#Argentina: La lechería camina hacia una formalización de su mercado

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Un futuro con precios de referencia y cámaras arbitrales debe iniciarse en la fijación de contratos escritos y cumplimiento de normas comerciales para mejorar el mercado lechero argentino.Anoche, casi una centena de productores tamberos se congregaron en el salón del Museo de Ramona, para empezar a conocer un poco más sobre el ordenamiento comercial que precisa la lechería y los alcances actuales de los trabajos vigentes.
Invitado por el Distrito XII de Federación Agraria Argentina, Eduardo García Maritano, ingeniero agrónomo y tambero del sur de la provincia, integrante de PLASSACO, fue el encargado de detallar los aspectos fundamentales de la necesidad de ordenar el mercado y los términos comerciales en la actividad.
“En general no se habla en el sector de cómo se comercializa la leche entre el primer eslabón y la industria, pero tiene que ver con lo que pasa todos los días”, sostiene luego de un trabajo de años intentando graficar que en nuestro país la leche no se vende, sino que se entrega por una falta de definición del bien transable en el sentido de mercado. Siempre comparando las condiciones de leche y soja, García Maritano concreta que “si la soja fuera una cosa para Dreyfus y otra para AGD, no existiría el mercado definido actual, porque no habría un bien transable concreto que pueda generar precios de referencia, que va más allá de las fluctuaciones, pero que aporta información valedera y consistente para comerciar”.
“Hay que entender a un mercado como a una serie de reglas mercadotécnicas que generen transparencia e información relevante para la toma de decisiones. En ese sentido la lechería está en cero, siendo eso parte importante de las causas por las que vivimos estos ciclos recurrentes de crisis, porque el que tiene posición de mercado a favor, la utiliza”. García Maritano plantea que la informalidad y fluctuación entre tamberos e industrias, también se da en la cadena hacia arriba entre industria y comercialización, porque “la leche que dice comprar la industria no tiene asegurado el dinero para pagarla hasta que no se vendan los productos. Es una cadena que va para atrás y como no hay reglas de juego, el que puede se acolchona siempre en el más débil, el comercio en la industria y la industria en el tambero, pero siempre el perjuicio mayor se lo queda el productor”.
Hay trabajos concretos sobre la posibilidad de dar un marco comercial a la actividad, donde se plantee el bien transable definido, el precio cierto, con consentimiento y arbitraje para dar lugar a un mercado bien reglado.
La Bolsa de Comercio de Rosario “es una entidad que prestó oído a esta demanda de los productores sobre la necesidad de un arbitraje en la transacción de leche, como sucede con los granos”, comentó García Maritano a LA OPINION, sobre la iniciativa de trabajar para poder arbitrar en la base de un contrato entre producción e industria, oponible a terceros que aclare las operaciones y permita generar referencias en la cotización de la materia prima. Este intento debe consensuar instancias iniciales para poder tener avance posterior en lo que hace a precios.
Sin embargo, en la provincia se debería estar trabajando para perfeccionar el Decreto Binner, aquel que en septiembre de 2009 generó cierto ordenamiento sectorial, que incluso había iniciado un precio y calidad de referencia hoy algo olvidado por el Ministerio de la Producción de la provincia de Santa Fe.
Los contratos de la lechería no pueden ser más orales, tienen que estar escritos y formalizados, para que a partir de eso se permita obtener un precio de referencia y recién en ese momento englobar en este formato al mercado lechero por completo.
“No se puede armar una cadena comercial, pensar en ese tipo de estructuras macro, cuando el punto de encuentro inicial de la transacción no funciona. El conflicto está en que no se lo que estoy vendiendo, no saben lo que me están comprando, no se cuánto me están pagando, no se puede saber qué es lo que me van a pagar, se generan todos los problemas de coordinación que generan mayores costos”, apunta García Maritano.
GRUPOS LECHEROS
“En esta situación donde no hay reglas de juego, el estar agrupado da algunas ventajas”, apuntó el especialista que compartió en la charla las experiencias de grupos, como es el caso de algunos del Departamento Las Colonias, donde esa negociación en bloque mejora los resultados individuales. Sin embargo, en el momento que se consiga un precio referible y las reglas sean estandarizadas para todos, va a ser lo mismo salir a vender 20 mil litros de leche que mil, como una vez más muestra la soja, donde los más grandes no compiten con los chicos, mientras tanto cumplan con los estándares de calidad.
Esto se demuestra en mercados como Chile, Uruguay, Brasil, Estados Unidos e incluso Nueva Zelandia.
Son los productores los que comenzaron a pensar en este ordenamiento, sobre todo después del último conflicto y eso se percibe en el interés y la asistencia dada anoche. “Si no nos damos cuenta cómo estamos transaccionando, no nos asombremos de lo que nos pasa”, sostiene García Maritano sobre la consignación que se hace de la leche, pero sin arbitraje posible, con lo cual las subas y bajas que se plantean en el mercado en si, nunca se traducen en beneficios concretos para la producción primaria, que es donde se ajusta siempre. El contrato debe pasar de la palabra a las letras, porque hay mucho capital en juego en el tambo, simplemente para que se aclare la actividad y el pacto de entrega, así como de pago.
La liquidación única no funciona como debería, como se pensó, no hay análisis del total de las muestras, se sigue pagando por litro, las calidades son poco reconocidas y esto también retrasa el avance tan buscado.
Eduardo García Maritano vuelve a ejemplificar con los granos, en el caso de los cultivos alternativos, de garbanzo y arvejas, por ejemplo, sucede lo mismo que con la leche, no hay precios de referencia, no hay contratos, tampoco arbitraje, eso es lo que deteriora a la actividad. Pero el paternalismo de la lechería hace que ese sometimiento tenga a esta altura de desarrollo, de capacidad productiva y de necesidad de los productos, que transformarse en una actividad comercial formal, donde los riesgos se asuman conjuntamente y con proyecciones de números que permitan balancear las fluctuaciones lógicas de la oferta y la demanda y en concreto sostengan a todos los productores.
“Si se cumplieran todas las leyes que están vigentes, más allá de tener o no una ley de lechería, la actividad funcionaría muy bien y ordenada”, desde el Código Civil y Comercial, hasta incluso la mediación que la justicia tiene que hacer en estos temas, más allá del Ejecutivo.
Por Elida Thiery (redacción LA OPINION)

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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