Share on email

El mercado interno está colapsado de productos y con la baja de precios constante se sigue complicando el panorama económico de las empresas, que no tienen permisos para exportar, sin determinaciones políticas que puedan empezar a sostener el difícil momento, el panorama se enrarece aún más.
Por Elida Thiery. La cadena lechera argentina viene sufriendo sucesivas crisis, que este año se vieron más complicadas con una baja de precios a nivel internacional, que terminó de ajustar las cifras de un sector desatendido y que fuera en su momento por demás tentado por el Gobierno nacional, para evitar reclamos concretos sobre la realidad de cada temporada.
Fue sobre el final de la semana anterior que en el segundo Congreso Nacional de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas, se permitió un encuentro de todas las partes que componen al segmento lechero, pero sólo para exhibir situaciones, siguiendo en la tónica de no permitir definiciones, sobre todo por parte del Ejecutivo.
En concreto nadie está en condiciones hoy de afirmar de cuánto serán las bajas para la leche que se produce ahora y se pagará en octubre, pero sí se sabe que aunque las cotizaciones internacionales sigan en la lenta recuperación iniciada hace dos subastas, el negocio está quebrantado en nuestro país.
Como pasó entre las grandes, las pequeñas y medianas empresas las bajas que se dieron en agosto, respecto a la leche de julio, fueron de entre 30 y 50 centavos por litro, con la contrariedad de tener mucho stock, con el crecimiento del volumen de leche producida, así como que no se dispone de fondos para poder generar más almacenamiento. Esta combinación da como resultado una incógnita, porque hay falta de políticas, falta de exportaciones, todo como consecuencia de la falta de decisión que se precisó a principios de este año cuando la crisis asomaba y se hablaba de las primeras bajas de precios y de la necesidad de salir a vender a algo de más de tres mil dólares la tonelada, imágenes numéricas que hoy son utópicas y que empiezan a obligar a las industrias a intentar de vender al precio que sea, para no taparse de leche. Esta intención manifiesta del Gobierno no ordenar al sector lechero, de no dejar vender, generó lo que algunos describen como «un colapso nunca antes visto», porque «hay muchas Pymes que están a punto de salir del mercado». Salvo las más ordenadas que siguen dando pelea en algunos puntos del mercado interno, ganado hace años, serán muchas las afectadas por las grandes que a pesar de tener la voluntad exportadora, no tienen más alternativas que caer al mercado interno, saturando y dañando las cifras generales, porque las grandes con bajos precios y mucha disponibilidad de producto, son las que hoy están haciendo colapsar al mercado, con claros ejemplos en leche larga vida, o quesos.
Es por eso que desde adentro se dice claramente que «todos los mercados están destrozados y el sistema está jugado». La referencia se da en medio de una sensación de temor entre los industriales, de salir a poner nombre y apellido a este tipo de análisis, pero también en un marco para la lechería de «antes y después», respecto al tono en el que se dieron los reclamos de julio pasado, ya que «todos quedaron dañados», en un sentido especial, porque fue el punto crítico más álgido en el que las empresas demostraron por primera vez en tantos años que la materia prima fue lo menos relevante y esa actitud fue la que habilitó al derramamiento de leche, que se forzó a frenar a través de la firma de un acuerdo en Rafaela, que hoy por hoy no pesa en lo más mínimo en medio de la constante baja de precios y de la falta de determinación política al respecto, más allá del entretenimiento de algunas semanas con la mesa técnica de los precios, e incluso con el estiramiento de los pagos de los subsidios de 30 centavos por litro de leche, hasta 2.900 litros del mes de junio que deberán aguardar hasta el último día del corriente mes, añadiendo que para que se lleguen a concretar compensaciones para julio y agosto, como está prometido, falta demasiado para confirmar y poca expectativa de realidad se ve en el caso.
Sólo un ejemplo
Las Pymes lácteas en la Argentina tienen un nivel de limitación importante, partiendo de la imposibilidad de exportar, a pesar de las promesas de la Subsecretaría de Lechería, hasta la diversidad de productos. Algunas tienen especificidad y alta calidad, pero el común denominador nunca se aleja del queso cremoso.
Aunque hay casos premium como el de La Salamandra, la empresa recién cerrada de Cristóbal López que generó una protesta de sus empleados hasta en Showmatch, el ritmo económico de las pequeñas y medianas se mide por el cremoso.
Hace dos meses el precio de planchada de fábrica estaba en 40 pesos el kilo, sin embargo, el retroceso hace que hoy se consiga el mismo producto por 32 pesos, demostrando que la saturación del mercado hace que cada semana que pasa la pérdida sea mayor, con un daño grave y un contexto inflacionario.
Es por esto que muchos piden «que se exporte lo que se pueda al precio que dé», por lo tanto se piensa en el ideal de «hacer un acuerdo de exportación, donde grandes y chicas puedan hacer un aporte de productos para descomprimir al mercado interno, para sacar mercadería y poder estabilizar al sector». Por ahora eso es sólo una intención, de realidad no hay nada.
Diferencias
Tomando el análisis realizado por la Fundación Pueblos del Sur, facilitado por la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe, sobre un relevamiento de CLAL, una consultora italiana económica, que relevó los precios de la leche en 12 países, entre los cuales está la Argentina y allí se demuestra la mayor dispersión entre la producción y el consumo.
Entre Nueva Zelanda, Chile, China, Italia, Francia, Estados Unidos, Alemania, Rusia, Brasil, Uruguay, Japón y Argentina, nuestro país está entre los que «más diferencia presenta entre el precio al consumo y el que se paga por la materia prima en salida de tambo», entre 36 centavos de dólar y 1,81 dólares a la hora de comprar leche por litro en los comercios, lo que se tradujo al mes de mayo en 3,27 pesos a 16,5 pesos en promedio, que nos asombra cada vez que visitamos las heladeras de los supermercados.
Hoy por hoy, con bajas a la producción, los precios de los lácteos no bajan para los consumidores, aunque se encuentren ciertas promociones para poder atacar el problema del sobrestock mencionado. Los lácteos argentinos son muy caros y a pesar de existir regulaciones en algunos números al consumo, como es el programa Precios Cuidados, que sólo reducen el promedio global de los precios, «los grandes comercios tienen capacidad para fijar precios según su propia política comercial, entre otras cosas, gracias a que concentran la mayor parte de las ventas de los productos de consumo masivo, entre ellos la leche», concluyeron desde la consultora rosarina.
http://www.diariocastellanos.net/

Mirá También

Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas