#Argentina: La lechería está en proceso de liquidación y el Gobierno no tiene margen de acción

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La inflación se comió los márgenes de rentabilidad de los productores que empezaron de a poco a retirarse de la actividad. El interés del kirchnerismo -más que por la elaboración de un plan a largo plazo- pasa por garantizar el consumo interno hasta 2015. Los ganadores y perdedores de la política lechera de los últimos diez años.
Indudablemente la protesta que encabezó este miércoles la Mesa de Enlace frente al Ministerio de Agricultura -con una vaca lechera como símbolo de la manifestación-, sirvió para volver a ubicar al sector tambero dentro de la escena mediática.
Es que más allá de las peleas políticas que se puedan generar a partir de la medida de los dirigentes rurales, lo cierto es que la lechería es quizás un fiel reflejo de la decadencia en la que se encuentran la mayor parte de los sectores productivos argentinos.
En este sentido, si bien desde el kirchnerismo se encargan de repetir que en 2012 se produjeron 11.500 millones de litros de leche, olvidan mencionar que éste récord tiene su origen en un nuevo proceso de liquidación de vientres.
El problema actual es que este fenómeno -que ya ocurrió en el sector de la carne vacuna durante el periodo 2006/2009- promoverá una reducción significativa de la oferta de leche en todo el país en un plazo de tiempo no muy extenso.
Así las cosas, los que entienden del tema encuentran en la inflación a la máxima responsable de la pérdida de rentabilidad que sufren los productores, que deben negociar con grandes industrias en una batalla totalmente desigual.
Para tener una idea, actualmente en las principales cuencas lecheras del país estas empresas pagan un precio de entre $ 1,90 y $ 2,00 por litro, mientras que el costo promedio de producción se ubica entre los $ 2,50 y $ 2,60.
La pregunta es inevitable: ¿Cuánto tiempo más pueden soportar los productores esta situación de quebranto? “En los últimos 7 años perdimos mil tambos por año”, contestó a La Política Online el presidente de la Sociedad Rural (SRA) Luis Miguel Etchevehere.
“Si el precio del productor hubiese seguido la suba de la inflación, hoy deberíamos estar cobrando $ 3,20 el litro de leche”, detalló Etchevehere, y agregó que “el Gobierno debería estimular la producción de leche para generar empleo y divisas para el país”.
En tanto, según datos de la Mesa de Productores de Leche (MPL), durante el periodo 2008/2012 el aumento de costos del sector lechero fue del 176 por ciento, mientras que en ese mismo período el precio de la leche creció un 95 por ciento.
Así, la diferencia respecto a lo que ocurrió otros años, es que ahora los márgenes promedio de la actividad agrícola y ganadera no tienen resto para financiar la pérdida de rentabilidad que viene registrando la lechería.
De esta manera, los grandes perjudicados son, como de costumbre, los dos extremos de la cadena comercial. Por un lado los productores a los que se les paga $ 2 el litro de leche y por otro los consumidores que pagan entre 7 y 8 por litro.
Esta diferencia ya generó desde 2006 a la fecha, según cálculos privados, una transferencia del sector de la producción al resto de los eslabones de la cadena (industrias y supermercados) una suma equivalente a los u$s 2238 millones.
“Está claro que en este contexto muchos productores de años en el sector tiraron la toalla y otros lo harán próximamente porque no hay señales de cambios en el corto plazo”, comentó a este medio el titular de Cartez, Néstor Roulet.
El Gobierno, sin margen
En este escenario, la respuesta del kirchnerismo fue ignorar la protesta lechera de la Mesa de Enlace: “Fue una manifestación claramente política; eran 25 dirigentes y una vaca”, disparó el ministro de Agricultura, Norberto Yauhar.
En los pasillos del campo esta contestación del funcionario fue interpretada como el reflejo de que el Gobierno ha perdido la brújula en este tema. “Ellos lo que quieren es llegar a 2015 con leche; lo que pase después le explotará a otro”, dice un dirigente rural.
En cierta forma esta última declaración esconde el lado más oscuro de la política. Es decir, en lo que queda de mandato kirchnerista será muy difícil encontrar cambios radicales en el sector lechero si el único objetivo es garantizar el consumo interno.
El tema es que de acrecentarse la liquidación de rodeos lecheros, en no muchos años más la Argentina correrá serios riesgos de abastecimiento. En definitiva, algo parecido a lo que ocurrió con el trigo, pero más grave aún porque la recuperación, al ser un ciclo biológico, demora mucho más tiempo.
Como sea, en la Mesa de Enlace no tienen esperanzas de que la situación pueda cambiar en los próximos dos años. De todas maneras, los reclamos siguen siendo los mismos: la eliminación de los Registros de Operaciones de Exportaciones de Leche (ROEL), un precio rentable para los productores y el fin de la intervención y los precios máximos.
Le lechería en la era K
La intervención del mercado de lácteos comenzó en julio de 2005 con el entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien elevó de 5 a 15 por ciento el derecho de exportación aplicado a la leche en polvo y a 10 por ciento el de quesos.
Mientras que en noviembre de ese año, ya con Felisa Miceli como ministra de Economía, se suspendieron los reintegros a las exportaciones de una serie de productos lácteos, medida que generó serios trastornos en la industria.
En tanto, entre febrero y noviembre de 2007 el Gobierno nacional estableció una retención (denominada “precio de corte”) a las ventas externas de leche en polvo que hizo inviable la exportación del principal producto lácteo de exportación.
Luego de estas medidas que atentaron contra la producción, la historia ya es conocida por todos: se registró un proceso de liquidación de rodeos lecheros que en algunos casos fueron absorbidos por tambos grandes y en otros se destinaron directamente a faena.
A partir de haber tocado fondo en 2009, el 2010 y 2011 se presentaron como años favorables en cuanto a precios y producción, pero en 2012 y 2013 la historia contada en los párrafos anteriores pareciera volver a repetirse.
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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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