El economista investigador del Conicet y miembro del Plan Fénix de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA Alejandro Rofman aseguró que se necesitan políticas centradas en el productor como persona porque el país precisa “fortalecer una agricultura con agricultores, sin financistas ni especuladores financieros”.
Rofman participó el jueves y viernes de las VII Jornadas Nacionales de Investigadores en Economía Regionales celebrada en Instituto de Investigaciones Geohistóricas de Resistencia.
Durante su visita dio una entrevista a NORTE en la que resaltó que “el sector agropecuario es inmenso en términos de actividades, ubicación regional, forma de producir y agentes económicos que lo integran”.
“No se puede hablar de sector agropecuario o de campo igualando al productor tambero que tiene 3000 vacas a un pequeño tambo en el norte de Santa Fe con diez vacas. Ambos hacen leche; pero con condiciones diferentes”, sostuvo.
La cadena algodonera carece de volumen
Rofman aseguró que “la cadena algodonera necesita una oferta para el mercado interno y para la exportación, pero que lamentablemente todavía carece del volumen necesario para cumplir con ambas metas”.
“La producción luego de la década de los 90 y la desarticulación, por la pérdida de precios, se ha repuesto pero en forma insuficiente. Además la soja arrinconó al algodón y ha logrado de alguna manera recuperar algo de espacio, pero es necesaria una política que garantice una oferta suficiente del producto en el mercado interno para exportar”, dijo.
“En segundo lugar es fundamental que el algodón se produce por agentes económicos de carne y hueso y por ende debe haber una política para resguardar ese capital humano, incluso tratando de incorporar nuevos recursos, es decir que el actor principal debe recibir recursos para permanecer y capitalizarse”, comentó. Agregó: “Es decir una política para reforzar la trama social de la producción algodonera que no descanse solo en la industria del desmote”.
“Tercero, debe haber un Estado inteligente que acompañe. Demostró en los últimos años que reconoce la estructura heterogénea del mundo algodonero pero no debe pensar solo en el algodón sino en el agente económico como productor agrario que como tal debe tener una oferta productiva diversificada, acceso a los bienes públicos, y por sobre todo debe estar garantizada su permanencia en el lote, en su predio”, manifestó.
“La concentración de la producción para el complejo aceitero debe revertirse con política. Con un proyecto político que reconozca no a la actividad como la que hay que salvar sino que hay que salvar y fortalecer a los productores”, determinó.
“Se avanzó mucho más en la visión de lo que hay que hacer, pero hay un desfase entre lo que hay que hacer y la propuesta. Hay que poner mucho énfasis en valorizar al pequeño y mediano productor asociado, vinculado y sostenido técnicamente por el Estado, que debe colocarlo en la vanguardia del desarrollo tecnológico”, aseguró. “El eslabón industrial algodonero debe formar parte del circuito porque es el que garantiza la absorción de la producción y la rentabilidad, pero en una política global que piense en toda la cadena para resguardar a todos sus integrantes”, determinó.
“No hay que abandonar el crecimiento con inclusión”
Por otra parte, subrayó que “el gobierno debe seguir valorizando el mercado interno. Estoy preocupado por el futuro inmediato porque en base a una equivocada percepción, de sectores importantes de la sociedad, de lo que es prioritario para el país, corremos el peligro de abandonar la senda del crecimiento con inclusión para volver a la década del 90 disfrazada de otra cosa. Sería trágico desde el punto de vista social. Argentina no puede volver atrás para ser otra Grecia o España, no puede abandonarse este modelo”.
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