Argentina: #Lechería contra todo riesgo

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Superando períodos cíclicos negativos, la lechería asume desafíos. Su competitividad ante la agricultura y un mensaje contundente: no hay lugar para la ineficiencia. Más litros por ha. como índice de productividad. A prueba y error en una coyuntura difícil, conviven hoy distintos sistemas productivos. ¿Persistir o cambiar?
La actualidad de la producción lechera se da en un marco cargado de complejidades, un contexto que agita las aguas en un sector tremendamente diverso, con demasiados grises que confunden incluso a los más informados.
El presente año, según la mirada de noviembre de 2013, se anticipaba con excelentes perspectivas para la actividad y el sector primario, sin embargo, en pocos meses todo se redujo a un sueño imposible. El clima impiadoso como principal factor negativo, los cambios en la economía interna, la anticipada caída de los precios internacionales, terminaron por impactar a este sector productivo que vuelve a frenar su crecimiento y a alejarse de las metas programáticas que tanto desde el Gobierno como desde algunas entidades, se fijaban para 2018/2020, al menos en cuanto a volúmenes de productividad se refiere.
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Escenarios
Los datos hasta la primera mitad del año son contundentes: de seguir así, en 2014 la producción anual de leche a nivel nacional quedará estancada, incluso con alguna baja respecto a 2013. Y en 2015, siempre que no se produzcan episodios como los de este año, podría comenzar una lenta recuperación, pero pensando en una producción de 11.500 a 12.000 millones de litros. No más.
Esto significa que con mucho viento a favor allá por 2018 Argentina pueda acercarse a los 13.500/14.000 millones de litros anuales, pero con unos 1.000/1.500 tambos menos, según las perspectivas más optimistas que surgen de las diferentes consultas que realiza Nuestro Agro entre quienes están en el día tras día en los tambos, productores, asesores y profesionales analistas que hacen estadísticas. Lamentablemente, hoy son estos los números que surgen de la propia realidad, que son muy diferentes a los que salen del escritorio de algunos funcionarios, que de paso nunca se los ve pisando un poco de bosta en los tambos del país.
Desde una mirada más apocalíptica, la posibilidad de que estas perspectivas mencionadas mejoren, son mínimas. Será muy difícil crecer con la cantidad de vacas en ordeño existente, la cual oscila en 1.800.000 cabezas, cuando hace diez años el stock de vacas lecheras estaba en los dos millones de animales en ordeño.
Si bien se continúa mejorando el nivel genético de los rodeos gracias al trabajo de las cabañas y criadores, que apuntan a obtener vacas con alta producción individual, es un proceso que avanza lentamente. Hace falta una apuesta fuerte en mejoramiento genético de los rodeos lecheros y esa decisión sólo alcanza a un 50% de productores (según cálculos empíricos) que creen poder salir de esta coyuntura, que piensan en un crecimiento ordenado o están convencidos que la lechería con buen manejo sigue siendo rentable. Para quienes no tienen esta convicción, la actividad se les tornará difícil de sostener.
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Verdades que asoman
La intensificación y la escala son claves para una lechería en crecimiento. Se nota que en algunos casos particulares, falta confianza y también continuadores que vean atractiva a la actividad. Crudamente dicho y parafraseando el título de una película, en la lechería argentina «no hay lugar para los débiles», sino para gente dispuesta a trabajar poniendo coraje.
Como empresa al aire libre, en el tambo se trabaja «contra todo riesgo». Sin embargo, las habilidades de manejo hacen la diferencia. El reciente impacto climático no golpeó a todos por igual y en el proceso de recuperación se notan claras diferencias.
En el mes de julio los volúmenes de producción de leche han mejorado levemente. Las vacas están comiendo bien teniendo a favor el costo (accesible) de insumos claves en la dieta como el maíz y el pellet de soja. De a poco el rodeo en ordeño recupera su estado corporal transformando en más leche lo que comen. No obstante, los niveles de preñez han sido bajos y en primavera no habrá la cantidad de pariciones de años anteriores, como consecuencia del impacto climático (altas temperaturas y lluvias) que también produjo un acelerado descarte de vacas en producción.
La situación no es igual para todos los tambos, eso está claro. Hay zonas donde los establecimientos están retornando a niveles de producción normales, ya sea porque no sufrieron tanto la inclemencia climática, porque realizan un manejo cuidado en sus sistemas de producción o porque pueden trabajar con una mirada por encima de la coyuntura. Forman parte de una lechería más eficiente que permite minimizar riesgos y superar la coyuntura.
El rumbo hacia una lechería más concentrada aparece como inevitable. En los últimos años muchos tambos crecieron desde la intensificación adoptando sistemas de confinamiento totales o siendo igualmente eficientes en sistemas mixtos pero buscando siempre una alta carga y midiendo la productividad por ha. En los tambos medianos que arrancan de 2.500 litros hasta los 5.000/6.000 litros, el mayor desafío es tener continuadores en la empresa, formarlos o invitar a los operarios más comprometidos con la actividad a ser parte de la empresa. Si hoy no hay estrategia con mirada de futuro, lo aconsejable será ponerse a pensar cuánto antes si conviene persistir o decididamente cambiar de actividad; abrirse al cambio de paradigma para producir leche. Se da por entendido que en las grandes empresas tamberas existen estrategias empresariales que ya han definido quiénes serán los continuadores directos o indirectos desde el punto de vista familiar.
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Opciones
Los pequeños productores, imaginando el segmento de producciones de 1.000 a 2.500/3.000 lts, se encuentran frente a opciones, según cada caso, de: avanzar rápidamente en una reconversión productiva apelando a un eficiente manejo (control reproductivo, recría, rutina de ordeño, alimentación y mejora genética) con un asesoramiento profesional y con su propietario a la cabeza, trabajando esencialmente en familia y/o un par de operarios bien capacitados y dispuestos a acompañar ese proceso.
Otra alternativa que el escenario sigue ofreciendo a todos, es algún tipo de asociación empresarial o cooperativa donde existan convicciones plenas de avanzar en ese sentido y sostener un crecimiento. El mundo ofrece muy buenas experiencias, aquí cerca, en Brasil existen ejemplos como el de Castrolanda que en Argentina pueden imitarse. Juntarse no sólo para producir más leche, sino apuntando a un valor agregado, produciendo granos y balanceados propios y hasta diversificando la producción pecuaria. El cooperativismo debería ser el principal sostén de pequeños y medianos productores.
De frente a una realidad que obliga a adoptar cambios, lo importante es abrir la mente y aceptar que el conocimiento es un insumo imprescindible para cualquier tipo de empresa.
En definitiva, esto que aquí se dice es intentar acercar ideas, generar alguna nueva discusión, imaginando un futuro con más productores pro activos, deseando de alguna forma que sean pocos quienes queden en el camino en este proceso de transformación para producir, sea leche, carne o granos. Es un proceso que excede una política de Gobierno, tema que se debe discutir aparte. Claro está en reconocer que si se contarían con reglas claras para producir, vender y transformar, estaríamos en esa Argentina «potencia» que siempre está por arrancar.
Nuestro buscó algunas opiniones para enriquecer el debate y permitir entender un poco más la complejidad de la lechería, producto de un comportamiento cultural que debe abandonar mezquindades, que debe apostar a la confianza, a la integración como cadena y a salir de las complicidades que impiden un ordenamiento serio y definitivo.
El exceso de actores procesadores (pymes diversas), el tránsito de un importante volumen de leche informal, atentan claramente a la transparencia del mercado lácteo. En tal sentido los organismos provinciales y nacionales específicos deberían actuar y fiscalizar para impedir prácticas que atentan contra la equidad en la distribución de valor en la cadena. Asegurar la calidad desde el tambo hasta el producto terminado debe ser un compromiso que no se negocia. Todo lo que se ha avanzado en ese sentido no se refleja plenamente, aunque le cabe una fuerte ponderación. Un Estado ausente que no ordena lo básico, que condiciona e interviene sin generar estímulos, también es parte de un problema irresuelto.
Al margen de los eventos climáticos desfavorables, Argentina sigue teniendo ventajas de privilegio para producir muchos más millones de litros de leche. El mundo demanda este alimento estrella y es posible exportar mucho más. Y si bien el consumo per cápita indica que estamos en más de 200 litros/año, no satisface esa estadística porque muchos miles de niños de sectores humildes de todo el país, no acceden al vaso de leche mínimo todos los días. Un terreno en que el Estado debe hacerse cargo de los errores y reconocer que esta falla grave es inadmisible.
Fuente: Nuestro Agro
«La gente tiene vocación de seguir»
El presidente de la Asociación Unión Tamberos Ltda. con sede en Franck, Javier de la Peña, analiza la situación de sus asociados y las perspectivas del sector primario.
Javier De la Peña es un productor referente en la cuenca lechera que preside actualmente la cooperativa de tamberos AUT (ex propietarios de Milkaut) y por esta razón, Nuestro Agro lo convocó para que analice la situación de los tambos de la región. «Nosotros tenemos un área muy afectada que está entre la ruta 70 al sur y la 19 al norte; hay productores que han cesado su actividad y donde la recuperación hoy es mucho más lenta que en otras zonas donde el agua se escurrió más rápido», arranca diciendo Javier de la Peña, presidente de AUT, al describir el escenario actual de los tambos en una amplia zona de la cuenca lechera.
«Muchos tambos recién están implantando pasturas que deberían haberse sembrado en el otoño. La caída en esos tambos ha sido del 40 al 50%; en muchos casos se les están terminando las reservas», explica el dirigente cooperativo con máxima preocupación. Y agrega: «después está la situación de otro grupo de asociados, por ejemplo cerca de Esperanza donde los campos estuvieron inundados y el agua escurrió mejor y rápido; allí ya han sembrado y los rodeos se están recuperando en buena forma, pero igualmente con producciones entre un 15 a un 20% por debajo de lo normal, porque tienen menos vacas en ordeño, en general, hubo una tasa de rechazo muy grande entre casos de mastitis, pietines y bajo estado corporal». El tercer grupo de casos que menciona De la Peña, «pertenecen a cuencas que no estuvieron tan afectadas y que pudieron hacer reservas forrajeras, tal vez no de tanta calidad pero que les permiten estar mejor».
Nuestro Agro (NA) – ¿Qué se puede esperar de hoy hasta la primavera?
Javier De la Peña (JDP) – Todo depende de lo que vaya ocurrir con el clima, si vuelve a llover por encima de valores históricos esos tambos que aún están afectados van a cesar su actividad porque es imposible continuar en esas condiciones. Si bien la gente tiene vocación de seguir, bajo esas condiciones no tienen opción. Después están todas las cuestiones de precios, de problemas estructurales de la lechería, pero yo diría que bajo condiciones normales para producir, hoy los tambos son competitivos con la agricultura, pero con tan bajas producciones es muy difícil decir qué va a pasar. El problema hoy pasa por la baja producción, por los costos financieros del productor, nuestra cooperativa por cuenta propia y a través de la Junta Intercooperativa de Productores de Leche ha asignado una importante línea de préstamos que ayudan a paliar la situación, pero de ahora en más deberán hacer un gran esfuerzo para devolver esos créditos. Para los tamberos el año ya está definido, cabe esperar que el clima acompañe en la primavera para disponer de nuevas pasturas y ponerse a pensar en las reservas para el año que viene.
NA – ¿Cómo funciona la experiencia del grupo de venta de leche que Uds. han conformado?
JDP – Se logró una integración muy importante, en principio se ha conformado un precio base en esta zona que impiden valores por debajo del mismo, estamos comercializando unos 80.000 litros diarios que se venden a varias industrias, lo que nos permite defender el precio y cumplir con nuestro rol social como cooperativa haciendo posible que el productor más pequeño también pueda cobrar un valor razonable.
NA – Ante situaciones como la que se ha vivido ¿qué define la continuidad de un tambo?
JDP – Nosotros estamos terminando nuestro cuarto período consecutivo desde que vendimos las acciones de Milkaut y será un balance positivo. Esto nos ha permitido volver a trabajar mano a mano con nuestros socios. Hemos contratado un veterinario y un ingeniero agrónomo para asesorar y ofrecer toda la información que permita mejorar el manejo y ser más eficientes. Sabemos cuáles son las necesidades de cada productor y la idea es ayudar a que cada tambo sea más competitivo, también estamos trabajando con el centro juvenil, tratando de involucrar a los jóvenes, ofreciéndoles charlas, capacitándolos y mostrándoles los cambios que se están produciendo y la necesidad de adaptarse a los mismos. Entendemos que por aquí pasa la continuidad de un tambo: capacitar a quienes vienen detrás, hacerles ver que el tambo es atractivo, que permite progresar a una familia. Es una tarea compleja preparar a una nueva generación de tamberos porque hay que ir pensando sin perder tiempo en quiénes serán nuestros continuadores. En su mejor momento esta cooperativa contaba con 1.300 tambos; hoy quedan algunos más de 300. Por suerte hay muy pocos cierres en estos últimos años, por lo tanto está la necesidad de mantener esas unidades productivas y es un compromiso de la cooperativa, que con satisfacción vemos que se van incorporando nuevos socios.
Fuente: Nuestro Agro

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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