Un documento hecho público hace pocos días por Confederaciones Rurales Argentina (CRA) hace referencia de manera incuestionable a los problemas que sigue padeciendo el sector tambero, una producción que continúa en declive incluso en una región como la nuestra que forma parte de la mayor cuenca lechera de Sudamérica.
La organización que reúne a las sociedades rurales de todo el interior del país afirma que “la lechería es una de las actividades más olvidadas por un Gobierno que en la prédica diagrama una
idealización, pero en la práctica deja que se multipliquen las crisis, las quiebras y sea incesante el espíritu de reclamo”. Poco puede agregarse a semejante definición una vez que las estadísticas comprueban que el total de leche que se ordeña hoy en el país es el mismo que hace más de una década “y hace dos años que las cifras no pueden despegar, esperándose incluso un 2013 con este ritmo”, según sostiene el comunicado.
Los datos difundidos por Confederaciones Rurales son ejemplos de la realidad acuciante que vive el productor lechero en la actualidad y que –peor aún- arrastra desde hace mucho tiempo. Sostiene la entidad ruralista que “la fase comercial sigue transitando con la ventaja del ajuste de precios al consumo, de manera continua que superaron ampliamente el año anterior el 25 por ciento”. En cambio, “las industrias perdieron gran parte de su principal aliado brasileño, no pudieron cumplir los planes de expansión esperados. Finalmente los tamberos, salieron sólo por acción del clima del estancamiento del 1,50 pesos por litro -unidad de medida en la que se sigue pagando a pesar del sueño idílico de la Subsecretaría de Lechería de la liquidación única y el pago por calidad y no cantidad-, para ganar de a tres céntimos, para empezar 2013 a 1,60 en promedio”.
Vale consignar que los productores están reclamando al menos 1,90 pesos por litro de leche, única manera de que la producción pueda obtener alguna rentabilidad. Ni siquiera se aspira a conseguir los márgenes que la comercialización ha logrado por efecto del alza de precios generalizado.
La descripción de la realidad apuntada en los párrafos anteriores se complementa en el comunicado con un detallado relato de las trabas e intromisiones que el gobierno ha protagonizado en los últimos años. Impedimentos que según CRA “bajan desde un Estado paralizado, agobiado por la inflación, por la falta de caja; y sobre todo, carente de voluntad para mejorar las condiciones de todo un sector, sin comprensión lógica del caso”.
En este marco, el despegue de la lechería se transforma en una utopía. Parece que tamberos e industrias lácteas deberán resignarse a sólo sobrevivir. Una triste comprobación que potencia sus efectos negativos en la economía de nuestra región.
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