A la baja en el precio dispuesta por algunas industrias se suma una baja en la producción.
La marcha de la producción lechera se asemeja a los pasos que da el cangrejo. Cuando los productores tenían expectativas de que los precios de la leche mantuvieran el ritmo de crecimiento del último semestre del año pasado, a razón de dos centavos por litro por mes, la inercia se frenó. No solo que dejó de aumentar, sino que algunas empresas decidieron bajar 10 centavos el litro a partir de enero.
A esta reducción en la facturación los productores le suman como lastre una caída estacional en la producción que ronda entre 20 y 25 por ciento, debido al calor del primer mes del año.
Bajo estas condiciones es difícil que la producción crezca durante este año. De esta manera acumulará tres años de caída consecutiva.
Por Alejandro Rollán
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