La compulsa tendrá una base de u$s 1 millón y quedará para quien realice la mejor oferta económica. En los tres años anteriores que se realizó este proceso no hubo candidatos.
Los activos de lo que alguna vez fue la planta de Parmalat en la Argentina, en Chascomús, volverán a salir a la venta al mejor postor, una instancia que se abrirá por cuarta vez.
Luego de que en las tres oportunidades anteriores se presentaran varios interesados por el predio en 2011, 2012 y 2013, aunque llegado el momento ninguno de ellos realizó una oferta concreta, ahora se cambiará la modalidad.
Mientras que en los casos anteriores el proceso de venta se realizó bajo el formato de licitación es decir que los interesados debían presentar sus ofertas, ahora se hará por primera vez como subasta al mejor postor, por lo que una sola oferta que supere la base de u$s 1 millón será suficiente para cerrar la operación.
Leandro Gutiérrez, uno de los martilleros que estará al frente de esta instancia, explicó a El Cronista que el cambio de estrategia se determinó luego de que fracasaran los procesos anteriores.
La subasta se realizará el 28 de agosto próximo, y allí se deberán presentar los candidatos a quedarse con la ex Parmalat.
Según consta en el edicto judicial correspondiente a este proceso, y que presentó el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N´ 25, que tiene a su cargo el proceso de quiebra de la compañía, el pack de activos que saldrá a subasta incluye las 58 hectáreas de superficie (dentro de los cuales se encuentran 15.000 m2 cubiertos), las maquinarias, instalaciones, equipos y viviendas, entre otros.
Al tratarse de una planta que hace ya varios años que no entra en funcionamiento, las dudas sobre el interés que el lugar puede presentar para inversores cercanos a la industria láctea son fuertes, pese a la presión que desde hace tiempo ejerce la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (Atilra) para que la planta se vuelva a poner de pie.
Para los ex empleados de la lechera el éxito que tenga la venta de estos bienes no es menor. Muchos de ellos cobraron apenas una parte de la indemnización correspondiente, por lo que actualmente son los principales acreedores de la fallida compañía.
Lo que sí había corrido con mejor suerte en la última licitación fueron las marcas Sandy, Yogurbelt, Saavedra y Lactona, que fueron adquiridas por Baggio y La Serenísima. Algunas de estas etiquetas todavía no volvieron al mercado.
Además, en 2009 un grupo de inversores chinos, junto con socios de la Cámara de Autoservicios y Supermercados Propiedad de Residentes Chinos de la República Argentina (Casrech), pagaron $ 7 millones y se quedaron con la marca Gándara.
Previamente se habían rematado otras ocho fábricas, entre las cuales se encontraban las de Pilar, Carapachay y Chubut.
Los problemas de Parmalat comenzaron en 2004. Por aquel entonces, un grupo empresario liderado por Sergio Taselli compró Parmalat que rebautizó a la firma como Compañía Láctea Argentina, pero el proceso de inversiones prometido jamás se concretó, y la firma se presentó en concurso de acreedores tras alcanzar una deuda de 230 millones millones de pesos.
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