Como consecuencia del olvido de la administración Bonfatti, ahora De la Sota quiere sumar con los tamberos.
Se acaba de cumplir un año de la última crisis gremial tambera. Millones de litros se perdieron y otros más quedaron en el olvido por la falta de respuestas. Será la industria, el gobierno nacional, los productores, pero también la administración provincial la que deba comenzar a evaluar el costo real de esta quietud.
Salvo el comercio ni tamberos ni industriales pasan por su mejor momento. ¿Se paga más al productor?, si, pero arriba de 2,05 pesos por litros se diluyen en elevados costos, se van en plazos de pago sobre deudas que se estiran al máximo.
Los productores se sienten engañados, primero por un Subsecretario de Lechería que salvó su lugar con la firma de un acuerdo entre cámaras amigas que no pudo cumplir en lo más mínimo. Escondió el estudio de competitividad que lo volvía a poner en jaque y le daba la razón a las protestas y decidió enmudecer la escasa acción de los últimos años. No hay políticas agropecuarias y mucho menos lecheras; y aunque intente reflotar y reexplicar la liquidación única, lo cierto es que la leche se sigue pagando por cantidad y no calidad. La lechería sigue igual que siempre.
Sin embargo, todo esto parece inevitable, porque no hubo logro alguno del segmento creado en los últimos años dentro del Ministerio de Agricultura.
Pero un aspecto que preocupa más aún a los tamberos de Santa Fe es la falta de reacción del Gobierno provincial ante una iniciativa que no le cuesta más que voluntad.
En las últimas horas se conoció un comunicado de Confederaciones Rurales de Santa Fe, en el que textualmente se expresó. “El Gobierno provincial de Santa Fe demora el tratamiento y puesta en marcha de las propuestas presentadas hace casi un año por las entidades gremiales que son, la actualización y puesta en marcha del Decreto 1532/09 (Binner), la promoción de la formalización de la relación contractual industria-producción, la diferenciación de productos lácteos (en especial para empresas PyMEs); y las acciones para dotar de capacidad de exportación a las empresas que hoy no la tienen y la capacidad de ampliarla a aquellas que la tienen colmada. Generando productos diferenciados con valor agregado.
Este freno que quizá en algún momento pueda explicar el secretario del Sistema Agropecuario, Agroalimentario y Biocombustibles, Luis Contigiani, que es quien estaba a cargo de las gestiones por el Plan Lechero Santafesino, tiene una consecuencia tan directa como efectiva.
LA OPINION pudo saber que en la jornada de ayer se llevó a cabo en Córdoba Ciudad un encuentro de entidades productivas para mudar el proyecto que Santa Fe quiere dejar caer en silencio.
Una idea de las instituciones de la producción, posible y sin costos directos para los estados, ya comienza a virar hacia el oeste.
En el encuentro estuvieron todas las entidades lecheras de la Región Centro, no kirchneristas por supuesto, como Caproler, Fecet, Plassaco, FAA, Coninagro y Carsfe, entre otras las que aprobaron ayer la intención de transformar al santafesino en el Plan Lechero Cordobés. El motivo, sencillo, la inacción de la administración Bonfatti. Se habló de formalizar las transacciones, de hacer los contratos, que de alguna forma la Bolsa de Comercio de Rosario comenzó a desarrollar, pero con poco empuje oficial provincial que es necesario. Además aumentar la capacidad de diferenciación de las PyMEs en cuanto a la leche funcional y del mismo modo poder darles a las industrias más pequeñas la capacidad de exportación.
Esto no queda en una cuestión de voluntades y buenos deseos sino que en la mañana del martes estos mismos representantes se reunirán nuevamente en el centro del país con el Ministro de la Producción cordobés, a quien le darán más detalles de un proyecto que él ya conoce y tiene avidez de desarrollar, sin descartarse la presencia en el encuentro de una autoridad mayor.
Quizá en tiempos políticos la sagacidad debería agudizarse en circunstancias electorales, simplemente por la ecuación que hacen todos los candidatos, gobiernos y partidos, pero parece que en esta tierra litoraleña los cálculos se hacen bien sólo para algunas cuestiones personales y no para los beneficios generales, mucho menos de uno de los sectores más vapuleados en las últimas décadas, que a pesar de todo no se rinde.
Por Elida Thiery
LA OPINION