#Argentina: La empresa Kraft vuelve a recortar personal y resurgen las amenazas de paro

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La decisión de la multinacional de reducir 100 puestos de trabajo reavivó los fantasmas del 2009, cuando hubo 150 despidos. La comisión interna realizó cortes y ahora prepara un paro. El «turno americano» y los contratos temporales, en el centro de la discusiónDespués de que el año pasado dividiera sus negocios a nivel mundial y anunciara despidos masivos en norteamérica, la multinacional Kraft Foods -ahora denominada Mondelez International- inició un proceso de cambios en su filial de la Argentina, conocida por fabricar las galletitas Oreo y los chocolates Milka, y puso en marcha el recorte de 100 fuentes de trabajo.
El plan llevado adelante por la nueva gerencia afectó por el momento a 9 trabajadores cuyos contratos no fueron renovados y contempla la caída de otros 90 puestos en la principal planta que tiene la compañía, en General Pacheco, provincia de Buenos Aires. El año pasado ya había sido el turno de la fábrica que posee en Villa Mercedes, San Luis, donde se redujeron 45 puestos de trabajo, según fuentes de la empresa.
Si bien la firma asegura que hasta ahora no realizó «ningún despido» de planta permanente, los trabajadores de la ex Terrabusi lanzaron la semana pasada dos cortes de calles y anunciaron que evalúan realizar movilizaciones y un paro total en la fábrica de zona norte, en caso de que no reincorporen a los cesanteados.
«Vamos a seguir con movilizaciones y cortes esta semana, y preparar un paro total de planta para los próximos días, si no reincorporan a los despedidos y frenan estas medidas», dijo a iProfesional, el dirigente de la comisión interna, Javier Hermosilla, quien aseguró que, aunque la compañía se había comprometido a efectivizar a los contratados, ahora comenzó a realizar nuevas entrevistas de trabajo.
Actualmente la empresa opera en tres turnos de trabajo y según sus directivos trabaja a «pleno empleo» en todas sus plantas. Ante el aumento de la producción, contrató empleados entre enero y marzo para cubrir vacantes por tres meses. Este mes vencieron 9 contratos del turno mañana y a partir de las próximas semanas se prevé que concluyan los restantes que en total suman un centenar.
«Un grupo de trabajadores fue contratado a término y culminó el plazo previsto del acuerdo. Dicha contratación se efectuó cumpliendo estrictamente con la normativa y la legislación laboral en vigor», explicó la firma, sin precisar la cantidad de contratos que dieron por concluidos.
La contratación en forma temporal es una práctica extendida en muchas ramas de la industria, con el fin de alcanzar objetivos de producción atados a la demanda y la estacionalidad.
Pero dentro de la planta de Pacheco afirman que esta modalidad de empleo generó un aumento de la carga de tareas y que esconde un «fraude laboral». Este consistiría en renovar en forma permanente a un sector del personal para evitar que pase a integrar las filas de los efectivos y mantener así una plantilla ajustada ante eventuales caídas de la producción. Por ello, reclaman la efectivización de todo el personal contratado.
La demanda es similar a la sostenida por los empleados de la fábrica de chocolates Felfort, del mediático Ricardo Fort, quienes tomaron el jueves pasado la planta situada en el barrio porteño de Almagro, para exigir el pase a planta de los tercerizados por agencia, un adicional salarial y rechazar los descuentos por paro.
Reestructuración global
Con un ingreso de u$s36.000 millones por año y presencia en 100 países, el gigante de la alimentación es el primer fabricante de galletitas, tras comprar el negocio a Danon en 2008, y de caramelos, desde que absorbió a Cadbury en 2010. En chicles y chocolates, en tanto, ocupa el segundo puesto en el ranking.
En octubre pasado, como parte de su reestructuración global, anunció el cambio paulatino de la marca en sus productos por Mondelez International (Mundo Delicioso) para diferenciar sus mercados, el de los alimentos en norteamérica -donde conserva el nombre Kraft Foods- y el de los snacks en el mundo, que han experimentado un fuerte crecimiento sobre todo en los mercados emergentes.
La división de negocios, decidida con el propósito de incrementar la competitividad y eficiencia, repercutió primero en Estados Unidos y Canadá. La compañía anunció el cierre de oficinas en New York y Nueva Jersey, para relocalizarlas en Chicago, y el despido de 1.600 empleados del sector ventas en ambos países. Para fines de este año, tiene previsto además cerrar su centro de gestión en Illinois.
En este escenario, el Presidente de Mondelēz International para el Conosur, Juan Garibaldi, aseguró a fines del año pasado que la separación corporativa no tendría consecuencias sobre su filial de la Argentina. Allí la firma tiene su base para gestionar las operaciones regionales y emplea a más de 4.800 personas en cuatro plantas, tres ubicadas en la provincia de Buenos Aires -Pacheco, Victoria y Tres Arroyos-, y una en Villa Mercedes, San Luis.
«Este cambio no afectará de manera alguna nuestra operación local, que se mantendrá tal cual la conocimos hasta ahora», sostuvo.
Sin embargo, los trabajadores sostienen que las cosas ya no son como antes. En Pacheco, donde se fabrican galletitas, pastas y chocolates, se creó un nuevo departamento de reducción de gastos y la gerencia de planta, que pasó a ser ocupada por Carlos Barbaglia, comenzó a dar de baja los contratos temporales que antes eran renovados o efectivizados, mientras la producción va en aumento.
«Los contratos se pusieron en marcha para cumplir necesidades puntuales por un plazo determinado y se sabe el día que uno ingresa y el día que se va. Es una figura bastante común en el mundo del trabajo para cubrir por ejemplo las ausencias por vacaciones», explicó a este medio el director de asuntos corporativos y gubernamentales de Mondelez International, Pedro lopez Matheu.
Conflictividad
La conflictividad en Mondelez no es un fenómeno aislado sino que se enmarca en el surgimiento incipiente de comisiones internas rebeldes al interior de la industria, en especial en la alimentación, donde el año pasado la oposición a la conducción del sindicato obtuvo un 40% de los votos en las elecciones de capital y buenos aires.
En los últimos años, el avance de este nuevo sindicalismo se vio reflejado en las paritarias, en las que los reclamos de este sector forzó al gremio de Rodolfo Daer a pedir aumentos bastante superiores a la pauta salarial del Gobierno.
Ahora piden un incremento del 35% pero además apuntan los cañones a las condiciones de trabajo.
Por un salario promedio de 6.000 pesos, las cuadrillas de operarios de la planta de Pacheco pueden llegar a trabajar 12 horas por día durante 6 y hasta 7 días a la semana. Un sistema que es conocido en la industria como «turno americano».
A su vez, la creciente automatización de las líneas aceleró los ritmos y permitió que las cintas que antes transportaban 30 galletitas por minuto, ahora trasladen 38. El resultado es que se produce más con una menor cantidad de brazos.
Los empleados se quejan de que se les hinchan los brazos y terminan la jornada con la espalda dolorida. La comisión interna estima que unos 200 padecen enfermedades crónicas como tendinitis de mano y brazo, hernias de disco y túnel carpiano. Las causas de estas dolencias serían el trabajo repetitivo, la extensión de la jornada y los intensos ritmos de trabajo, que provocarían, entre otros efectos, el elevado nivel de ausentismo en el turno noche. Pero el departamento médico de la empresa lo niega.
«Hay mucha producción y falta personal. El nuevo gerente quiere hacer lo que hacen en todas las fábricas. No vamos a permitir que cambie los usos y costumbres que figuran en la ley de contrato de trabajo», advirtieron desde la comisión interna.
La última vez que Mondelez se desprendió de una cantidad importante de personal fue en 2009, cuando despidió a 150 trabajadores, incluida la comisión interna, tras realizar un paro en reclamo de medidas de salubridad e higiene por la pandemia de gripe A.
Lo que había comenzado como un reclamo laboral aislado rápidamente tomó alcance nacional, hasta motivar la intervención de la embajada norteamericana en respaldo de la multinacional, perteneciente al reconocido inversor global Warren Buffet. Pero luego de un mes de paro y ocupar la planta, los empleados fueron desalojados por la fuerza pública y el Ministerio de Trabajo obligó a la firma a reincorporar a 60 de los cesanteados.
«Había que construir un acuerdo que preservara los puestos porque lo que estaba en juego era un fuerte proceso de reducción de personal, la implementación del turno americano, eliminar el turno noche (700 despidos) y aumentar los ritmos productivos», señaló en aquel entonces el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.
Desde entonces, la firma incrementó las inversiones por un total de 100 millones de dólares, lo que le permitió automatizar las líneas de las galletitas Oreo, Pepito y Cerealitas, lanzar nuevos productos como las Pocket Oreo y el clásico alfajor Souchard, y aumentar la capacidad de producción.
Pese a que la actividad de la industria de alimentos y bebidas en la Argentina registró en enero del 2013 una caída interanual del 7,7%, la sexta caída interanual consecutiva, la empresa mantiene buenas perspectivas para este año.
De acuerdo con los datos de la COPAL, mientras panadería, galletería y pastas aumentaron en enero 16,1% interanual, azúcar y golosinas cayeron 7,1%, y cacao y chocolates se desplomaron un 33,1 por ciento.
http://www.iprofesional.com

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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