El precio por litro baja 40 centavos, hasta los 2,60 pesos. La cotización internacional trepó 10,9%.
Por Elida Thiery. La lechería argentina sigue en el mayor declive de la última década.
Se venía rumoreando y en las últimas horas se confirmó que de manera generalizada las bajas en la materia prima pagada al productor serán de 40 centavos por litro, muy lejos de aquellas dudas de recortes de 15 centavos que se estimaban, llevando en nuestra cuenca y en las otras principales del país, de la mano de las empresas más importantes, hecho al que se suman las pymes con más justificación, a los 2,60 por litro. Estos eran los números que abrumaban a los tamberos desde fines de abril (La Sibila hablaba en ese momento de 2,50 pesos por litro y eso es lo que pagará en los próximos días), con la llegada de una primavera triste para la lechería nacional, que viene de salir de inundaciones, aunque en algunas zonas el fenómeno es reciente, pero que no se puede permitir el hecho de tener cifras récord de procesamiento de leche, porque ello hace colapsar al mercado.
Es para remarcar que esta administración nacional sigue negando de manera constante y caprichosa la crisis sectorial, que no comprende que no se puede basar el negocio lechero sólo en el mercado local, que por consumo de más de 210 litros por año y por persona, sumado a los altos precios de los lácteos le ponen claro límite a la cuestión y que es la exportación la única que puede salvar la ecuación. Eso sí, con un manejo claro y mejorado del actual, donde la falta de ritmo en la entrega de permisos de exportación ha hecho de los compromisos fracasos constantes, entre los cuales sólo se sostiene el vínculo de SanCor con Venezuela (6.032 toneladas a un promedio ponderado de 4285 u$s/tonelada), con lo que se logró mantener el precio a la producción desde hace tres meses como único ejemplo en el sector.
Es muy difícil para un sector dividido, desde las grandes industrias que tienen cada una la mirada apuntada a un segmento diverso, las pymes, pero también para la representación de los tamberos tirar hacia un mismo lado, más allá de la falta de consenso entre partes, la intención de seguir segmentando en todos los niveles a la lechería, que se puso de manifiesto en toda esta gestión de Gobierno. Hay un importante número de entidades que vienen desde hace años probando alternativas para generar diálogo y consenso, de todas las formas posibles y siguen sin lograrlo, con lo cual la única alternativa viable es la de promover un sutil equilibrio entre escuchar, reclamar y soportar, hasta que llegue quien imponga nuevas reglas, que deberán obligatoriamente ser muy diferentes para poder superar este tipo de crisis que tienen momentos de más impedimentos, pero que llevan años de vigencia.
Tomando los datos del sitio ValorSoja, el valor FOB de la leche en polvo entera sigue derrumbándose, con un 47 por ciento por debajo del precio registrado un año atrás.
Las exportaciones argentinas de leche en polvo entera a granel declaradas en agosto pasado (sin considerar las colocaciones realizadas en Venezuela cuyos valores presentan factores ajenos a cuestiones propias del mercado) fueron de 4.361 toneladas a un valor promedio ponderado de 2015 u$s/tonelada, destinándose el 47% y 41% del volumen declarado a Brasil y Argelia, respectivamente. El valor FOB más bajo registrado el mes pasado corresponde a una partida de 600 toneladas de la empresa Verónica con destino a Brasil por apenas 1.528 u$s/tonelada. En agosto de 2014 se habían declarado ventas externas por 5.633 toneladas a un precio promedio de 3.805 u$s/tonelada. De todo este balance se desprende que con toneladas a 2.015 dólares, el precio al productor llegaría a los 2,20 $/litro, en caso de utilizarse toda la materia prima para el secado, como ejemplo.
El impacto lógico del mercado global golpea fuertemente a la Argentina porque en tiempos de buenos precios, jamás pudieron los productores hacer un colchón de reservas, pero tampoco lo hizo el Gobierno, a pesar de haber hecho quitas del estilo del precio de corte, cuando desapareció un fondo de más de cien millones de dólares, derivados del «precio de corte», aquella retención de dos mil dólares por tonelada que se hacía cuando la cotización internacional estaba en cinco mil dólares la tonelada, con lo cual ni siquiera se llegaron a pagar las compensaciones de 2008 y 2009.
Pero la pelea es mucha y la dan los representantes de las entidades, que siguen teniendo la paciencia de sentarse a explicar cada dos semanas la importancia de generar un fondo anticíclico, para poder atajar esta crisis que se lleva puesta a gran parte de la producción y la industria nacional, que ni siquiera con el soporte de fondos internacionales puede generar alternativas viables de salida para el caso.
Larga espera
De aquel anuncio original de las compensaciones en la salida del verano, que se pagaron tarde y alcanzaron a pocos, se añadió hace algo más de un mes el anuncio para el sector de la extensión por tres meses más del beneficio de 30 centavos por litro, que luego mutó a la confirmación confusa hecha por la propia Presidente de la Nación y con publicación en el Boletín Oficial mediante, terminaba de corroborar una aplicación mensual. A ésto se sumó hace dos semanas el propio Kicillof, actual vocero del Ministerio de Agricultura, para aclarar que el beneficio era para los productores de hasta seis mil litros diarios, pero sobre la fecha de cierre de las inscripciones en una suerte de padrón virtual en el sitio de la Secretaría de Comercio Interior. Ahora hay tiempo hasta el domingo para cargar las liquidaciones de junio, para poder así acceder a esta colaboración estatal, que no hace más que hacerles perder un poco menos a los tamberos. El dato saliente es la fecha de cobro. Será recién el miércoles 30 de setiembre que los productores lleguen a cobrar el beneficio que representa 1.800 pesos por día y llegaría a un total de 54 mil pesos, para quienes hayan hecho todos los deberes sobre el límite productivo habilitado, pero que no hará más que llegar para cumplir con obligaciones de pago demoradas, en empresas tamberas que están acogotadas por temporadas extensas de ajustes, que hacen que mes a mes sean varios los que decidan abandonar por el agobio de los incumplimientos y la asfixia de una actividad que requiere de pasión, esfuerzo, regularidad, pero que debe tener como contrapartida algo de ganancia para seguir motivándose en cada jornada a seguir adelante.
Claro que para esperar definiciones sobre la leche de julio y agosto, la espera deberá llegar más allá de las elecciones nacionales; y seguramente de los resultados dependerán mucho las decisiones concluyentes.
El GDT con mejoras
La buena noticia de ayer es que en la subasta electrónica de la cooperativa neocelandesa Fonterra, las cotizaciones de productos tuvieron un impulso del 10,9 por ciento en positivo.
Con una oferta de leche en polvo que representó la mitad de la que se había dado hace un año y con 166 oferentes para 35.865 toneladas vendidas, que son las que dan los parámetros de cotización, los precios llegaron a rozar el 15 por ciento de las alzas, sin embargo los analistas del mercado aseguran que es muy pronto para considerar el inicio de la recuperación real de los precios, teniendo en cuenta que se viene de una seguidilla de diez subastas consecutivas en baja, aunque el alivio fue palpable a partir del cierre del evento número 147.
Lo único que bajó ayer fue la lactosa con cuatro por ciento, a 483 dólares. Las subas se dieron de forma escalonada y ascendente con el queso Cheddar en 4,7 por ciento (2.913 dólares), caseína 6,3 puntos (5.779), manteca con 8,1 por ciento (2.746 dólares), la leche descremada en polvo y la grasa anhídrida subieron 11,7 por ciento (1.698 y 3.029, respectivamente). Por su parte, la leche entera en polvo trepó 12,1, superando una barrera fuerte con 2.078 dólares, superando así más de 500 dólares de desventaja en el transcurso de los últimos tres eventos. Finalmente, la manteca en polvo subió 30 puntos porcentuales, con una cotización de 1.829 dólares por tonelada.
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