#Argentina: ¡No se salvan ni los tambos santos!

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Crisis y despidos en la Abadía de Victoria: Hubo “reestructuración administrativa y productiva”
El proceso productivo, demasiado costoso, los obligó a reconvertirse, y en ese proceso decidieron echar a 10 empleados, de los 30 que componen su planta de personal; La comunidad de monjes también se ha visto reducida.
En la Abadía de Victoria se produjeron reducciones debido a la “reestructuración administrativa y productiva”.
“Fue una reestructuración administrativa y productiva”. De ese modo, los monjes benedictinos de la Abadía del Niño Dios, de Victoria, justifican la decisión de desprenderse de los diez empleados que tenían trabajando en el tambo, como consecuencia de la decisión adoptada por la comunidad de desprenderse de esa explotación productiva.
El tambo de los benedictinos –ubicado a unos 1.500 metros de la Abadía, en el viejo acceso a la ciudad—producía a diario poco más de 1.000 litros de leche, y parte de esa producción se destinaba a la elaboración de quesos, en la variedad Gouda, Por Salut y Sardo, y también para la producción del dulce de leche Monacal, la nave insignia de los monjes.
De acuerdo a datos de los propios monjes, el tambo cuenta con un plantel de vacas Holando Argentino, que producen la leche que después utilizan en la planta productora.
En la industria se procesan diariamente 800 litros de leche para dulce de leche y 1000 litros para quesos, lo que produce 100 kilogramos de queso y 400 kilogramos de dulce de leche. En todo el proceso productivo, incluido el tambo, los benedictinos contaban con una planta de 30 personas, que ahora se redujo a 20.
Semejante infraestructura se les hacía difícil de poder manejar, sobre todo por la drástica reducción en las vocaciones. La Abadía supo tener más de 30 monjes, pero hoy son nada más que 15, y la estructura de producción, dijeron los monjes, “está pensada para otra realidad, para cuando los monjes estaban en todo, y podían manejar todo.
Ahora es imposible estar en todas partes. Por eso, decidimos desprendernos del tambo.
Pero la persona que lo compró absorbió a los 10 empleados que teníamos nosotros, a los cuales se indemnizó como corresponde”.
Los monjes producen lácteos, miel, licores y fitoterápicos, pero su escala de producción, demasiado artesanal y con alta participación de mano de obra, les resultaba altamente deficitaria.
El periódico Paralelo 32, de Crespo, difundió la noticia del ajuste en la Abadía, en estos términos: “El esquema con que ha venido trabajando esa industria artesanal cuya marca Monacal alcanzó renombre en todo el país, al que se propaga a través de los turistas, ya no resiste los nuevos tiempos que requieren de escala para lograr rentabilidad. Su problema parece ser precisamente éste, que no es una industria automatizada sino artesanal, con alta participación del recurso humano, de altos costos que le restan competitividad. Lo mismo sucedió con su tambo, tan deficitario como puede serlo todo establecimiento que no produce los 1.000 litros mínimos para la subsistencia y no está atendido por una familia de propietarios”.
De igual modo, el dulce de leche Monacal fue incluido en 2010 en la lista de los diez mejores del país, junto a marcas de peso como Campo Quijano, Poncho Negro, La Salamandra y Estancia El Rosario. Y en 2007, en la Fiesta del Dulce de Leche, en Cañuelas, provincia de Buenos Aires, obtuvo el premio del público.
Esa calidad, dicen en la Abadía, se obtiene a partir de un cuidado proceso productivo.
“A nuestro proceso tratamos de mantenerlo lo más artesanal posible y conservando siempre las viejas recetas. No obstante, tuvimos que incorporar algunas maquinarias para agilizar el trabajo y generar mayor producción. Sin embargo, esto no alteró el proceso casero que es el que le gusta a quienes consumen nuestros productos que no tienen conservantes, salvo en algunas elaboraciones como el dulce de leche, a los que se le agrega sorbato de potasio para alargar la fecha de vencimiento, aunque en términos mucho menores que en los productos industriales”, explicó Verónica Turchet, directora técnica de Monacal.
Sojización
Los monjes de Victoria son también conocidos por los licores, que también llevan la marca Monacal, el más prestigioso, elaborado a partir de la combinación de 73 variedades distintas de hierbas, una fórmula que ideó el monje Jorge Martínez, ya fallecido, y que hoy repiten los herederos de esa tradición. A eso, se agrega la miel Monacal.
Claro que los números de sus finanzas nunca han tenido buenos vientos. Aunque los monjes, reacios a procurar auxilio financiero del Estado, han sobrevivido como han podido, una posición que defiende el abad, el victoriense Carlos Oberti.
La crisis de 2001 fue un duro golpe, que pudieron sortear con el aluvión de turistas que llegaron luego de la inauguración del enlace Victoria-Rosario, en 2003. Las ventas, entonces, registraron un aumento significativo.
Pero el costo salarial siempre fue un elemento muy pesado en las finanzas de los monjes, y en ocasiones incurrieron en serios atrasos con los trabajadores. “Había muchas deudas, así que hubo que vender el tambo. Fue la solución que encontramos”, admitió un monte. Y para seguir elaborando los quesos y el dulce de leche, ahora tendrán que comprar la leche en tambo ajeno.
Otra producción de los monjes que se ha visto afectada es la apícola. Los benedictinos son reconocidos por la calidad de la miel, la jalea y el polen que comercializan. Pero el avance de la soja en toda la zona de Victoria ha restado posibilidad de sostenerse en el tiempo a la producción de miel, y eso ha llevado a los monjes a tener que comprar el insumo para seguir elaborando sus productos.
La soja es para los monjes un verdadero problema hoy. “Nuestras colmenas cada vez producen menos miel y no nos queda otra alternativa que comprar la materia prima a otras regiones productivas.
La implementación del cultivo de soja-principalmente- y con ella la disminución clara de la flora silvestre por la adopción de productos químicos de forma masiva, hacen que la mortandad de abejas sea cada vez mayor y la producción de miel incline su balanza hacia abajo”, admitió la responsable de la planta Monacal.
http://www.lavoz901.com.ar

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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