La muerte de Pascual Mastellone el último domingo impactó en el mundo empresario y va a cambiar el tablero de la industria láctea.
Sus familiares decidieron velarlo a cajón cerrado hasta el pasado viernes para permitir la llegada de tamberos de distintas regiones del país que asistieron en número de a cientos a la planta de General Rodríguez. Hacia delante, la pregunta es qué se avecina en una empresa como La Serenísima, con una cultura familiar de otra época.
Por ejemplo, ostenta en su personal no sólo una antigüedad promedio que supera los 20 años sino una red de parientes muy sólida de padres e hijos, estimulando los encuentros en la propia fábrica.
Por caso, un antiguo empleado que se recibió de chef lleva todos los viernes los manjares que cocina y arma una mesa larga para que el resto de los trabajadores lo compartan.
Claro que no todas son rosas ya que en ese ambiente, casi endogámico, también hay vínculos de celos, rivalidades, fantasía de hijos preferidos, según describió una profesional que los sigue de cerca.
Por SILVIA NAISHTAT
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